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El tsunami, la solidaridad y la construcción social del conocimiento en enfermería

EDITORIAL

El tsunami, la solidaridad y la construcción social del conocimiento en enfermería

Emiko Yoshikawa EgryI

IProfesora Titular del Departamento de Enfermería en Salud Colectiva de la Escuela de Enfermería de la Universidad de São Paulo. Directora del Centro de Investigación en Enfermería de la Asociación Brasileña de Enfermería - CEPEN/ABEn, Gestión 2010 2013. Editora científica de la REEUSP. São Paulo, SP, Brasil. emiyegry@usp.br

En el día once de marzo del presente año, el mundo asistió atónito a uno de los eventos naturales más devastadores de los que se tenga noticia: el terremoto en escala altísima seguido por un tsunami devastador que arrasó ciudades enteras del noroeste de Japón. Lo que sucedió a continuación fue motivo de mucha aprensión, pues las plantas atómicas de la región habían resultado dañadas también, trayendo más sufrimiento a la población que ya había perdido a muchos de sus seres queridos y casi todas sus pertenencias.

Lo que más llamó la atención de la comunidad internacional, más allá de la inmensidad de la catástrofe y de la insignificancia del ser humano ante la fuerza de la naturaleza, fue la solidaridad que los sobrevivientes demostraron en respeto a los otros.

La Monja Coen, que fue educada en el oficio en Japón, escribió acerca de esto, con propiedad, y el mensaje fue leído en uno de los eventos promovidos en San Pablo, Capital, por los nikeis brasileños con la finalidad de apoyar a las víctimas. En ese mensaje, ella decía, entre otras cosas, que: Cuando tenemos humildad y respeto pensemos en los otros, en sus sentimientos y necesidades. Cuando cuidamos de la vida como un todo, somos cuidadas y respetadas. Lo opuesto no es verdadero: si pienso primero en mí y sólo cuido de mí, perderé. Cada uno de nosotros, cada una de nosotros es la manifestación del todo.

La solidaridad, el respeto, la sociabilidad, la fraternidad, la compasión y la paciencia que vencieron al sufrimiento, a la tristeza, a la incertidumbre y a la privación, me tocaron profundamente y me hicieron pensar en cómo esos atributos propiamente humanos podrían también ser valorizados y mantenidos en otras situaciones de la vida, poro ejemplo, al enfrentarnos, nosotros los investigadores de Enfermería, a las vicisitudes de un mundo altamente competitivo y desigual tal cual es el de la producción científica. Hoy, con el rankeado de los periódicos, lo más exigido son los resultados, no importan los procesos; vale más la cantidad que la densidad y la profundidad en lo que hace a la calidad de las publicaciones; se valoriza más el liderazgo que irrumpe desde la casualidad que los que trabajan continua e incesantemente con sus pares. Lo menos valorado es seguir caminos que no siempre son fáciles y rápidos, pero que buscan de verdad comprender la naturaleza y la razón de ser de la producción del conocimiento en Enfermería, erróneamente restricto a la investigación en Enfermería.

No tengo duda alguna acerca de estos dos aspectos, la naturaleza y la razón. La primera es la búsqueda incesante para comprender y al mismo tiempo posibilitar la optimización del recorte del objeto a la luz de teorías, desarrollar nuestros instrumentos de procesos de trabajo, o de atención, o gerenciales, o educativos y su finalidad esencial de buscar respuestas a los problemas que son reales, que pueden mejorar la calidad de vida y salud de la población de los territorios, tan desigualmente distribuidas en término de condiciones objetivas de reproducción y producción social. Podemos (y debemos) también ver de cerca y equiparar las profundas desigualdades entre los trabajadores de enfermería y entre las categorías profesionales. La segunda - la razón - tiene que ver con las necesidades intrínsecas de perfeccionamiento y profundización teórica, que en las ciencias de la enfermería - sí, en plural, pues hay varias maneras de hacer ciencia, con diferencias epistemológicas y paradigmáticas importantes y no miscibles - a la par de otras maneras de buscar el conocimiento y, en ese caso, tal vez en la Enfermería, las ciencias operen en consonancia con el arte, materia poco explorada por los investigadores y filósofos de la enfermería brasileña.

En Brasil, como en muchas partes del mundo, la enfermería es femenina, y por dicha causa acarrea una episteme singular, además de tener prácticas singulares en los procesos de trabajo y en las dimensiones ético-políticas que hacen que el ser humano movilice las demás dimensiones de las competencias profesionales: el saber-saber y el saber-hacer.

Producir conocimiento, por lo tanto, es un acto político, así como lo fue el de los sobrevivientes del tsunami: intenta la explicitación de los deseos y de las voluntades, canalizados para la construcción de una ciudadanía solidaria y digna. No hay ciudadanía y dignidad en la producción de conocimiento, podría decirse en cualquier área, pero apunto a la Enfermería; sin el correspondiente valor de solidaridad, autonomía, emancipación y libertad: no del ser individual, sino del ser que, colectiva y socialmente, genera la vida, el trabajo, la salud y la investigación, entre tantas otras cosas que vive la humanidad.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    25 Nov 2011
  • Fecha del número
    Ago 2011
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