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La Independencia de México vista desde la escuela: la historia y su escritura en los libros de texto, 1821-1911 2 2 Editor responsável: André Luiz Paulilo <https://orcid.org/0000-0001-8112-8070> 3 3 Normalización bibliografica: Vera Lúcia Fator Gouvêa Bonilha. <verah.bonilha@gmail.com> 4 4 Preparación y revisión de textos (Español): Glaiane Quinteiro (Tikinet) <traducao@tikinet.com.br>

The Independence of Mexico seen from school: history and writing about it its writing in textbooks, 1821-1911

A Independência do México vista da escola: história e sua escrita nos livros didáticos, 1821-1911

Resumen

En septiembre de 1821, la Nueva España, el reino más próspero y rico del imperio español en el siglo XVIII, se convertía en Estado independiente. La nueva nación era un vasto territorio con habitantes dispersos que no se reconocían ni como ciudadanos ni como mexicanos y que requerían de unidad, identidad y un sentido de pertenencia. Lograr esto requirió diversas estrategias que fueron planteadas desde las élites intelectuales y políticas. En consenso acordaron la imperiosa necesidad de escribir y enseñar una historia nacional nutrida de tradiciones, momentos míticos y héroes, además de la construcción de una serie de valores cívicos que generara la lealtad de los ciudadanos. El tema llevó varios años para consolidarse, pues la primera mitad del siglo no vio como fruto más que buenos intentos. El objetivo de implantar los contenidos escolares se logró en la segunda década del siglo, y la escuela fue el espacio para reproducir y trasmitir el nuevo discurso histórico, que poco a poco fue introduciéndose en los textos escolares. Este artículo pretende analizar la manera como la independencia de México fue presentada en los primeros libros de texto a fin de conocer los esfuerzos por introducir a los futuros ciudadanos el tema quizás más emblemático de la historia nacional.

Palabras clave
libros de texto; independencia de México; escritura de la historia

Abstract

In September 1821, New Spain, the most prosperous and wealthy kingdom of the Spanish empire in the 18th century, became an independent state. The new nation was made up of a vast territory with dispersed inhabitants that did not recognize themselves as citizens or as Mexicans. The nation required unity, identity, and a sense of belonging. Achieving this required various strategies proposed by the intellectual and political elites. They all agreed on the urgent need to write and teach a national history adorned with traditions, mythical moments and heroes, in addition to civic values that would generate citizen loyalty to their new nation. It took several years to do so, as the first half of the century was taken up by failed projects. The objective of teaching Mexican history concerning independence was achieved in the second half of the century and the corresponding material was gradually introduced into school textbooks. This article analyses the independence of Mexico as written up in the first textbooks in order to examine the efforts to indoctrinate future citizen with the most emblematic subject in national history.

Keywords
textbooks; independence of Mexico; writing of history

Resumo

Em setembro de 1821, a Nova Espanha, o reino mais próspero e rico do império espanhol no século 18, tornou-se um estado independente. A nova nação com um vasto território e habitantes dispersos naquele espaço não se reconhecia como cidadã ou como mexicana. A nação exigia unidade, identidade e um senso de pertencimento; Para isso, foram necessárias várias estratégias propostas pelas elites intelectuais e políticas. Em consenso, concordaram sobre a necessidade urgente de escrever e ensinar uma história nacional alimentada por tradições, momentos míticos e heróis, além da construção de uma série de valores cívicos que gerariam a lealdade dos cidadãos à sua nova nação. O assunto demorou vários anos, a primeira metade do século foi de várias e boas tentativas. O objetivo de atingir os conteúdos escolares foi alcançado na segunda década do século, e a escola era o espaço de reprodução e transmissão do novo discurso histórico que, aos poucos, foi sendo introduzido nos primeiros livros didáticos. Este artigo tem como objetivo analisar a Independência do México apresentada nos primeiros livros didáticos a fim de conhecer os esforços de formação histórica de novos cidadãos, talvez com o tema mais emblemático da história nacional.

Palavras-chave
livros didáticos; Independência do México; escrita da história

Introducción

La gestación de la nueva nación

El año de 1808 fue clave para detonar cambios en toda la América hispana, debido a la invasión napoleónica a España y la imposición de José Bonaparte, hermano de Napoleón, como rey de España. Este acontecimiento generó un impacto impensable, y se presentaron una serie de rebeliones con tintes independentistas. A partir de la caída del absolutismo español se presentó un vacío de poder, y ante la ausencia del rey emergieron diversos grupos en competencia. Francois Xavier Guerra (1999)Guerra, F.X. (1999). El soberano y su reino (reflexiones sobre la génesis del ciudadano en América Latina). In H. Sábato (Coord.). Ciudadanía, política y formación de las naciones Perspectivas históricas de América Latina. (pp. 33-61). FCE y El Colegio de México. señala que en la primera fase de las revoluciones hispánicas lo que predomina son los problemas de soberanía, representación y nación, es decir, temas de la colectividad. La lucha por establecer un nuevo orden desató un período de grandes turbulencias. La promulgación de la Constitución de Cádiz de 1812 fue una propuesta alternativa con una monarquía constitucional ante las inquietudes, desacuerdos y rupturas de las colonias hispanoamericanas; pero esta llegó tarde, los movimientos independentistas ya habían iniciado en todo el continente y no pararían hasta lograr la ruptura total con la corona española.

El movimiento en la Nueva España inició con el liderazgo de Miguel Hidalgo y Costilla en 1810, fecha de fronteras, de fuertes cambios. Este liderazgo fue seguido de militares criollos como Juan Aldama, José Mariano Abasolo e Ignacio Allende. Las mujeres tuvieron una destacada participación con Josefa Ortíz de Domínguez y Leona Vicario, entre otras. En 1812 nuevos actores se sumaron a la lucha, como José María Morelos y Pavón, Nicolás Bravo y Vicente Guerrero. Después de 11 años de guerra la población estaba agotada económica y moralmente; como lo anota Josefina Vázquez (2004)Vázquez, J. (2004). El nacimiento de las naciones iberoamericanas. Fundación Mapfre Tavera.: “La sociedad novohispana estaba desilusionada y cansada del desorden… facilitando que la consumación de la independencia se lograra casi sin lucha” (p.149). El 24 de febrero de 1821 se promulgó el Plan de Iguala con total unanimidad, que reflejaba la necesidad de un acuerdo político pragmático que fue firmado por Agustín de Iturbide, un militar exrealista, y Vicente Guerrero, un líder insurgente más vinculado con el pueblo que con las élites. En este Plan se establecían varios puntos. El surgimiento de una nueva nación con independencia total de España; una monarquía constitucional; la religión católica como única; un Ejército Trigarante que velaría por las garantías de los ciudadanos y un estandarte, la primera bandera de la nueva nación. El movimiento concluyó con la firma de los Tratados de Córdoba, en la población de Córdoba, Veracruz, el 24 de agosto de 1821 donde se acordó la independencia de México por Agustín de Iturbide, comandante del Ejército Trigarante y el último jefe político de la Nueva España Juan de O’Donojú. El camino que siguió México hacia la independencia fue muy similar al que pasaron otras naciones hispanoamericanas, unas con menos o más años de lucha. Al final el continente fue transformado y dio origen a una región con grandes semejanzas y afinidades históricas, cuyo paradigma de nación fue la occidental.

Este breve recuento histórico del proceso de independencia me resultaba necesario a fin de colocarlo como el punto de partida del tema a desarrollar en este trabajo. Todos los libros escolares de la historia de México incorporan un espacio curricular a este momento histórico definitorio para la fundación de la nación.

Las fuentes primarias consultadas para la escritura de este artículo fueron el Fondo Ezequiel A. Chávez, Planes y programas, del Archivo Histórico de la Universidad Nacional Autónoma de México (AHUNAM); la Colección Especial. Libros de texto, de la Biblioteca Gregorio Torres Quintero y de la Universidad Pedagógica Nacional; y las revistas La Enseñanza Primaria y El Niño Mexicano. El trabajo se estructura a partir de cinco puntos y subpuntos: 1. Introducción, 2. El contexto: la escritura de la historia nacional, 3. De los catecismos a los libros de texto: los contenidos de la Independencia de México, 4. Libros escolares escritos en medio de grandes cambios políticos y pedagógicos, y 5. Consideraciones finales.

Resulta necesario conocer la manera como un tema histórico fundacional se presentó como tema de enseñanza en las escuelas y en los libros escolares de historia, aspecto que analizaremos en los siguientes apartados de este artículo.

El contexto: la escritura de la historia nacional

México, al igual que otras naciones del continente americano que obtuvieron su independencia, enfrentó severos problemas económicos, políticos, internacionales, culturales y sociales que dificultaron sus procesos de construcción nacional. Se arrastraba el pasado colonial, los grupos que emergieron formaron parte de ese pasado y ahora buscaban construir una nación, tarea compleja que llevaría a enfrentamientos políticos e incluso bélicos. La heterogeneidad era el distintivo de las jóvenes naciones (indígenas, mestizos, criollos, españoles, negros): “Agustín de Iturbide en el Plan de Iguala fue el que descubrió que había un algo que unía aquel mosaico heterogéneo que era la población novohispana: todos vivían en un mismo territorio” (Vázquez, 1975Vázquez, J. (1975). Nacionalismo y Educación en México. El Colegio de México., p. 36). Primer punto de identidad, el espacio físico y el territorio.

Para el caso de México cada grupo que obtenía el poder llevaba consigo un proyecto de nación, un plan o pronunciamiento por el cual accedían al poder una constitución y una forma de gobierno. Sin embargo, los consensos eran realmente limitados, y su duración era breve. Varios y diversos proyectos experimentó la joven nación: un primer imperio, una república federal, una república centralista, una dictadura, una regencia, un segundo imperio con un príncipe extranjero Maximiliano de Habsburgo y una república restaurada. De 1821 a 1855 se experimentaron nueve tipos de gobiernos, acompañados de sus respectivas constituciones y/o planes. Como lo anota Virginia Guedea (2004)Guedea, V. (2004). Las herencias del Estado nacional mexicano: La Independencia. In J. Vázquez (Coord.). El nacimiento de las naciones iberoamericanas (pp. 133-146). Fundación Mapfre Tavera.,

el problema fundamental al que se enfrentó México recién independizado, y que no se resolvió durante buena parte del siglo XIX, fue su incapacidad para alcanzar el éxito político. El país no logró establecer un gobierno nacional fuerte y respetable, y al no poder constituirse políticamente su debilitamiento fue cada vez mayor.

(p. 133)

Por tanto, en los primeros años de la vida independiente de México los diferentes gobiernos veían la imperiosa necesidad de generar lealtades a una nueva figura que ya no se identificaba con el rey, ahora era la Patria, el nuevo Estado. Para los niños este cambio fue quizás más sencillo que para los adultos, cuyas prácticas, valores y formas de vida se identificaban más con la estructura concreta y palpable de la corona y un rey. Pero ¿qué significaba este nuevo objeto de lealtad? Dado que era necesario sostener esta nueva figura, ¿cómo hacerlo? El camino así se dirigía a dos cosas: la religión católica y la historia. Carlos María de Bustamante, intelectual de la época,

fue el –definidor– del concepto de un México hecho y acabado desde siempre, al que le pasaba ese algo que era su historia. La conquista, la colonia, la independencia no lo iban haciendo, México era un ente terminado desde el principio. De esta forma el concepto de nación sería prácticamente equivalente al de territorio.

(Vázquez, 1975Vázquez, J. (1975). Nacionalismo y Educación en México. El Colegio de México., p. 39).

Este es el inicio de la construcción de una historia para todo un territorio diverso en espacio, habitantes y culturas.

La Independencia fue el arranque de una historia llena de complejos momentos. La primera mitad del siglo XIX estuvo marcada por fuertes conflictos internacionales que impactaron de manera desfavorable al país: guerras, pérdida de la mitad del territorio nacional e invasiones (invasión de Francia, guerra con los Estados Unidos, endeudamiento y sus respectivos pagos). Si bien los efectos negativos de esta situación se vieron reflejados en los aspectos económicos, también se dieron otro tipo de resultados. Algunos intelectuales se interesaron y preocuparon por los temas históricos y consideraron la idea de historizar los procesos que se estaban generando en el país. Estos intelectuales fueron los pioneros de la historiografía mexicana. Tenemos plumas como Lucas AlamánAlamán, L. (1991). Disertaciones sobre la historia de la República Mexicana: desde la época de la conquista que los españoles hicieron, a fines del siglo XV y principios del XVI, de las islas y continente americano, hasta la independencia. Antología. México: CNCA 5 5 Lucas Alamán. Disertaciones sobre la historia de la República mexicana: desde la época de la conquista que los españoles hicieron, a fines del siglo XV y principios del XVI, de las islas y continente americano, hasta la independencia. Tomos I, II y III; Manuscrito: Hernán Cortés: tipos y costumbres; Diccionario universal de historia y de geografía. Tomo 1 / obra dada a luz en España, por una sociedad de literatos distinguidos, y refundida y aumentada considerablemente para su publicación en México. , José María Luis Mora6 6 José María Luis Mora. Méjico y sus revoluciones. Tomos I. II. y III. Catecismo Político de la Federación Mexicana. , Lorenzo de ZavalaZavala, L. (1981). Ensayo histórico de las revoluciones de México: desde 1808 hasta 1830. México: SRA, Centro de Estudios Históricos del Agrarismo en México.7 7 Ensayo histórico de las revoluciones de México. , Carlos María de BustamanteBustamante, C. (1961) Cuadro Histórico de la Revolución Mexicana, comenzada en quince de septiembre de mil ochocientos diez por el ciudadano Miguel Hidalgo y Costilla. Mañanas de la Alameda, y una amplísima producción con temas de historia y política. INBA: INEHRM.8 8 Cuadro Histórico de la Revolución de la América Mexicana, comenzada en quince de septiembre de mil ochocientos diez por el ciudadano Miguel Hidalgo y Costilla, Mañanas de la Alameda, y una amplísima producción con temas de historia y política. , entre otros. Ellos decidieron y plantearon los grandes temas para la escritura de una historia de México, y en parte su motivo estaba en justificar su participación y acciones en la vida política, por tanto, mostraban en sus escritos una interpretación de la historia y su utilidad, sobre todo su programa político, de allí las grandes disertaciones sobre la historia de México y sus gobiernos.

Los autores con tendencia liberal como era el caso del doctor José María Luis MoraMora, J. Méjico y sus revoluciones. Tomos I. II. y III. Catecismo Político de la Federación Mexicana. consideraban que la historia de México iniciaba con la Independencia y presentan al período colonial como negativo y obscuro. Por el contrario, los de corte tradicionalista como sería el caso de Lucas Alamán consideraban al período colonial como el momento del mestizaje y el surgimiento de la nación mexicana. El mundo indígena no contaba en su interpretación del pasado de México, por tanto, la visión del pasado es con una mirada hispanista. Por su parte Bustamante sostiene la idea de que la esencia de la nación mexicana surge de sus antecedentes prehispánicos, y aquí entrarán nuevos elementos discursivos: indigenismo, guadalupanismo (término que se genera a partir de la figura de la virgen de Guadalupe, patrona de México), republicanismo y la construcción de una historia nacional llena de simbolismos pragmáticos. Sin embargo, ambos pensamientos coinciden en la necesidad de crear mitos, héroes, momentos anecdóticos y fechas memorables. Para la década de los 1930 del siglo XIX la idea del pasado no sólo se consideró importante sino necesaria para formar ciudadanos y concebir un imaginario de la nación. El término ciudadano tan mencionado en toda la literatura de la época ha ido cambiando a lo largo del tiempo, para el siglo XIX los referentes se encuentran en los ilustrados franceses del siglo XVIII. Y se construye una definición propia. Un ciudadano es aquel habitante de una nación que tiene derechos civiles y políticos, así como obligaciones para con el Estado. Además, se incluyeron varios elementos adicionales: edad, propiedades, sexo, incluso escolaridad, que cambiarían con el tiempo. Los libros de texto mantendrán un discurso formativo de ciudadanos, la independencia será el tema de inicio de este discurso.

La historia escrita tenía como primer fin el generar lealtades, unidad, identidad, homogeneidad, sentido de pertenencia, ubicación y la adquisición de nuevas prácticas culturales. Sus destinatarios eran todos los habitantes del país, pero principalmente los niños y jóvenes. El segundo fin de la escritura de la historia estaba en formar a los nuevos ciudadanos, que debían dejar de pensar e identificarse como súbditos, e identificarse y sentirse mexicanos. La escuela desempeñó un papel importante para enseñar la historia del país y para formar a los nuevos ciudadanos mexicanos.

Los instrumentos de enseñanza iniciaron de manera combinada, es decir, en la escuela, además de una serie de actividades de educación no formal que se insertaban en el espacio público como lo fueron los desfiles, las proclamaciones públicas, las oraciones cívicas, entre otros. Estos actos lograron la enseñanza de ciertos temas históricos a grandes grupos, no solo de niños. Cabe decir que los más recurrentes a estos actos eran los niños, jóvenes y mujeres. El espacio público era amplio, con las calles, las plazas y las avenidas. Estos actos serían parte de la enseñanza de la historia nacional en los primeros años del México independiente. Más tarde la escuela iría ganando espacios y generaría nuevos instrumentos pedagógicos, a fin de formar histórica y cívicamente a los niños, a este grupo de mexicanos que tienen entre 6 y 14 años de edad y que deben asimilar conocimientos, saberes, formas de conducta y valores de una época y una propuesta política.

El año de 1867 fue un momento clave para el país, pues éste transitaría a una nueva etapa, a una especie de nueva independencia. Benito Juárez encabezaba el gobierno, la República se restauraba, se promulgaba la Ley Orgánica de Instrucción Pública y, con ella, se inician grandes cambios para la educación nacional. Gabino Barreda pronunció la Oración Cívica con motivo de la conmemoración de la independencia y así se abrió el camino para la entrada del positivismo como ideología política y educativa. Los liberales asumieron el control del país. El gobierno de Porfirio Díaz dio continuidad al proyecto juarista y su contribución fue impulsar un proyecto de modernización económica y educativa. En este marco el discurso histórico del Porfiriato fue mostrado en la gran obra de la época México a través de los siglos, en la cual observamos un planteamiento historiográfico positivista que señala: “existe la conciencia de lo que se escribe será de utilidad para la elaboración de una auténtica historia de México” (Roldán, 1996Roldán, E. V. (1996). Los libros de texto de Historia de México. In Juan A. Ortega y Medina & Rosa Camelo. (Coords.). Historiografía mexicana. En busca de un discurso integrador de la nación, 1848-1884. (Vol. 4, pp. 491-526). Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas. http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/317_04/historiografia_mexicana.html
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, p. 14).

Durante las últimas décadas del siglo XIX se incrementaron títulos y autores con el tema de la historia de México. Destacaron sobre todo historiadores, escritores, médicos, abogados y periodistas que abonaron a la escritura de historia9 9 La producción fue extensa. Sólo menciono algunos textos: Manuel Orozco y Berra, Diccionario Universal de historia y geografía, Joaquín García Icazbalceta, Colección de documentos inéditos para la historia de México, Antonio García Cubas, Cuadro geográfico, estadístico, descriptivo histórico de los Estados Unidos Mexicanos, y Julio Hernández y Dávalos, Colección de Documentos para la historia de la guerra de independencia, 1808-1821. . La historia enseñada y aprendida atendió tres elementos para lograr la formación de los niños como ciudadanos leales, fieles y patriotas: los programas de estudio, los libros de texto y las metodologías. Este fin fue alcanzado durante el Porfiriato cuando se contó con un sistema educativo graduado, escuelas normales, presupuesto para la educación y el mejoramiento y creación de edificios escolares, ampliando la cobertura educativa.

De los catecismos a los libros de texto: los contenidos de la Independencia de México

Primeros acercamientos de los libros escolares al tema de la Independencia

Veían su propia historia contemporánea desde este punto de vista: México era un país privilegiado que llegaría a su plenitud política y económica cuando se quitaran los obstáculos legales y económicos que lo sujetaban. Las letras y el catecismo eran las armas que permitirían, aunque fuera a largo plazo, lograr esa meta y realizar la grandeza nacional.

(Staples, 1979Staples, A. (1979). Alfabeto y catecismo salvación del nuevo país en Historia Mexicana. Alfabeto y Catecismo, 29(1), 113., p. 56)

La Independencia y sus posteriores efectos en la sociedad fueron motivo de reflexión de intelectuales de la época, para los cuales era necesario contar su visión y participación en esos acontecimientos. Al pasar de los años y de los diferentes gobiernos, estas historias y recuerdos formaron parte de la memoria histórica del país. Esta memoria sería selectiva de recuerdos y momentos. El pasado de la nación fue construido a partir de ciertas y determinadas circunstancias y temas. ¿Qué momentos elegir?, ¿qué personajes?, ¿qué períodos?, ¿qué conceptos?; como anota Halbwachs (1968)Halbwachs, M. (1968). Memoria colectiva y memoria histórica. Revista Reis, (69), 209-219. https://doi.org/10.2307/40183784
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,

La historia es, sin duda, la colección de los hechos que más espacio han ocupado en la memoria de los hombres. Pero leídos en los libros, enseñados y aprendidos en las escuelas, los acontecimientos pasados son elegidos, cotejados y clasificados siguiendo necesidades y reglas que no eran las de los grupos de hombres que han conservado largo tiempo su depósito vivo.

(p. 212)

La historia escrita por los intelectuales del XIX fue poco a poco adaptada e insertada en los contenidos de los programas y en los libros escolares. Las escuelas de primeras letras fueron los espacios que recibieron y trasmitieron las ideas histórico-cívicas que se deseaba que los niños asimilaran, si bien fueron intentos poco claros, más tarde el tema crecería y lograría destacados resultados.

Los primero libros con uso didáctico parten desde el siglo XVI cuando se editaron los catecismos religiosos y de urbanidad, y más tarde catecismos políticos y cívicos. Estos materiales resultaron muy convenientes al iniciar la vida independiente, pues la nación requería formar ciudadanos bajo nuevos paradigmas políticos. El modelo fue tomado principalmente de Francia y algunos más de España. Eugenia Roldán (1996)Roldán, E. V. (1996). Los libros de texto de Historia de México. In Juan A. Ortega y Medina & Rosa Camelo. (Coords.). Historiografía mexicana. En busca de un discurso integrador de la nación, 1848-1884. (Vol. 4, pp. 491-526). Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas. http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/317_04/historiografia_mexicana.html
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señala que: “En un primer momento, cuando la prioridad era organizar políticamente al nacido México, hubo mucho interés por enseñar desde los niveles elementales hasta los superiores conocimientos de carácter cívico, en lo que la historia hizo un breve acto de presencia” (p. 491). Fueron publicados 63 catecismos durante el siglo XIX, lo cual mostraba el interés del Estado por promover la edición de estos textos de uso escolar. Varios títulos fueron apareciendo, como por ejemplo Catecismo de la independencia en siete lecciones, de Luis de Mendizábal, Catecismo de República, o elementos del gobierno republicano popular federal de la nación mexicana, de M. Vargas, Catecismo Político de la Federación Mexicana, de José María Luis Mora, y Cartilla social o breve instrucción sobre los derechos y obligaciones del hombre en la sociedad civil, de José Justo Gómez de la Cortina. Los catecismos políticos y civiles, además de la Constitución (primero la de Cádiz de 1812 y más tarde la de 1824), fueron materiales usados para la enseñanza de los deberes y obligaciones del ciudadano, los principios políticos republicanos (valores del individualismo) y las nuevas prácticas gubernamentales. Se mostraba el afán de convertir a los súbditos en ciudadanos, en enseñar, sobre todo, el respeto a la autoridad y la obediencia a las leyes a fin de generar una transferencia de lealtades de la corona. Se pasó de algo concreto, el rey, a algo muy difícil de comprender, el Estado moderno y la Patria. Uno de los medios utilizados para la transmisión de los nuevos saberes fue los catecismos políticos y cívicos. Era necesario cambiar la idea de lealtad y fidelidad al rey por el de la Patria. Dada la tarea compleja al estar ante la enseñanza de una nueva conceptualización de sociedad, la escuela atendería esta conversión. Aun no existía una materia específica que hablara de estos temas; más tarde se estableció un espacio en el currículum con sus libros de texto de historia patria.

La primera mitad del siglo XIX se caracterizó por un ambiente patriótico lleno de nuevas palabras, símbolos y representaciones, todo ello como parte de una nueva sociabilidad y un nuevo discurso cívico. “El espacio educativo estuvo relacionado con la retórica patriótica, la utilidad pública y los valores republicanos que promocionaban el conocimiento de los deberes del ciudadano” (Martínez, 2019Martínez, P. (2019). Fiestas religiosas y ceremonias cívicas en la educación de la ciudad de México y Veracruz, 1821-1872. Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, (56), 113-144. https://doi.org/10.22201/iih.24485004e.2018.56.64128.
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, p. 118).

El significado de la independencia y su trascendencia se trasmitió como ya señalamos de una manera tibia y poco precisa en las escuelas de primeras letras y lancasterianas, usando como instrumento pedagógico el catecismo político o cívico y algunos materiales didácticos. También desempeñó un destacado papel la educación no formal con una serie de formatos como fueron los siguientes: los desfiles, las conmemoraciones, las fiestas cívicas, los discursos cívicos, las festividades, las juras, las oraciones cívicas. Por ejemplo, la entrada del Ejercito Trigarante a la ciudad de México fue un acto público que le podía llamar la atención de los niños. Pero no sólo eran observadores sino activos participantes y de eso se trataba el momento cívico, como lo anota Pablo Martínez (2019)Martínez, P. (2019). Fiestas religiosas y ceremonias cívicas en la educación de la ciudad de México y Veracruz, 1821-1872. Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, (56), 113-144. https://doi.org/10.22201/iih.24485004e.2018.56.64128.
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Niños y jóvenes intervinieron en la aclamación a Agustín de Iturbide por su entronización como emperador el 21 de julio de 1822. Con el surgimiento de la república, niños y niñas formaban parte de las procesiones de las fiestas cívicas y de los actos que en la plaza mayor o en las alamedas un orador pronunciaba un discurso cívico. A veces se les podía ver ataviados en un carro alegórico representando a la patria o portando las armas de la república para custodiar la Constitución federal de 1824 cuando era llevada en procesión por las calles, pero aún no participaban en representación de su establecimiento educativo.

(p. 130)

Además, los gobiernos liberales promovieron y oficializaron un calendario cívico lleno de momentos claves para la historia de la nación y acompañado de sus respectivos héroes patrios.

Los cambios surgieron en torno a una creciente identificación de niños y niñas con el 16 de septiembre y Miguel Hidalgo, cuando su escuela recibía una copia de la oración cívica que sería pronunciada el día de la función y en las ocasiones en que eran exhibidos en un carro alegórico ataviados de ‘traje nacional’, custodiando la Constitución y el cuadro de Hidalgo [énfasis en el original].

(Martínez, 2019Martínez, P. (2019). Fiestas religiosas y ceremonias cívicas en la educación de la ciudad de México y Veracruz, 1821-1872. Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, (56), 113-144. https://doi.org/10.22201/iih.24485004e.2018.56.64128.
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, p. 132)

Las fiestas cívicas cumplieron una excelente función en aras de formar cívicamente a los nuevos ciudadanos, acostumbrados a las fiestas religiosas. Desempeñaron un papel educativo tanto para niños como para adultos al enseñarles nuevos valores, sentido de identidad, lenguajes y una nueva cultura. El discurso pedagógico se centraba y reiteraba el enseñar a los niños y a la sociedad en general que la nueva lealtad y fidelidad era para el Estado y sus leyes al que se debía obedecer. Los espacios escolares y no escolares se utilizaron en aras de trasmitir y conservar la memoria histórica de la nación, y de los momentos claves de la vida nacional como era la independencia.

Los materiales didácticos expresaban los intereses y necesidades del Estado. Existía un consenso en lo que debía saber un niño: doctrina cristiana (por ejemplo hay una ley de 1853 que señala que es obligatorio el Catecismo del padre Ripalda), leer y escribir y algo de temas cívicos.

Hay fuertes polémicas durante los años 1950. La Ley Orgánica de Instrucción Pública de 1867 pone fin al conflicto, y se introducen nuevos contenidos en los libros escolares. Posteriormente, los programas y planes de estudio se desprenden de la política educativa, y la legislación educativa marcará los lineamientos en materia de programas y planes de estudio, como lo señala La Ley de Enseñanza Obligatoria de 1888 y la Ley y Reglamentaria de Instrucción Pública de 1896. Como bien lo afirma Antonio Viñao,

la sistematización y la secuenciación de dichos saberes por escrito en un programa y en un manual o libro de texto constituyen el acta fundacional de una disciplina. Las disciplinas escolares pueden concebirse como un “tránsito” desde los espacios sociales de un determinado conocimiento o saber al “espacio social de la escuela.”.

(Ossenbach, 2010Ossenbach, G. (2010). Manuales escolares y patrimonio histórico-educativo. Educatio Siglo XXI, 28(2), 115-132., p. 125)

Los catecismos como todo libro escolar fueron mudando a nuevos formatos con nuevas metodologías, dando paso a los libros que podemos denominar como modernos. Los congresos pedagógicos de la década de los 1980 y 1990 fueron los que marcaron el gran cambio con el establecimiento de lineamientos y toda una normatividad en la materia. Como fruto del primer congreso se elaboró en 1890 un nuevo currículo de primaria elemental, cuyo antecedente fue el plan diseñado en 1888 que incluía las materias básicas y agregaba moral práctica, historia patria, geografía (con tema detallados) y, por último, nociones de ciencias. A partir de este momento se estableció una relación estrecha, un vínculo inseparable entre programa-método-libro. Todos los textos escolares para ser aprobados por la autoridad educativa respectiva debían estar apegados a los planes y programas de estudio vigentes y debían pasar por un dictamen previo para ser autorizado su uso en las escuelas públicas, pues solo así el Estado podía tener un control sobre los saberes y enfoques a enseñar. El siguiente comentario extraído de un artículo publicado en la revista La Enseñanza Primaria muestra la relación entre los libros de texto y sus programas:

En la Enseñanza Pública, como en toda institución social, los programas sintetizan el espíritu que ha de normar los trabajos y actos correspondientes. En los programas de enseñanza se desarrollan las ideas morales del Estado y se fija la trayectoria en que deben sucederse todos los factores de la educación para realizar la cultura social que es objetivo de la escuela. Los libros de texto, que constituyen uno de estos factores, no han satisfecho hasta ahora todas las condiciones que deben tener para el objeto que se eligen, y su influencia, menos útil que nociva en un gran número de casos, no ha podido colaborar eficazmente en las tareas de la enseñanza. ... En consecuencia, es indispensable, ante todo, tener un programa concienzudo y razonado que contenga, no solamente los puntos que debe tratar cada materia, sino también las relaciones lógicas y metodológicas que deben existir entre ellos para formar conjuntos completos y armónicos. ... Así las lecciones de un maestro podrán variar; pero siempre estarán orientadas por una misma brújula: el espíritu del programa; y los libros de texto, que no son más que un auxiliar para el maestro, deben ser la interpretación y el desarrollo exacto del programa. ... Las lecciones del maestro y los libros de texto deben ajustarse enteramente a los programas, tanto en la verdad científica como en el método que deben seguirse para inculcar esa verdad. Y sí alguna vez los programas llegan a uniformarse en aquellas materias de utilidad general, la acción de los textos girará en una extensión de mayor radio; y si esos libros nunca bastarán por sí solos para hacer un curso de instrucción primaria, así contribuirán sensiblemente a la unificación de la enseñanza

(Rodríguez, 1901Rodríguez, P. (1901). Los libros de texto y los Programa. La Enseñanza Primaria, I(9), 135-137., pp. 135-137).

Una propuesta de periodización

El tránsito del catecismo a un libro de texto moderno se dio a partir de cambios políticos y pedagógicos. Es importante señalar que los congresos pedagógicos ya señalados marcaron el instante preciso de la transformación. Podemos establecer diferentes momentos en el camino, que muestran cómo los libros escolares han mudado a lo largo del tiempo. Anoto de manera breve las siguientes etapas para desarrollar en el siguiente apartado.

La primera va de 1812, marcado por la promulgación de la Constitución de Cádiz. En España se dio inicio a la publicación de catecismos políticos y cívicos tomando como modelo los publicados en Francia; a su vez, México se inspiró en estos materiales y los adaptó, pues la idea que prevalecía era divulgar los valores republicanos. Aunado a estos materiales se escribieron importantes obras de historia de México, bajo la autoría de destacados intelectuales y políticos como Lucas AlamánAlamán, L. (1991). Disertaciones sobre la historia de la República Mexicana: desde la época de la conquista que los españoles hicieron, a fines del siglo XV y principios del XVI, de las islas y continente americano, hasta la independencia. Antología. México: CNCA , José María Luis Mora y otros más. El 1852 fue el año en que se publicó el primer libro de texto de historia. La función de los catecismos políticos y cívicos se fue desdibujando, el país había logrado su independencia y requería de otro tipo de materiales para la formación histórica de los niños.

La segunda va de 1852 a 1867 y estuvo marcado por los libros escritos en medio de la guerra civil, el segundo Imperio con Maximiliano de Habsburgo, la restauración de la República y la presentación de la Ley Orgánica de Instrucción Pública, con un Estado cada vez más presente y con mayor intervención, sobre todo en temas educativos. Durante este período se continuó con la publicación de obras de historia de México tanto de la pluma de autores liberales como conservadores, para estos era uno de los últimos espacios que les quedaban después del triunfo liberal. Manuel Larráinzar es un ejemplo de obra escrita por conservadores. Las ideas, información y conocimientos fueron adaptadas para ser enseñadas en las escuelas primarias y preparatoria. Este período fue muy complejo, se vivieron diversos conflictos políticos que fueron mostrados en los libros de historia, desde la especial perspectiva de cada autor.

La tercera abarca de 1867 a 1891, período de grandes cambios en la política educativa impulsados por los gobiernos de Benito Juárez y Porfirio Díaz. El pensamiento positivista permeó a la educación pública en planes, programas, legislación y libros de texto.

La cuarta etapa incluye de 1892 a 1921, en la cual se dio inicio a la escritura de libros escolares que podemos denominar modernos y que deben atender los lineamientos derivados de los Congresos de Instrucción Pública, ser innovadores en formato y contenido. Todos estos libros fueron escritos y publicados durante el Porfiriato, cuya circulación rebasó esta temporalidad y llegó hasta la creación de la Secretaría de Educación Pública (1921).

A continuación presentaré los cambios a partir del segundo momento, es decir, a partir de 1852.

Libros escolares escritos en medio de grandes cambios políticos y pedagógicos

Los primeros libros que incluyeron los temas de la independencia se presentan a partir de 1852. “Epitasio de los Ríos fue el autor del primer libro de texto de historia propiamente dicho de que tenemos noticia, el Compendio de historia de México desde antes de la conquista hasta los tiempos presentes, extractado de los mejores autores para la instrucción de la juventud” (Roldán, 1996Roldán, E. V. (1996). Los libros de texto de Historia de México. In Juan A. Ortega y Medina & Rosa Camelo. (Coords.). Historiografía mexicana. En busca de un discurso integrador de la nación, 1848-1884. (Vol. 4, pp. 491-526). Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas. http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/317_04/historiografia_mexicana.html
http://www.historicas.unam.mx/publicacio...
, p. 503). Varios años transcurrieron para que el Estado contara con un instrumental normativo que le permitiera tener mayor control y presencia en la regulación del espacio curricular.

Para 1867 se estableció en el currículum de educación primaria la materia de Historia de México, lo cual marcó el inicio de la formación histórica formal, con sus respectivos programas y libros de texto, que coincide con la promulgación de la Ley Orgánica de Instrucción Pública. Los primeros programas de estudio incluyeron desde luego al movimiento de Independencia y marcaron la línea a seguir para enseñar estos contenidos. El corte fue positivista y se atendieron los siguientes temas: personajes, héroes, acciones de guerra, datos, lugares, sucesos, biografías, fechas, anécdotas y valores. A partir de 1894 además de estos puntos se incluyeron imágenes y una narrativa clara, llena de ejemplos cotidianos para los niños e incluso historias anecdóticas y moralizantes, en su mayoría con una moraleja o un ejemplo a seguir. La mayoría de los textos mantuvieron una narrativa de este corte a excepción de los autores católicos que dieron ciertas variantes, las cuales se centran en relatos e historias sobre los grandes héroes nacionales vinculados a la religión católica o a ciertos símbolos de ella. Para la década de los 1990 se profundizó en los contenidos y metodologías para enseñar los temas históricos y se especificaron los siguientes puntos:

Era necesario dar a los alumnos, desde el primer año de Historia, una idea del conjunto y de sus diversas partes; conducirlos del punto de partida al de llegada, marcando bien todos los pasos, de manera que el camino entero quede visible.- La primera enseñanza de la Historia debe fundarse de preferencia en las biografías y sobre todo en las biografías basadas en la anécdota.- No deben emplearse en detalles.- La lección debe ser oral, sin excluir por eso el uso del libro de texto.- Las narraciones deben ser animadas y pintorescas, para que hagan ver a los niños a los hombres y las cosas, como sí se resucitase ante ellos el pasado.- A toda lección seguirá un resumen hecho por el maestro o en colaboración de los alumnos, lo más breve posible a fin de ser aprendido de memoria.- Hay que servirse del pizarrón, en el cual se escribirán los nombres propios y se trazaran los itinerarios; servirse de los mapas en los cuales se mostrarán el país y ciudades o lugares importantes.- La enseñanza de la Historia debe ser una escuela de patriotismo.- El maestro debe ser equitativo e imparcial en la apreciación de los hechos y doctrinas. Después de estas recomendaciones se anexaba un listado de las figuras notables que serían tratadas en clase.10 10 AHUNAM, Fondo Ezequiel A. Chávez, Planes y programas, caja 24, exp. 4, documentos 23-24, pp. 3389. .

Los libros de historia patria: la nueva tendencia

Los libros de historia patria fueron los depositarios de esta nueva estructura y propuesta didáctica. Algunos ejemplos se observan en el tratamiento de la Independencia de México. En el texto Narraciones mexicanas. Una familia de héroes, de Gregorio Torres Quintero, se presenta un espléndido ejemplo con una narrativa cordial, bien escrita, amable, cautivadora, pero con todo un discurso patriota inmerso en cada línea. Mostramos un ejemplo tomado del libro del profesor Torres Quintero:

Título de la lección 4. El señor cura Hidalgo

La familia del maestro de escuela tenía honrosos antecedentes, pues tanto el padre como el abuelo inválido habían peleado en la guerra de Independencia.

El abuelo se llamaba Anselmo Suárez, era de oficio alfarero y a principios del siglo XIX trabajaba en la alfarería que en el pueblo de Dolores, hoy perteneciente al estado de Guanajuato, tenía establecida el señor cura del lugar D. Miguel Hidalgo y Costilla.

Este señor cura, a pesar de ser mayor de cincuenta años, era muy progresista, pues al mismo tiempo que desempeñaba sus funciones religiosas empleaba el tiempo restante en el fomento de la industria que daban trabajo a numerosas familias.

Lección 16. ¿Me acompañan a la guerra?

Yo soy criollo, yo no tengo sangre de indio, pero he nacido en esta tierra, y la tierra es mi patria. Los criollos amamos este suelo, tanto como los mestizos y los indios. ¿Y quién tiene más derecho de ser dueño de esta tierra: los que aquí hemos nacido, o los que vienen de otra parte? ¡Nosotros! Nosotros debemos ser dueños de la tierra, debemos ser hijos libres de una patria libre.

(Torres Quintero, 1907Torres Quintero, G. (1907). Una familia de Héroes. Librería de la Viuda de Charles Bouret., pp. 13-41)

Otro autor que escribió libros de texto para las escuelas católicas fue José Ascensión Reyes. En su texto Nociones elementales de historia patria (1910), destina nueve lecciones con más de cincuenta páginas a tratar el tema de la independencia. Es uno de los autores que más páginas le da al tema junto con Sierra. Un ejemplo del tratamiento del tema:

Primera Lección: justifica los criollos como los herederos de los puestos que eran de los españoles. Haciendo mención que todos son hijos de Dios. Segunda Lección: La invasión de España por Napoleón. Tercera Lección: Junta de Valladolid, grito de Dolores, junta de Querétaro (1810), el nacimiento de la Independencia. Cuarta Lección: juicio de Hidalgo, las Campañas y su muerte. Quinta Lección: D. Ignacio Rayón nombrado jefe de la Revolución. Sostuvo varios combates desde Saltillo hasta Zitácuaro. Sexta Lección: La vida de Nicolás, como fue aprendido su padre Leonardo Bravo y condenado a muerte. El Congreso de 1813 sufrió Morelos varias derrotas y fue capturado y fusilado. Lección Séptima: Guerrero, Iturbide, y la Constitución de 1812. Iturbide como el libertador de México, un poco de su vida. La participación de Fco. Javier Mina. Y 1817 la causa de la insurrección agonizaba. Lección Octava: Plan de Igual y la entrada del Ejercito Trigarante. Lección Novena: La política del Libertador Iturbide hacer la independencia sin romper lazos con España y trato de que las dos naciones fueran hermanas y no enemigas. Plan de Iguala.

Estos personajes son los que señala el programa de estudios para el contenido de la Independencia, pero se agrega el toque católico y el del héroe anónimo: la Virgen de Guadalupe, El Pipila, el niño Narciso Mendoza en Cuautla con un cañón. José Iturrigaray, Gabriel Yermo, Carlos III, Francisco Primo de Verdad, Miguel Hidalgo y Costilla, Miguel Domínguez, Ignacio Allende, Josefa Ortiz de Domínguez, Francisco Javier Venegas, Juan Aldama, José Ma. Calleja, Ignacio López Rayón, José María Morelos, Leona Vicario, Nicolás Bravo, Leonardo Bravo, Morelos, Apodaca, Francisco Xavier Mina, Vicente Guerrero, Emperador Agustín Iturbide, Juan O’Donojú (Reyes, 1910Reyes, J. (1910). Nociones elementales de Historia Patria (Primer año) México Colonial (Segundo año) México independiente. Herrero Hermanos., pp. 117-147).

Los héroes, los acontecimientos, las batallas son los establecidos por el programa de estudios oficial. Sin embargo, el discurso histórico tiene el sello de un autor católico. El siguiente ejemplo lo muestra claramente:

Veo, mis amados lectorcitos, que os entusiasma al conocer las hazañas de esos niños, y que de buena gana quisierais imitarlos. … ¿Queréis de veras hacer algo útil por la Patria? Pues cumplid siempre con los deberes que ellas que ella os impone: ahora quiere que estudiéis con afán para que mañana podáis servirla con inteligencia. …De todo esto podéis inferir rectamente que nuestra Patria había entrado por el camino de la verdadera civilización. … México Reino Independiente, colocando en el Trono a un Príncipe de la Casa de España. Este pensamiento era sabio y prudentísimo; si se hubiese realizado, nuestro país había conseguido su independencia sin sangre.

(García, 2020García, M.L. (2020). Nociones elementales de historia patria de José Ascensión Reyes: un libro de texto para la formación de ciudadanos católicos (1985-1911). [Tesis de Maestría, Universidad Pedagógica Nacional]. Colección Digital UANL., p. 105)

En la mayoría de los libros de textos se presentaba invariablemente los mismos personajes. Miguel Hidalgo encabeza la lista, como lo anota Eugenia Roldán (1996)Roldán, E. V. (1996). Los libros de texto de Historia de México. In Juan A. Ortega y Medina & Rosa Camelo. (Coords.). Historiografía mexicana. En busca de un discurso integrador de la nación, 1848-1884. (Vol. 4, pp. 491-526). Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas. http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/317_04/historiografia_mexicana.html
http://www.historicas.unam.mx/publicacio...
:

El padre de la patria, Hidalgo, nadie más que Hidalgo puede ser el padre de la patria porque él inició la revuelta y además tenía el proyecto de hacer la Independencia. Morelos es también un gran héroe –para muchos, más glorioso por sus actos que Hidalgo–; Mina es exaltado como un verdadero mártir de la Independencia (y además su aventura es muy romántica), y Guerrero es igualmente uno de esos grandes. A Iturbide ya nadie se atreve a defenderlo a capa y espada y la visión que dan de él es bastante balanceada: si bien es cierto que pocos explican su cambio de bando en la guerra insurgente, o explican que el impulso para “ponerse del lado de la patria” le vino de una especie de iluminación repentina, optan por decir que se trataba de un hombre de buenas intenciones … Sierra considera que los héroes insurgentes nos hicieron la patria con su sangre y con sus huesos [énfasis en el original].

(p. 520)

La construcción del pasado histórico estaba nutrida de estos imaginarios de nación y de sus héroes, de sus momentos míticos y de todo un discurso que apelaba al patriotismo y nacionalismo, el cual ha quedado casi inamovible, como una estatua nacional, lo mismo que las imágenes de ese período histórico. Todos los libros mantenían esa unidad/lección o contenido temático. Lo que realmente diferenciaba un libro de otro era su autor, pues este definía el discurso y la narrativa. Así tuvimos autores de diferente ideología o filiación política: católicos, protestantes, liberales, socialistas, etc. Algunos autores y títulos: Justo Sierra, Primer y Segundo Año de Historia Patria; Antonio García Cubas, Cartilla de Historia de México; y para el inicio del siglo XX, Nociones elementales de historia patria, de José Ascensión Reyes, La Patria Mexicana, Narraciones mexicanas. Una familia de héroes, de Gregorio Torres Quintero, Elementos Historia Patria, de Andrés Oscoy, Segundo curso de Historia Patria, de Guillermo Sherwell, Lecciones de historia general de México que comprende desde los tiempos primitivos hasta nuestros días, de Rafael Aguirre Cinta.

De todos los autores que escribieron libros de historia patria destacan los libros de Justo Sierra, el gran innovador y constructor del nuevo discurso patriótico. El texto corresponde a la nueva generación de libros de corte diríamos moderno, que incorpora los últimos avances en torno a la enseñanza de la historia. Presenta una serie de elementos de tipo didáctico a fin de que el estudiante logre una mejor comprensión de la información que se le presenta. El lenguaje no es tan sencillo si pensamos que está destinado a niños de tercer grado que tienen entre 8 y 10 años de edad; la información que se da es bastante completa y variada y se denota la erudición del autor. En 29 páginas expone la Independencia con los siguientes subtemas y recursos:

1. Los preparativos de la Insurrección. 2. Hidalgo y sus colaboradores. 3. El grito de Dolores. La lucha: los triunfos; la derrota y la muerte de los grandes insurgentes; organización del movimiento. 4. Morelos. 5. Mina. 6. Hechos gloriosos de la Insurrección en su período heroico. A principios de 1808.

Cada lección incluía un resumen final, como se muestra en el siguiente ejemplo:

CUESTIONARIO. — 1. ¿La idea de la Independencia desapareció gracias a los triunfos de los españoles? — 2. ¿Quién la mantenía con las armas en la mano? — 3. ¿Qué partido se formó en Méjico cuando triunfó en España la constitución liberal? — 4. ¿Quién era 1). Agustín de Iturbide? — o. ¿Cuáles eran las bases del plan de Iguala? — 6. ¿Qué efecto produjo en el país? — 7. Cuál fue la conducta de los españoles en Méjico y cuál la del nuevo virrey O'Donojú? — 8. ¿Qué fueron, en substancia, los tratados de Córdoba? Cuándo entró en Méjico el ejército trigarante? (Sierra, 1894Sierra, J. (1894). Segundo año de Historia Patria Elementos para los alumnos del cuarto año primario obligatorio. Librería de la Viuda de Charles Bouret., pp. 4-33).

La siguiente cita muestra el tratamiento discursivo:

Allende, joven arrogante é impetuoso, Juan Aldama y otros. Pronto la señora de Domínguez estuvo de acuerdo con ellos y el cura Hidalgo que por su ascendiente entre los indios, por su instrucción y su ingenio, era un precioso colaborador, tomó parte también en lo que era una conspiración. Buscaron prosélitos para realizar el movimiento en Querétaro, comenzaron a llegar y fabricar armas, y cuando entró la Audiencia a gobernar, se dio prisa a todo para adelantarse a la política inquisitorial de los oidores.

(Sierra, 1894Sierra, J. (1894). Segundo año de Historia Patria Elementos para los alumnos del cuarto año primario obligatorio. Librería de la Viuda de Charles Bouret., pp. 11-12)

La lección incluye además una serie de imágenes de los héroes míticos y aprobados por la autoridad educativa: Hidalgo, Morelos, Mina, Guerrero e Iturbide, y dos imágenes de Napoleón III y Fernando VII, para explicar las causas que llevan al movimiento de independencia.

Los temas de la Independencia si bien fueron atendidos de manera prioritaria en los libros de texto, también fueron abordados por los artículos publicados en las revistas pedagógicas y educativas, con la autoría de maestros normalistas e intelectuales. Algunos ejemplos se localizan en la Revista La Enseñanza Primaria (1901-1910) y en la Revista El Niño Mexicano (1895-1896). Anoto el siguiente ejemplo:

Hidalgo, hombre muy instruido y de clara inteligencia, viendo la triste condición con que guardaban los mexicanos bajo la dominación española, concibió el gran pensamiento de que México se hiciera independiente de España. Para realizar idea tan atrevida, entró en conjuración con varias personas de Querétaro y San Miguel el Grande, con el fin de emprender una revolución que acabase con el poder de los españoles en esta Nueva España, como entonces se llamaba nuestra patria. Descubierta la conjuración por el gobierno virreinal, se decretó el arresto de varias personas, y Doña Josefa Ortíz de Dominguez, esposa del Corregidor de Querétaro, dio aviso de esto a D. Ignacio Allende, que había ido a Dolores a reunirse con Hidalgo.

En la noche del 15 de septiembre de 1810. El Capitán D. Juan Aldama llegó con el aviso de la Corregidora, y se pusieron aquellos personajes a deliberar sobre tan comprometida situación. “No hay más remedio, —dijo Hidalgo con energía y resolución— que empuñar luego las armas;” y puso manos a la obra enseguida, es decir, en la madrugada del memorable 16 de septiembre.

Algunos trabajadores —dice un historiador— de las pequeñas fábricas de Hidalgo, unos cuantos presos que por faltas leves se hallaban en la cárcel y fueron puestos en libertad por los conjurados, un centenar de campesinos que habían acudido a la misa del domingo y habían oído, atónitos primero y delirantes después, el sermón inflamado del cura que los llamaba a romper sus cadenas: este fue el primer núcleo del ejército insurgente. Con él salió Hidalgo a las 12 del día para San Miguel el Grande, donde se le reunió el cuerpo de tropa a que pertenecía Allende; en el camino halló en un santuario un estandarte de la Virgen de Guadalupe, la patrona de los indios, la reina indiana de los cielos, que los misioneros habían puesto como intercesora entre los españoles y la raza conquistada y exclamó con religioso acento: “Esa es nuestra bandera. ¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la América y muera el mal gobierno!”

Continuó luego la campaña emprendida por el ejército insurgente, como lo saben nuestros lectorcitos y como tendremos ocasión de detallarlo paulatinamente en estas columnas.

He aquí el hecho histórico de gran trascendencia para los mexicanos, que se solemniza hoy y mañana con múltiples demostraciones de regocijo en toda la República (Robledo Martínez, 2016Robledo Martínez, H. (2016). Una publicación infantil para aprender historia fuera de la escuela: El Niño Mexicano (1895-1896). [Tesis de Maestría, Universidad Pedagógica Nacional]. Tesis Digitales UPN., pp. 169-170, 185-187, 211-212).

A lo largo del siglo XIX distintas escuelas historiográficas influyeron en la escritura y enseñanza de la historia de México. Había la crónica, desengaño por los fracasos, visión pesimista y añoranza por el pasado y la presencia del romanticismo y la historia costumbrista. La historia llamada nacional fue escrita desde diferentes plumas y desde diferentes enfoques, su objetivo era justificar sus proyectos, sus acciones y el modelo de nación. Su contenido fue adaptado y divulgado en los libros de texto a fin de formar ciudadanos leales, obedientes respetuosos y patriotas. Todo un modelo de discurso histórico que tenía como actor principal al nuevo ciudadano de la joven nación. Este discurso se trasmitió en las aulas y utilizó como principales materiales los catecismos políticos y más tarde los libros de historia patria.

Reflexiones Finales

La nación que emergió en 1821 fue diversa, con una población igualmente diversa conformada por indígenas, españoles, negros y la diversidad de mezclas, los puntos de identidad y unidad cambiaron, dejaron de ser súbditos de la corona y se convirtieron en ciudadanos. Las lealtades cambiaron del rey al Estado.

La gestación de la nación llevó consigo la necesidad de escribir una historia. Se escribieron varias y diversas historias, todas depositarias de la memoria colectiva, cuyo eje central era una acción civilizatoria. Uno de sus espacios de divulgación fue la escuela, sus dispositivos los libros de texto, considerados como la batería de disposiciones de transmisión escolar del patriotismo. El tema no fue fácil y no fue sino hasta la expedición de la Ley de Instrucción Pública de 1867 que la historia tomó un lugar en el currículum de educación primaria y con ello se avanzó en la escritura de los textos para ser usados en las escuelas. Se fue construyendo una pedagogía política a partir de ciertas asignaturas: el civismo, la geografía, la historia y la lectura en castellano. Se promovió una asimilación cultural nutrida de símbolos, ideas de patria, rituales, emblemas, cantos, discursos escolares, jura de banderas, concursos patrióticos. La escuela enseñó los conceptos normativos presentes en el lenguaje practicado en los eventos cívicos.

Los libros de historia fueron mudando a lo largo del siglo, así como sus autores: intelectuales, médicos, ingenieros, periodistas y literatos y, más tarde, pedagogos y, finalmente, maestros normalistas. Iniciaron como catecismo, más tarde libros de historia nacional, y para finales del siglo XIX los libros de historia patria, su última parada los libros de historia de México. Este movimiento fue el resultado de cambios políticos y pedagógicos. Sin embargo, los temas, contenidos y discursos referentes a la gestación de la nación fueron establecidos desde 1822. La nueva narrativa impregnó los contenidos escolares. El siglo XX imprimió nuevas miradas al tema aunque siempre ceñido a un planteamiento patriota. El discurso a promover: unidad, patriotismo, lealtad, nacionalismo, modelo de ciudadano ideal, la obligatoriedad del español, creencias, mitos, héroes, villanos, calendario cívico, conmemoraciones cívicas, fiestas, recuerdos, momentos que despertaran emociones y sentimientos patrióticos. La historia se aprendió en sus inicios en el espacio público en las calles, avenidas, plazas, fuentes, y al poco tiempo fue controlada por la escuela y sus enseñanzas se dieron exclusivamente en el aula. Todo ese caminar nos lleva a la construcción de una nación imaginada con ciudadanos igualmente imaginados. Este discurso se ha mantenido por más de dos siglos y hoy observamos en los libros de texto actuales parte de este discurso de nación decimonónica, en que historia, memoria y patria van de la mano. El siglo XXI y en espacial el año de 2020 con el inicio de la pandemia por el covid-19 mostraran nuevas formas y planteamientos para enseñar el tema de la Independencia de México con libros de texto digitales, nuevas tecnologías, nuevos espacios escolares y es posible nuevas miradas a los contenidos.

  • 1
    Dossiê temático organizado por: José Cláudio Sooma Silva <https://orcid.org/0000-0003-3647-8703> e José Antonio Miranda Sepulveda <https://orcid.org/0000-0003-4460-7704>
  • 3
    Normalización bibliografica: Vera Lúcia Fator Gouvêa Bonilha. <verah.bonilha@gmail.com>
  • 4
    Preparación y revisión de textos (Español): Glaiane Quinteiro (Tikinet) <traducao@tikinet.com.br>
  • 5
    Lucas Alamán. Disertaciones sobre la historia de la República mexicana: desde la época de la conquista que los españoles hicieron, a fines del siglo XV y principios del XVI, de las islas y continente americano, hasta la independencia. Tomos I, II y III; Manuscrito: Hernán Cortés: tipos y costumbres; Diccionario universal de historia y de geografía. Tomo 1 / obra dada a luz en España, por una sociedad de literatos distinguidos, y refundida y aumentada considerablemente para su publicación en México.
  • 6
    José María Luis Mora. Méjico y sus revoluciones. Tomos I. II. y III. Catecismo Político de la Federación Mexicana.
  • 7
    Ensayo histórico de las revoluciones de México.
  • 8
    Cuadro Histórico de la Revolución de la América Mexicana, comenzada en quince de septiembre de mil ochocientos diez por el ciudadano Miguel Hidalgo y Costilla, Mañanas de la Alameda, y una amplísima producción con temas de historia y política.
  • 9
    La producción fue extensa. Sólo menciono algunos textos: Manuel Orozco y Berra, Diccionario Universal de historia y geografía, Joaquín García Icazbalceta, Colección de documentos inéditos para la historia de México, Antonio García Cubas, Cuadro geográfico, estadístico, descriptivo histórico de los Estados Unidos Mexicanos, y Julio Hernández y Dávalos, Colección de Documentos para la historia de la guerra de independencia, 1808-1821.
  • 10
    AHUNAM, Fondo Ezequiel A. Chávez, Planes y programas, caja 24, exp. 4, documentos 23-24, pp. 3389.

Referências

  • AHUNAM, Fondo Ezequiel A. Chávez, Planes y programas, caja 24, exp. 4, documentos 23-24, pp. 3389.
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2
Editor responsável: André Luiz Paulilo <https://orcid.org/0000-0001-8112-8070>

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    14 Ago 2023
  • Fecha del número
    2023

Histórico

  • Recibido
    26 Abr 2021
  • Revisado
    09 Nov 2021
  • Acepto
    03 Ene 2022
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