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Chile y la globalización: una dependencia potencialmente peligrosa

Chile and globalization: a potentially dangerous dependence

Resúmenes

Este ensayo tiene varios propósitos. Primero, discutir el concepto de globalización en sus diferentes acepciones, particularmente, la económica, la política y la cultural. En segundo lugar, intenta tratar de describir y demostrar el enorme grado de dependencia que Chile tiene del actual proceso globalizador. En tercer término, se trata de señalar que la actual globalización, es un proceso similar al que ha ocurrido en otras épocas de la historia. Especialmente se comenta en detalle el análisis del profesor Ferguson quien compara la actual globalización con la que ocurrió a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Se concluye que el actual proceso de globalización es tan volátil, inestable y peligroso como fue la globalización decimonónica. Se concluye también indicando que es altamente probable que el actual proceso globalizador, termine en forma similar a como terminó la globalización 1870-1914. Finalmente se argumenta que debido a que Chile está geográficamente ubicado en la parte más austral del hemisferio sur, es probable que el país salga relativamente intacto de la conflagración que se avecina.

globalización; Chile; gobierno mundial; cultura planetaria


This article begins by discussing the different meanings of globalization, especially the economic, political and social ones. It then describes how Chile is greatly dependent on the current globalization process, as well as points out that this process is similar to others that have taken place in other times in history. It discusses in detail professor Ferguson's analysis comparing the current globalization with the one that occurred at the end of the 19th century and the beginning of the 20th. The article concludes that the current process is as volatile, unstable and dangerous as that of the 19th century, and that it is highly probable that it will end as that of 1870-1914. It also argues that since Chile is on the southernmost part of the southern hemisphere, it will be relatively preserved from the oncoming conflagration.

globalization; Chile; world government; planetary culture


ARTIGOS

Chile y la globalización: una dependencia potencialmente peligrosa

Chile and globalization: a potentially dangerous dependence

Fernando Duque

Administrador público, postítulo en administración hospitalaria, Universidad de Chile; maestría en ciencias políticas; doctorado en relaciones internacionales; PhD en ciencias políticas pela Universidad de California; profesor titular de ciencia política en la Universidad de Los Lagos, campus Chinquihue. Dirección: Pasaje Nueva Cuatro, 300, Terrazas de Angelmó, Puerto Montt, Chile. E-mail: fduque@surnet.cl

RESUMEN

Este ensayo tiene varios propósitos. Primero, discutir el concepto de globalización en sus diferentes acepciones, particularmente, la económica, la política y la cultural. En segundo lugar, intenta tratar de describir y demostrar el enorme grado de dependencia que Chile tiene del actual proceso globalizador. En tercer término, se trata de señalar que la actual globalización, es un proceso similar al que ha ocurrido en otras épocas de la historia. Especialmente se comenta en detalle el análisis del profesor Ferguson quien compara la actual globalización con la que ocurrió a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Se concluye que el actual proceso de globalización es tan volátil, inestable y peligroso como fue la globalización decimonónica. Se concluye también indicando que es altamente probable que el actual proceso globalizador, termine en forma similar a como terminó la globalización 1870-1914. Finalmente se argumenta que debido a que Chile está geográficamente ubicado en la parte más austral del hemisferio sur, es probable que el país salga relativamente intacto de la conflagración que se avecina.

Palabras claves: globalización; Chile; gobierno mundial; cultura planetaria.

ABSTRACT

This article begins by discussing the different meanings of globalization, especially the economic, political and social ones. It then describes how Chile is greatly dependent on the current globalization process, as well as points out that this process is similar to others that have taken place in other times in history. It discusses in detail professor Ferguson's analysis comparing the current globalization with the one that occurred at the end of the 19th century and the beginning of the 20th. The article concludes that the current process is as volatile, unstable and dangerous as that of the 19th century, and that it is highly probable that it will end as that of 1870-1914. It also argues that since Chile is on the southernmost part of the southern hemisphere, it will be relatively preserved from the oncoming conflagration.

Key words: globalization; Chile; world government; planetary culture.

El concepto relacionado con la globalización es un término relativamente ambiguo que tiene varias connotaciones. Desde un punto de vista económico, la globalización normalmente se entiende como un proceso que, a largo plazo, pretende la transformación de los mercados estatales o regionales, relativamente autárquicos, en un solo y único mercado global. Es decir, las barreras aduaneras entre Estados desaparecen. Las mercancías, los capitales, la tecnología y la mano de obra circulan libremente dentro de un ambiente económico abierto que comprende a todo el globo. En otras palabras, el ambiente económico reducido, estrecho y también autárquico, propio del mercado estatal protegido, se transforma en un ambiente económico general y global; donde no hay protecciones aduaneras o protecciones legales y tampoco existen subsidios de ninguna naturaleza. Se trata de crear una competencia perfecta entre productores y consumidores globales. Los factores de la producción circulan libremente y con rapidez desde un punto al otro del planeta. De esta manera, los capitales, la tecnología y los trabajadores se desplazan libremente hacia los diferentes sitios de la tierra donde puedan ser utilizados con la máxima eficiencia y productividad.

Desde un punto de vista cultural, la globalización se entiende como un proceso que pretende, a largo plazo, la creación y desarrollo de una cultura planetaria uniforme para todos los habitantes de la tierra. Es decir, un solo set de valores y un solo idioma para transmitir estos valores. En otras pala-bras, se ha producido un proceso de homogenización y todos, o la gran mayo-ría de los seres humanos, comparten un sistema de costumbres, creencias y prácticas civilizacionales, relativamente uniforme. Consumen productos similares, producen con una tecnología relativamente parecida y uniforme y se entienden mediante un idioma común. Las distintas culturas se mezclan en un crisol civilizacional donde nace una imagen (imago mundi) común para toda la raza humana. Nace así la civilización universal, que en lo económico tiene valores, prácticas, costumbres y motivaciones favorables al capitalismo. En lo político, tiene valores, prácticas y costumbres favorables a la democracia liberal; y en lo religioso, propone imponer la religión judeo-cristiana. Se ha llegado así al fin de la historia. Es decir, el fin del proceso evolutivo de la raza humana en su búsqueda por sistemas más humanos y sofisticados. Por lo tanto, se ha alcanzado la perfección valórica representada por Adam Smith, David Ricardo y J. S. Mills en lo económico; por Locke y Rousseau en lo político; y por Jesucristo en lo ético y religioso.

Desde el punto de vista político, la globalización es un largo proceso de creación de un gobierno mundial. La soberanía de los estados se reduce gradualmente al comienzo y drásticamente al final de este proceso. Poco a poco surge una nueva estructura de poder global, donde las decisiones planetarias se toman por los escasos grupos económicos que dominan la economía mundial (los G-8 serían así, parte de este embrionario mecanismo). Estos mismos grupos económicos además, también controlan el proceso de homogeneización cultural.

Todos los procesos de globalización que ha presentado el planeta desde el siglo XV en adelante, siempre ha tenido una superpotencia que controla su eje central. Este país dirige un proceso de globalización y obviamente es el más beneficiado por el mismo. Este país central se denomina hegemon. En el caso del presente proceso de globalización, el país central o hegemónico es Estados Unidos de América, que tiene como su primer ayudante al Reino Unido y como aliados a varios países ricos, tanto de Europa como de Asia. La administración e implementación en la políticas globales, son llevadas a cabo por un gran número de organizaciones internacionales donde se encuentran: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, las distintas agencias de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de Comercio y muchas otras.

Dentro de las tareas principales de estas instituciones burocráticas internacionales, está la de hacer cumplir y ejecutar las políticas elaboradas por el hegemon en el resto del planeta. Otra también muy importante es transmitir, a la población mundial la idea, que el proceso globalizador es deseable, neutro, imparcial, objetivo y que beneficia a todos los integrantes del planeta por igual. Se transmite también la idea de que la globalización es inevitable y que ella durará muchos siglos. Se ha creado así una idea de la globalización muy similar a la que Adam Smith elaboró hace unos siglos atrás. Es así como la ideología neoliberal y la actual globalización, son prácticamente idénticas.

La elite chilena (económica, política e intelectual), es la única elite latinoamericana que se ha beneficiado enormemente con el actual proceso de globalización. Por el contrario, para el resto del continente, la globalización sólo ha producido crisis financieras, crisis económicas y gigantescas distorsiones sociales, incluyendo pérdida de ingresos per cápita, cesantía y otros enormes problemas sociales tales como la criminalidad, la drogadicción y otros. Naturalmente, esta situación ha determinado que el continente haya cambiado a todas sus elites neo liberales por elites estatistas, intervencionistas y populistas. Sólo sobrevive la elite mexicana, algunos dirigentes centroamericanos y la elite colombiana. No obstante, en todos estos países, ya existen signos que estas elites probablemente, serán reemplazadas dentro de los próximos años.

El éxito relativo de Chile ha producido en la elite nacional, un apego, una especie de enamoramiento o dependencia emocional con el proceso globalizador. Ella se ha aferrado fanáticamente a la globalización, como la tabla de salvación que finalmente sacará al país de las apestosas, turbulentas y pestilentes aguas del subdesarrollo. Es como si se pensara que la globalización es la única canasta o alternativa posible al desarrollo y por lo tanto, en ella se han depositado todos los huevos y, consecuentemente, las esperanzas de todos los chilenos. La estrategia de integración con la economía global parece ser así, la única estrategia disponible. Es así como se ha implementado exitosamente un gran programa destinado a obtener acuerdos de libre comercio con casi todos los centros económicos importantes del mundo.

La elite nacional se está comportando como un jugador adicto a la rule-ta. Ha tenido la suerte de ganar varias veces con un número del tablero y por lo tanto, ha decidido apostar todas sus fichas a este mismo número. Si la suerte lo acompaña, se hará rico, pero si la suerte le juega una mala pasada, lo perderá todo.

El propósito de este ensayo es tratar de demostrar, que la globalización actual no es un fenómeno infalible, inmutable, irreversible y eterno. Muy por el contrario, a lo largo de los últimos cinco siglos, han existido varias globalizaciones y la última colapsó en 1914. El ensayo se inicia con un breve comentario sobre la recuperación que ha tenido Chile a partir del año pasado. Luego continúa con un vistazo general de las críticas que varios autores, principalmente estadounidenses, le hacen al actual proceso globalizador. Para estos académicos, la globalización, iniciada en 1980, ya tiene una muerte anunciada, y esta no se puede evitar. Y esto porque el proceso ha empobrecido a la gran mayoría mundial; pero lo que es peor aún, es que ésta al mismo tiempo, ha enriquecido de manera escandalosa a no más de un 10% de la población del planeta. Estas gigantescas y vergonzosas diferencias en el ingreso y estándares de vida de los habitantes del mundo, no son sustentables. Una tercera guerra mundial cuyas primeras escaramuzas ya han comenzado, será el resultado final de todo este fenómeno. El ensayo luego, entra en su parte central, y ella consiste en un resumen y análisis bastante detallado de un trabajo escrito por el profesor Niall Ferguson. Este autor hace un brillante análisis comparativo entre la globalización decimonónica (1870 a 1914) y la globalización de finales del siglo XX. El mode-lo comparativo utilizado por Ferguson tiene seis variables y ellas son: a) características económicas y financieras, b) el cansancio imperial, c) las rivalidades entre las grandes potencias, d) inestabilidad de las alianzas, e) regímenes parias, y f) movimientos terroristas. Ferguson propone la tesis de que el derrumbe de la globalización decimonónica de 1914, fue causada por la interrelación sinérgico-sistémica de estas seis variables. El fenómeno pilló por sorpresa a los líderes mundiales y, por supuesto, la devastación subsecuente fue gigantesca. Como consecuencia de la I Guerra Mundial, el sistema socioeconómico planetario cambió del libre mercado globalizado a la desglobalización o también llamada autarquía.

En parte del mundo nacieron los estados fascistas (Alemania, Italia, España, Portugal, Grecia, países de Europa del Este, Japón y China). En los países anglosajones, nació el estado interventor — proteccionista o el también llamado estado de bienestar (Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y países escandinavos). En el Oriente, nació la Unión Soviética, y después de la II Guerra Mundial, los países del este y el gigante chino (que cambió de fascista a comunista). El Tercer Mundo compuesto por América Latina, África, el Medio Oriente y el sur de Asia, vio el nacimiento de los países no alineados, todos ellos inspirados en una ideología proteccionista, autárquica e intervencionista. Ferguson señala que la actual globalización nació en 1980 y se intensificó con la caída de la Unión Soviética y sus satélites, en la década de los 1990. No obstante, la euforia inicial ha cambiado radicalmente. Gigantescas nubes de tormenta se vislumbran en el horizonte. Los seis factores del modelo comparativo son analizadas en profundidad, y se llega a la conclusión que cada uno de ellos muestra características similares o peores a las que estos factores tenían antes de 1914. La III Guerra Mundial parece ser inevitable y lo extraño es que ella aún no haya desatado su increíble virulencia. Si la profecía de Ferguson llega a realizarse, las consecuencias negativas para Chile serían incalculables. Por lo tanto, un objetivo de este ensayo es dar una voz de alerta para que los chilenos esperen lo mejor — que la catástrofe nunca ocurra —, pero que con realismo y objetividad se preparen para lo peor. Desde una perspectiva relativamente optimista, se podría predecir que aún quedan algunos pocos años para la llegada de Armagedon. Consecuentemente en el ínter tanto, Chile deberá prepararse adecuadamente para enfrentar los enormes desafíos que le esperan.

A mediados del 2005 el país se prepara para una larga campaña electoral destinada a elegir al próximo presidente de Chile. En diciembre se sabrá definitivamente quién, de los actuales candidatos, se pondrá la banda presidencial y entrará al Palacio de la Moneda. En el último año, a pesar de la tragedia de Antuco y la catástrofe causada por el terremoto de Iquique en el norte chileno, la suerte le ha sonreído al país. La economía, gracias a los altos precios del cobre, está creciendo a más del 7% por año. Los efectos de la larga crisis económica iniciada en 1998, por fin están llegando a su término. Desde mediados del año 2004, la época de las vacas flacas afortunadamente para la concertación, ha sido gradualmente reemplazada por la época de las vacas gordas.

Es a causa de lo anterior que el optimismo ha vuelto a la elite gobernante, y este optimismo parece haber contagiado también al resto de la ciudadanía. Se piensa que en unos pocos años más, talvez para el bicentenario, el país pueda abandonar para siempre el estatus de país subdesarrollado y pobre. Importante factor o causa determinante en este proceso de desarrollo, son los beneficiosos resultados que el país recibe del actual proceso de globalización. La actual globalización económica, liderada por los Estados Unidos, ha producido un largo periodo de bonanza para los países ricos de la civilización occidental. También ha sido beneficiosa para algunos pocos países en desarrollo tales como China y la India. En este último grupo por supuesto, también se encuentra Chile. Sus productos de exportación tales como metales, maderas, celulosas, productos marinos, frutas, vinos, hortalizas y una infinidad de otros bienes, son aceptados y bien pagados por los mercados internacionales. Al tradicional mercado de Estados Unidos y Europa, ahora se ha agregado el de Asia, particularmente el mercado chino. Chile exporta al mundo sus ventajosas materias primas e importa productos industriales, petróleo, tecnología y sobre todo, capital. La balanza comercial y los términos de intercambio son afortunadamente positivos. La deuda externa está bajo control y grandes reservas se acumulan en el banco central. Gracias al cobre, los ingresos fiscales están balanceados e incluso con significativos excedentes. Como resultado de toda esta bonanza, hace sólo unas pocas semanas, el país se ha dado el lujo de crear un fondo para estabilizar los precios del petróleo cuyo precio, poco a poco, ha ido superando los US$ 50 por barril. En resumen, puede decirse que la actual bonanza ha sido una consecuencia positiva de la inserción de la economía chilena en el proceso de globalización.

Puede predecirse sin ninguna duda que el futuro de la economía del país descansa en las manos de este proceso de integración del intercambio que es la globalización. El país se ha integrado al mundo y éste es un mundo globalizado donde circulan con libertad y rapidez no solo las mercancías, capitales y tecnologías, sino también seres humanos. El ciudadano global se traslada a la velocidad del jet, la información es instantánea gracias a una gigantesca red de satélites, internet y teléfonos móviles. El proceso de globalización ha sido un factor determinante que afecta la suerte y el destino de muchos países y entre ellos, la economía y sociedad chilena es una de las más dependientes de dicho proceso. Si la globalización en el mundo se consolida y fortalece, el país prospera; pero si por el contrario, la globalización se debilita y se hunde, una de las primeras y principales víctimas de esta catástrofe será indudablemente nuestro país.

¿Que probabilidades o posibilidades existen de que el actual proceso de globalización llegue a su fin? En verdad este es un fenómeno controversial y ampliamente debatido por historiadores, filósofos, economistas, sociólogos, antropólogos y politólogos. En los últimos tiempos se han publicado numerosos artículos y libros académicos que señalan y profetizan el fin de la actual era de la globalización. Sus fuertes y sólidos argumentos vaticinan, sin vacilación alguna, que este proceso de declinación y muerte es inminente. Las razones en que basan sus argumentos se deben a varios factores. Este periodo de crecimiento acelerado de la economía mundial, tuvo sus inicios con el presidente Ronald Reagan en los Estados Unidos y la primera ministra Margaret Thatcher en Gran Bretaña, a comienzos de los años 80 del siglo XX. Desde su comienzo, este se impulso y extendió como un verdadero tsunami imparable en la década de los años 1990. Ahora, a comienzos del siglo XXI, estaría llegando a su término. Las causas o factores que estarían determinando este punto de inflexión son muchos, y se discutirán con algún detalle mas adelante. No obstante, un factor crucial y prioritario en este punto de inflexión seria el hecho de que sólo unos pocos países, entre los que están Estados Unidos, Europa occidental, Tigres Asiáticos, Australia, Canadá y Japón, se han hecho inmensamente ricos. No obstante, la gran mayoría de la humanidad habría caído en un círculo vicioso de estancamiento económico, caos social y subdesarrollo político. Países tales como los ex-estados socialistas de Europa, toda África y América Latina, el sur de Asia y, particularmente, el Medio Oriente, serian los perdedores con este proceso de globalización; y son perdedores porque han sido incapaces de adaptarse con éxito en este nuevo ambiente globalizado. Es así como los gigantescos desequilibrios entre los pocos ricos y los muchos pobres estarían creando las condiciones suficientes y necesarias para la desintegración económica de todo el sistema planetario. La riqueza del 10% del planeta, combinado con la pobreza del 90% de la población mundial, no es sustentable.

Unas de las primeras voces de alerta fueron lanzadas por el profesor Huntington en 1996. Posteriormente, numerosas publicaciones, críticas al proceso de globalización y el rol hegemónico de los Estados Unidos dentro de este proceso, se han publicado en el mundo desarrollado. Siendo particularmente importante los trabajos de Stiglitz (2002); Phillips (2002); Hardt y Negri (2000); Clarke (2004); Brzezinski (2003); y, Chomsky (2003).1 1 A esta posición se pueden agregar los trabajos recientes (todos escritos al años 2005) de Diamond, Anonymous, Reid, Friedman, Foer, Mahubani, y Rieff. Una selección más completa de este tipo de literatura se puede encontrar al final de este ensayo.

En términos muy resumidos y generales, la literatura crítica del proceso de globalización identifica cuatro factores o variables que podrían determinar el fin de este fenómeno y ellas son: primero, la sobre explotación imperialista; segundo, la revolución demográfica; tercero, el despertar de otras civilizaciones (con sus respectivas religiones); y finalmente, la falta de un gobierno mundial.

Para algunos autores, la variable más importante en el probable hundimiento de la actual globalización es la sobre explotación económica. Ella radica en la enorme expoliación que los países desarrollados han hecho de los recursos naturales del planeta, particularmente los recursos y riquezas del Tercer Mundo. Se argumenta que el actual nivel de explotación (y la gigantesca transfusión de riquezas de países pobres a países ricos) no es sustentable y que ello terminará con innumerables estallidos y rebeliones de parte de las sociedades más castigadas. Esta multitud de focos rebeldes, de caos y violencia, serian un factor importante en el fin de la globalización. La avaricia, la ambición desmedida y el afán de lucro propio de la expansión imperialista occidental, lleva dentro de sí la semilla de su propia destrucción. Los pueblos oprimidos se levantan, organizan y terminan por paralizar el proceso globalizador. Como ejemplo de esta rebelión se dan los procesos populistas en América Latina, particularmente ahora el caso de Bolivia y las guerras de guerrillas en África, sur de Asia y particularmente, en el Medio Oriente (Palestina, Irak y Afganistán).

La revolución demográfica radica en el hecho inexorable de que la población disminuye constantemente en la mayoría de los países desarrollados. Por el contrario, las tasas de crecimiento poblacional en los países pobres aumenta en forma exponencial, y la edad promedio de la población decrece (la mayoría de los habitantes son niños y jóvenes). Este es el motor de la inmigración masiva que mueve a enormes masas humanas del Sur hacia el Norte y del Este al Oeste. Norte América y Europa occidental, se han transformado en poderosos polos magnéticos de atracción poblacional y esta atracción es difícil de resistir. No obstante, los países ricos afectados por este tsunami humano, debido a la presión de sus propios ciudadanos, se ven obligados a levantar barreras y controles proteccionistas. Con ello también destruyen uno de los pilares básicos de la actual globalización. Es decir, el libre movimiento de personas a través del planeta. Al destruirse un aspecto crucial del proceso globalizador, es muy probable que otros aspectos tales como la libre circulación de tecnologías, mercancías y capitales, pronto se vean también negativamente afectados.

Para otros autores lo que sucede es que estaríamos entrando en una peligrosa etapa caracterizada por el choque de civilizaciones. La expansión vertiginosa de la civilización occidental iniciada en el siglo XV, llegó a su término en el siglo XX, al final de la I Guerra Mundial y luego, esta civilización empezó su declinación al término de la II Guerra Mundial. Con el fin de la Guerra Fría a comienzos de los años 1990, se crearon las condiciones para el renacimiento de civilizaciones que hasta esa fecha habían estado aplastadas por el peso bipolar de la Unión Soviética y los Estados Unidos. El resurgimiento religioso civilizacional, particularmente el espectacular renacimiento del Islam, con toda la fuerza de sus valores y creencias religiosas, pone en conflicto frontal al occidente cristiano con un mundo musulmán. Pero también musul-manes contra cristianos ortodoxos y musulmanes contra judíos, hindúes confucionistas y budistas. Este choque de civilizaciones y creencias religiosas se ha transformado en un foco de inestabilidad tan extrema que terminará por destruir la actual globalización liderada por los Estados Unidos. La guerra entre Estados Unidos y el mundo musulmán no es sólo una guerra por el petróleo y otros recursos estratégicos, es también una guerra de valores y creencias religiosas. Para Estados Unidos, los musulmanes son malvados, el eje central del mal, la esencia misma del terrorismo y el germen de la destrucción. A su vez, para los musulmanes, los Estados Unidos son los malvados y principales aliados del demonio. Desde esta perspectiva, no es difícil argumentar final-mente que esto es un peligrosísimo juego suma cero que por si sólo sería capaz de poner fin al actual proceso de globalización económica.

Otros autores consideran que la falta de un efectivo gobierno mundial, sería otro factor determinante en el fin de la actual globalización. En realidad, no es difícil darse cuenta que estando en una sociedad planetaria globalizada en lo económico, pero sin una estructura de poder político legítimo, aceptado por la comunidad mundial, la globalización no es viable ni sustentable en el largo plazo. El gobierno de facto arbitrariamente auto impuesto por las empresas multinacionales occidentales, no es un sustituto aceptable. Para funcionar adecuadamente, la globalización económica necesita de poderosas estructuras políticas legítimas, capaces de suavizar y resolver los tremendos desequilibrios que ella naturalmente produce. Las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario, y la Organización Mundial de Comercio así como otras instituciones internacionales tampoco son capaces de cumplir con este vital papel rector y moderador. Ellas no constituyen un gobierno mundial preocupado por el bienestar común y el interés colectivo de la comunidad internacional en su totalidad. Ante la ausencia de un estado mundial, las distorsiones y contradicciones e injusticias propias del proceso de globalización económica y sus consecuentes reacciones, no pueden ser efectivamente resueltas. Estas contradicciones entonces, tienden a transformase en infecciones incontrolables que terminarán por destruir los lazos financieros, comerciales y tecnológicos que hasta ahora se han logrado crear en el actual proceso globalizador.

Toda la literatura que de un modo u otro critica a la globalización, puede sentirse magistralmente interpretada en un artículo recientemente aparecido en la revista Foreign Affairs de marzo a abril del año 2005. En este artículo, Niall Ferguson, profesor titular de historia de la universidad de Harvard, ha publicado un trabajo titulado "El hundimiento de la globalización". La metáfora utilizada por este autor es el hundimiento del trasatlántico Lusitania, suceso que según él puso término a la primera globalización iniciada en 1870. Ferguson señala que la primera globalización fue un proceso que creció y se desarrolló en forma muy parecida a la globalización actual. La movilidad y el libre tránsito de mercancías, tecnología, capital y mano de obra, alcanzó altísimos niveles. La mercancía y los inmigrantes avanzaban hacía el Oeste mientras los capitales y las materias primas viajaban hacía el Este. En relación al producto mundial, la exportación de mercaderías y capital alcanzaron volúmenes gigantescos. Volúmenes que no se volverían a experimentar hasta la década de los 80 del siglo XX. Sólo la emigración de Europa a Estados Unidos entre 1880 y 1910, fue de más de 25 millones de personas. La gente hablaba con alegría y confianza de la marcha imparable del progreso y "de la destrucción de las distancias". No obstante, entre 1914 y 1918, una terrible guerra paró todo este proceso y echó a pique la primera globalización. Entre 1914 y 1918, miles de barcos mercantes equivalente a 11 millones de toneladas fueron a parar al fondo del mar. Gracias a los ataques de submarinos alemanes, el comercio internacional, las inversiones de capital y las inmigraciones se paralizaron abruptamente y pronto colapsaron. A pesar de los enormes esfuerzos por revivir la economía mundial, realizado por todos los gobiernos de la época, estos no dieron resultado. Por el contrario, una década después, la economía global se terminó de desintegrar con la Gran Depresión de 1929. El golpe de gracia a la globalización iniciada en 1870, se dio finalmente una década mas tarde, con el inicio de la II Guerra Mundial en 1939. Durante la II Guerra Mundial, el proteccionismo y la autarquía se apoderaron del planeta. El gigante soviético levantó sus murallas autárquicas y lo mismo hizo después el gigante chino. Para el final de la década de los 1940, la inmensa mayoría de los países del mundo (aún aquellos que mantuvieron las libertades políticas), impusieron fuertes restricciones al comercio, la inmigración y la inversión. Muchos de ellos alcanzaron la autarquía que es el ideal de la sociedad desglobalizada. Consciente e inconscientemente, todos los gobiernos aplicaron en tiempo de paz, los controles y restricciones económicas que habían originalmente impuesto entre el 1914 y 1918.

Ferguson señala que los paralelismos históricos entre la primera y la segunda globalización, son impresionantes e impactantes. Según él, es altamente probable que "nuestra edad de globalización puede colapsar de la misma manera que colapsó la globalización de nuestros abuelos"; así como esta catástrofe tomó por sorpresa a las elites de las grandes potencias de principios del siglo XX, de igual forma una nueva catástrofe puede que tome con igual sorpresa a los líderes mundiales de principios del siglo XXI.

Este análisis comparativo de Ferguson distingue una variable macroeconómica y cinco variables macro políticas como factores o antecedentes que causaron el fin de la primera globalización.

La variable macroeconómica señala entre otros indicadores, la inestabilidad económica y financiera que se produjo debido a las crisis de 1910-14, periodo en el cual el Dow Jones bajó en un 25% y los bonos europeos prácticamente perdieron la mayor parte de su valor. En este quinquenio prebélico, también se produjeron numerosas crisis bancarias y escándalos financieros. Para paliar esta inestabilidad económica, los gobiernos adoptaron políticas proteccionistas selectivas que cuestionaron profundamente todo el proceso globalizador.

Entre los cinco factores macro políticos que produjeron la desglobalización entre 1914 y 1918, están los siguientes: primero, cansancio imperial; segundo, rivalidad entre las grandes potencias; tercero, inestabilidad en las alianzas; cuarto, la presencia de regímenes parias; y por ultimo, el desarrollo de un poderoso movimiento terrorista revolucionario, enemigo mortal del capitalismo y de su proceso globalizador.

Cansancio imperial. En 1914, el imperio británico era un imperio sobre extendido y cansado. Careció de la fuerza o el coraje de crear un ejército terrestre suficientemente poderoso como para poder disuadir al imperio alemán en sus ambiciones de dominar Europa y tal vez su dominación mundial. Como policía mundial, el Imperio Británico estaba en todas partes, particular-mente, se ocupaba de sus nuevas colonias en Asia y África y por lo tanto, no fue capaz de ocuparse de los desequilibrios europeos. En resumen, su área o distrito de vigilancia (como policía) había llegado a ser demasiado grande y por lo tanto, la ley y el orden se deterioraron.

Rivalidad entre las grandes potencias. Esta fue otra causa importante de la catástrofe. La rivalidad entre el Imperio Británico y el Imperio Alemán por el control de los océanos y los mercados fue muy importante; pero mucho más importante fue la rivalidad entre el Imperio alemán y el Imperio Ruso por la dominación terrestre en Europa. El temor a un acelerado rearmamentismo ruso, convenció a los generales alemanes que era preciso y preferible luchar en 1914, a tener que luchar años después con un fortalecido y formidable ejército ruso que contaba con recursos humanos muy superiores.

Inestabilidad de las alianzas. Este fue el tercer factor crucial. Había abundancia de alianzas pero todas eran débiles e inestables. Es decir, la conducta de estas alianzas no se podía predecir. Los alemanes no confiaban en que el Imperio Austro-Húngaro iba a apoyarlos en una guerra con Rusia. Los rusos a su vez no confiaban en que sus aliados franceses respondieran adecuadamente en una guerra en contra de Alemania. Por otra parte, las acciones del Imperio Británico eran sumamente difíciles de predecir, ya que su entente con Francia y Rusia no tenían cláusulas para el caso de una guerra en Europa. La inestabilidad de las alianzas era así un factor que empujaba hacia una diplomacia sumamente riesgosa. Como ejemplo de esta diplomacia riesgosa Ferguson señala que en 1908, el Imperio Austro-Húngaro anexó Bosnia, haciendo peligrar la estabilidad de los Balcanes. En 1911 el imperio alemán envió fuerzas navales para desafiar las aspiraciones coloniales de Francia en Marruecos.

Países parias. La existencia de este tipo de gobiernos es la cuarta fuente de inestabilidad y factor importante en la guerra de 1914. Varios de estos países parias habían surgido en Europa central y Europa del este. Todo el mundo sabe que la causa inmediata o factor detonante de la I Guerra Mun-dial, fue el asesinato del heredero al trono del Imperio Austro-Húngaro. El asesino fue un servio quien tenia vínculos con una organización asesina financiada por el gobierno servio. El gobierno servio a su vez, había alcanzado el poder poco antes, esta vez en un violento y sangriento golpe de estado.

Organización terrorista y revolucionaria. El nacimiento y consolidación de este tipo de organización rabiosamente hostil hacia el capitalismo e imperialismo occidental, fue un último factor que provocó la debacle. Con suma inteligencia los bolcheviques transformaron con éxito la crisis internacional en un arma mortal contraria a la globalización y al mercado libre. Los bolcheviques emergieron en 1903, como producto de la crisis del partido social demócrata ruso, y durante 10 años, se dedicaron a organizar la revolución mundial contra el capitalismo. Con gran astucia y pericia organizacional, pronto establecieron sus credenciales como una organización fanática y comprometida con el uso de la violencia extrema con el fin de producir la revolución mundial, en este caso, la revolución proletaria. El gobierno imperial ruso, hostigado permanentemente por los bolcheviques, cometió errores garrafales y se sobre extendió hasta el punto de quiebre durante la guerra. Esta situación le otorgó a Lennin y sus asociados una gran oportunidad. Los bolcheviques la tomaron y usando tácticas terroristas despiadadas y brutales, lograron tomarse el poder y luego destruir a sus enemigos, incluyendo los ejércitos invasores occidentales que atacaron a Rusia durante la subsiguiente guerra civil.

Después de este apretado pero magistral resumen de la primera parte del modelo comparativo, Ferguson entra a discutir la segunda parte del mismo. En otras palabras, entra a analizar las variables o factores que con un alto margen de probabilidad podrían producir el hundimiento y colapso de la actual globalización. Su análisis de la variable macroeconómica incluye los siguientes factores inter-relacionados. Primero, señala que hay poderosos síntomas de proteccionismo y este proteccionismo (de parte de los países ricos), es ahora mucho más acentuado que en el periodo anterior a 1914. Esto es así, ya que existe una vergonzosa política proteccionista, particularmente en la agricultura y en la industria textil por parte de los Estados Unidos, la Comunidad Europea y Japón. En segundo lugar, el sistema monetario es tanto o más inestable que en las postrimerías de la globalización anterior. En tercer lugar, los avances en la innovación tecnológica, son tan espectaculares como las de comienzo del siglo XX. Efectivamente, ahora se puede cruzar el Atlántico en una hora. La mala noticia es que este progreso tecnológico también juega a favor de los terroristas. Ahora ellos pueden destruir una ciudad usando aviones comerciales o bombas atómicas de maletas o mochilas.

Una cuarta semejanza se encuentra en el hecho que la economía más grande en 1914 eran los Estados Unidos y ahora lo siguen siendo. Pero lo peligroso es que ahora este gigante económico no funciona como productor y exportador, sino que funciona como mercado consumidor. Como resultado de esto, Estados Unidos se ha transformado en el principal deudor del mundo. El país es dependiente de los extranjeros para financiar su crónico déficit de balanza comercial. Los norteamericanos han dejado de ahorrar. Pueden guardar sólo un 0,2% del ingreso personal versus un 7,7% hace 15 años atrás, y un ahorro varias veces mayor en la década de los 1960. Un fenómeno similar al déficit de la balanza de pagos, está ocurriendo en la situación fiscal. El gobierno gasta mucho más de lo que recibe en impuestos y por lo tanto, tiene que "pedir prestado" enormes sumas de capital al extranjero. En términos numéricos se señala, que el déficit de cuenta corriente ya llega al 6% del producto interno bruto y la deuda externa llega al 25% del mismo. La mitad de la deuda pública está en manos extranjeras ya que los bonos del Tesoro están en poder de los bancos asiáticos y estos fondos llegan a US$ 1,1 trilhones. La razón de esta peculiar situación radica en el hecho que los asiáticos, al comprar dólares y bonos, logran mantener sus propias monedas depreciadas y competitivas artificialmente. Ello le da una enorme ventaja competitiva a sus exportaciones. Todos estos indicadores conforman un sistema o situación financiera altamente volátil, y esta volatilidad es varias veces superior a la que se dio a finales de la primera globalización. Ferguson documenta sus opiniones cuando señala que el país hegemónico anterior, es decir Gran Bretaña, debido a la explotación de sus colonias y a sus hábitos de ahorro, había acumulado gigantescas sumas de libras esterlinas. Por lo tanto, el Imperio Británico era un exportador neto de capitales. Con estos capitales, el Imperio Británico financiaba las gigantes obras de infraestructura en América, Asia y África, y esto le daba a Gran Bretaña un enorme papel controlador y regulador de la economía mundial. Pero ahora por el contrario, el gran hegemónico es sólo un gran deudor y ello limita enormemente su capacidad de reacción ante elementos externos. Los Estados Unidos para mantener sus estándares de vida absorben una proporción elevadísima del ahorro mundial. Si las tendencias actuales continúan, el déficit de la balanza de pagos puede alcanzar el 8% del producto bruto para el 2010. A su vez, la deuda externa podría alcanzar en esa misma fecha el 90% del producto bruto de los Estados Unidos. Se señala con alarma que la libra esterlina dejó de ser moneda mundial (o sea, moneda de reserva), después de la II Guerra Mundial, cuando la deuda británica alcanzó el 40% del producto bruto de ese país. Ferguson indica, además, que para bajar el déficit de la balanza comercial al 2% del producto bruto, se requiere una devaluación del dólar de cerca del 40%, esto significaría un casi total colapso de la moneda o sea, el temido dollar crash. Ante un evento de esta naturaleza, los asiáticos y otros inversores tratarían de deshacerse de sus dólares y bonos del Tesoro, incurriendo en gigantescas pérdidas de capital. De este modo, las monedas asiáticas se revaluarían drástica y vertiginosamente, paralizando las exportaciones asiáticas a los Estados Unidos. Así, un poderoso motor de la economía mundial, Asia, quedaría inutilizado. Por otro lado, una devaluación del dólar, obligaría al banco de la reserva federal a subir drásticamente las tasas de interés, ya que de lo contrario se desataría una inflación incontrolable. La enorme subida de las tasas de interés a su vez, provocaría una aguda depresión económica en los Estados Unidos, y así tendríamos al segundo motor de la economía paralizado.

Como si toda esta inestabilidad financiera fuera poca, Ferguson señala que, paralelamente, hay enorme inestabilidad financiera en Asia, particular-mente en el sistema financiero chino. Se argumenta enfáticamente que sólo un milagro podría evitar la crisis depresiva que han marcado todos "los milagros" económicos del mundo "incluyendo los milagros asiáticos" del pasado reciente. El sistema bancario chino es débil e inestable y a esto hay que agregar que las bolsas y otros mercados financieros son insignificantes. Ferguson agrega que es absolutamente irreal y utópico esperar que el crecimiento acelerado de la producción industrial china y sus consecuentes exportaciones, puedan sostenerse en el mediano plazo con instituciones financieras inadecuadas. Ferguson continúa señalando que una característica importante de toda globalización es la tendencia a transmitir las crisis depresivas de una región a otra del planeta, lo que se llama "contagio depresivo". Esto es así porque al igual que la globalización anterior, la búsqueda desorbitada de ganancias, lucros y utilidades en un entorno de bajas tasas de interés, promueven estrategias similares en todas partes. Por lo tanto, las probabilidades de una estampida bursátil en el caso de golpe monetario o dollar crash son enormes. Como conclusión general de esta variable macro económica, Ferguson señala que, "en breve, el sistema monetario actual está peligrosamente propicio e inclinado a crisis de mayúsculas proporciones. Tal como lo fue el sistema económico que precedió a la catástrofe de 1914".

Después del análisis y discusión de la variable macro económica, Ferguson dedica el resto de su artículo a la discusión de las cinco variables internacionales que actualmente, según él, tendrían gran similitud con las cinco variables internacionales que provocaron la catástrofe de 1914. Estas cinco debilidades son naturalmente el cansancio imperial, la rivalidad de las grandes potencias, un sistema de alianzas inestables, la existencia de regímenes parias que promueven el terrorismo y finalmente, el surgimiento de una poderosa organización terrorista totalmente hostil hacia el capitalismo.

Imperio sobre extendido. Según Ferguson, Estados Unidos tiene precisamente las características de un imperio cuyos recursos no son suficientes para ser el policía mundial. Entre otras debilidades menciona dos de carácter crucial. Primero, el déficit fiscal y luego, la insuficiencia de su ejército. En cuanto al déficit fiscal se indica que hay graves problemas con el financiamiento de la seguridad social y los servicios médicos, se argumenta que para los próximos años los gastos sociales subirán al 12% del producto interno anual. A esto hay que agregar que la administración Bush bajó los impuestos y estos dos factores en conjunto producirán un déficit de gigantescas proporciones. Bajo las actuales políticas de reclutamiento militar, medio millón de soldados es lo máximo que el país puede poner en territorios de ultramar. Este número es insuficiente para las guerras pequeñas que actualmente tiene o podría tener en un futuro cercano. Esta crisis en personal se ve reflejada en que, de los casi 140 mil soldados en Irak, la mitad son de la reserva o de la guardia nacional. Fuera de estos factores señalados, déficit fiscal y pocos soldados, hay un tercer crucial problema que radica en la falta de atención sostenida (o preocupación y focalización sostenida). A pesar de que la guerra de Irak es pequeña (cuando se le compara con Vietnam, Corea o la II Guerra Mundial), ya las pocas bajas sufridas han ocasionado que menos de la mitad de los ciudadanos americanos apoyen este conflicto. Irak es una guerra de ocupación colonial similar a la que los británicos pelearon hace 100 años. Estas guerras de baja intensidad, son de gran peligro y de larguísima duración. Prácticamente, muy pocos estadounidenses están dispuestos a considerar la posibilidad de apoyar, por muchos años con atención sostenida y focalización, guerras de baja intensidad necesarias para cumplir con el rol de policía imperial. La ocupación en Irak con toda probabilidad, requeriría de 10 años o más de permanecía en la región, si se quiere estabilidad política y económica para ese país.

Rivalidades entre las potencias mayores. Ellas existen en variados frentes, siendo la más importante, el conflicto de Estados Unidos con China con respecto a Taiwán; pero más peligroso aún, es el conflicto con China sobre Corea del Norte (un estado paria como Bosnia lo fue en 1914, pero esta vez armado con armas nucleares). Otra gran fuente de rivalidad se da entre Estados Unidos y la Comunidad Europea. La brecha entre los aliados occidentales ha aumentado enormemente por las dificultades económicas de Europa, y por la posición de Europa frente al Medio Oriente y, particularmente, frente al conflicto con Irán.

Sistemas de alianzas inestables. La rivalidad de las potencias hace que las alianzas sean sumamente inestables. La alianza principal parece estar en serios problemas. Al parecer, la alianza atlántica Otan, perdió su norte y la coalición que lucha en Irak es un sustituto muy pobre.

Regímenes parias y la existencia de organizaciones terroristas. Ferguson argumenta que todos los problemas anteriormente descritos no necesariamente son fatales para la globalización actual. No obstante, todo se complica increíblemente con la existencia de estados parias como Irán y Siria y sobre todo, con la existencia de Al Qaeda. Esta organización es muy similar a la de los bolcheviques e igualmente dedicada a la revolución mundial y al ordenamiento del planeta bajo modelos anticapitalistas. Los islamitas extremistas son parte de una secta secreta dedicada no sólo a dar un golpe ocasional al capitalismo, sino dedicada a destruirlo. Todo esto podría pasar si Al Qaeda se apodera de Arabia Saudita, así como los bolcheviques se apoderaron de Rusia. El régimen saudita es inestable y es probable que sea reemplazado antes de diez años. El autor señala finalmente que hay un estrecho paralelismo entre las personalidades de Lennin y las de Osama bin Laden. Ambos han soñado con la destrucción de fuentes económicas en los Estados Unidos. Como ejemplo de su estrategia de desangrar al imperio en el largo plazo, Osama argumenta que la operación de septiembre 11 del 2001, costó medio millón de dólares. No obstante, los costos para el imperio americano son mucho más de 500 mil millones, es decir, por cada dólar gastado por la organización terrorista, ésta destruyó US$ 1 millón.

Ferguson continúa su análisis señalando que el pensamiento marxista de Osama, se ve reflejado en que éste piensa que la guerra de Irak, fue motivada por interés económico estadounidense (apoderarse del petróleo y darle trabajo a las multinacionales que producen armas, explotan petróleo y que realizarían actividades de reconstrucción del país). Finalmente el autor señala que Osama, irónicamente confía en que la política fiscal del presidente Bush será de una gran ayuda para eventualmente poder alcanzar sus propios objetivos.

Ferguson concluye su brillante artículo con una nota de resignación y fatalismo. Señala que nadie sabe cuando se producirá la catástrofe y que predecir la fecha de este cataclismo es imposible. Así como los inversionistas y políticos de la primera globalización sabían que podía haber una guerra mun-dial devastadora, no pudieron predecir cuando se iniciaría. Ante este problema insoluble, decidieron seguir viviendo su vida como si el problema no existiera. El mismo problema existe hoy día y es muy poco lo que se puede hacer. Ferguson no lo dice, pero sólo un verdadero milagro podría salvar al planeta del tsunami que se avecina. No obstante todas estas terribles nubes en el horizonte, hay una línea plateada de luz y esperanza para Chile.

Para una gran parte de la humanidad, una III Guerra Mundial terminaría con todos los problemas de la azarosa existencia humana aquí en la tier-ra. Afortunadamente para Chile, es probable que una gran cantidad de chilenos sobrevivan a la hecatombe. Hay razones climáticas responsables por esta situación. Especialmente el centro permanente de altas presiones del sur del Perú, al norte de Chile que impedirían el paso de la mayor parte de la contaminación nuclear hacía el sur. Así como esta verdadera muralla de viento en el norte de Chile no deja pasar la lluvia proveniente del hemisferio Norte y crea el desierto mas seco de la tierra; tampoco dejaría pasar la mayoría de las nubes contaminadas con elementos radiactivos. Si algunas nubes logran efectivamente derrotar la barrera, ellas descargarían sus aguas contaminadas probablemente hasta la altura de la Serena. De allí al sur, el país quedaría prácticamente intacto.

Por lo tanto, una gran parte de población y territorio nacional quedarían libres de contaminación. Es así como la mayoría de los chilenos se salvarían del cataclismo nuclear. Pero de lo que no se salvarían seria del cataclismo económico y social, provocado por el hecho que súbitamente nadie, en sus mercados tradicionales, compre nuestros productos de exportación. El fin de la primera globalización casi termina con la sociedad chilena. Chile fue el país más afectado en las crisis de 1918-20 y luego por la gran crisis del 1929-35. Si el cataclismo se produce, aquella crisis socioeconómica va a parecer un terremoto menor, tal vez grado siete comparado con el impacto que produciría el fin de la segunda globalización, es decir, terremoto grado diez. El desastre socio económico y político se extendería así por todos lados. Pasarán meses, tal vez años, antes que el sistema social, político y económico pueda reajustarse a las nuevas condiciones. Las tribulaciones y penurias sin fin que los chilenos sufrieron después de 1918, y particularmente después de 1929, están narradas con un algún grado de detalle en la abundante literatura que sobre este tema existe tanto en Chile como en el extranjero. También existe adecuada historiografía y análisis politológico sobre las soluciones que Chile ideó y ejecutó para salir de la crisis. Relevante en este sentido, son una gran cantidad de libros y tesis doctorales que se han escrito en Estados Unidos sobre el modelo del Estado intervencionista proteccionista, o también llamado "Estado de Bienestar", y que se desarrolló en Chile a partir de los años 1920 del siglo pasado y que terminó catastróficamente en 1973. Particularmente pertinentes son algunos trabajos que se han escrito sobre la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) y el gran sistema de empresas estatales que constituyeron dicho paradigma autárquico. Obviamente, toda esta literatura será naturalmente de mucha utilidad para enfrentar un futuro incierto pero altamente probable.

Ahora con respecto al problema planetario, sólo cabe decir que este es un problema de mayúsculas proporciones, algo similar y parecido a lo que Noé y su familia tuvieron que enfrentar después del diluvio. Es necesario "pensar lo impensable", y este trabajo tendrá que ser enfrentado por las elites intelectuales y académicas de los países sobrevivientes. Todos ellos natural-mente ubicados en el hemisferio sur del planeta. El balance del poder global se trasladará así definitivamente del norte hacia el sur, tal como lo anticipó Huntington en 1966. No obstante, algunas ideas preliminares sobre la futura organización política y económica del planeta tendrá que ser tema de otro ensayo. En el ínter tanto, sería altamente conveniente que las universidades chilenas y argentinas, particularmente las del sur de ambos países abastezcan adecuadamente a sus bibliotecas con todo el material necesario para iniciar una nueva civilización. Pareciera ser que la Patagonia efectivamente podría ser el futuro de la humanidad.

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Artículo recibido en ago. 2005 e aceptado en jun. 2006.

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  • 1
    A esta posición se pueden agregar los trabajos recientes (todos escritos al años 2005) de Diamond, Anonymous, Reid, Friedman, Foer, Mahubani, y Rieff. Una selección más completa de este tipo de literatura se puede encontrar al final de este ensayo.
  • Fechas de Publicación

    • Publicación en esta colección
      17 Jul 2007
    • Fecha del número
      Feb 2007

    Histórico

    • Acepto
      Jun 2006
    • Recibido
      Ago 2005
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