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EXPERIENCIAS RELACIONALES EN LA EDUCACIÓN PATRIMON

RELATIONAL EXPERIENCES IN HERITAGE EDUCATION

EXPERIÊNCIAS RELACIONAIS EM EDUCAÇÃO DE PATRIMÔNIO

RESUMEN

Este artículo propone una reflexión sobre las mutaciones sociales que surgen a partir de la confluencia entre Patrimonio y Educación, donde se evidencia un cambio de época, un deslizamiento de las fijas identidades nacionales a las dinámicas identificaciones societales. La Educación Patrimonial inicia así un camino que subraya el pasaje del Patrimonio como realidad histórica y estática, a la experiencia patrimonial como dimensión relacional. Desde estas transformaciones, la Educación Patrimonial abre oportunidades para sobrepasar las identidades de los pueblos que se aferran a un nacionalismo no deseado. A partir de una mirada epistemológica de las actividades que se han desarrollado entorno al Patrimonio para facilitar su acceso –la mediación y las propuestas pedagógicas –, pondremos en evidencia las mutaciones en curso, desde las experiencias que amplifican las vivencias de las personas.

Palabras-claves
Mutación; Mediación; Ritos; Experiencia; Patrimonio

ABSTRACT

This article proposes a reflection on the social mutations that arise from the confluence between Heritage and Education, where a change of time is evident, a slippage from fixed national identities to dynamic societal identifications. Heritage Education begins a path that underlines the passage of Heritage as a historical and static reality, to the heritage experience as a relational dimension. Since these transformations, Heritage Education opens opportunities to overcome the identities of peoples who cling to an unwanted nationalism. Starting from an epistemological look at the activities that have been developed around Heritage to facilitate its access – mediation and pedagogical proposals –, we will highlight the changes in progress, from the experiences that amplify people’s experiences.

Keywords
Mutation; Mediation; Rites; Experience; Heritage

RESUMO

Este artigo propõe uma reflexão sobre as mutações sociais que surgem da confluência entre Património e Educação, onde é evidente uma mudança de época, uma mudança de identidades nacionais fixas para identificações sociais dinâmicas. A Educação Patrimonial inicia assim um caminho que sublinha a passagem do património como uma realidade histórica e estática para a experiência patrimonial como uma dimensão relacional (Fontal, 2003). A partir destas transformações, a educação patrimonial abre oportunidades para superar as identidades dos povos que se agarram a um nacionalismo indesejado. De uma visão epistemológica das actividades que foram desenvolvidas em torno do património para facilitar o seu acesso – mediação e propostas pedagógicas – destacaremos as mutações em curso, a partir das experiências que amplificam as experiências das pessoas.

Palavras-chave
Mutação; Mediação; Ritos; Experiência; Patrimônio

Del Saber Testimonial a Experiencias Relacionales

En nuestra vida cultural, el patrimonio se ha situado inicialmente como un legado de los pueblos, de gran interés para las naciones por su valor político, estético e histórico, según Le Hégarat: “[…] rassembler des œuvres d’art en raison de leur intérêt pour la nation et de leur valeur esthétique et historique […]” (2015). Este posicionamiento ha sido replanteado principalmente desde las investigaciones de Fontal (2003)FONTAL, O. La educación patrimonial: teoría y práctica en el aula, el museo e Internet. Gijón: Ediciones Trea, 2003., subrayando ante todo el valor relacional del patrimonio y su alcance educativo. En este sentido, hemos desarrollado en diversos escritos esta mutación epistemológica, en cuanto a la noción de patrimonio y su comprensión contextual. Se ha precisado este pasaje de la educación patrimonial a un orden matrimonial: es decir, una organización de fuerzas opuestas, donde el patrimonio ya no es un legado de la nación en la ley del padre sino una realidad de unión sensible, entendida como una experiencia matrimonial que liga razón y sensibilidad, que une naturalmente pasado, presente y futuro (FONTAL; TORREGROSA, 2014FONTAL, O. La educación patrimonial: teoría y práctica en el aula, el museo e Internet. Gijón: Ediciones Trea, 2003.). Asimismo, hemos puesto el acento en el cambio de un patrimonio como herencia de una identidad fija, a un patrimonio que conlleva identificaciones múltiples y dinámicas. Desde esta mutación, el patrimonio se escapa de todo orden político que lo impone como un saber histórico lineal, recibido pasivamente, para emerger como fuerza o potencia colectiva que incluye misterios, secretos y fuerzas arquetipales (FALCÓN; TORREGROSA, 2013FALCÓN, R. M.; TORREGROSA, A. Patrimonios instinctivos. In: HUERTA, R.; DE LA CALLE, R. (coords.). Patrimonios migrantes. Valencia: Université de Valencia, 2013. p. 125-131.). Igualmente hemos subrayado la potencia patrimonial, como oportunidad de recreación colectiva, como invitación a vivir experiencias sensibles que dan diferentes sentidos a la vida cotidiana; manteniendo la presencia de un estado de ebullición permanente, de una dimensión matricial que crea y redescubre los lazos sociales (FALCÓN; TORREGROSA, 2017FALCÓN, R. M.; TORREGROSA, A. Educación matricial: patrimonios en suspensión. Revista Estudios Pedagógicos, Valdívia, v. 43, n. esp. 4, p. 293-304, 2017. https://doi.org/10.4067/S0718-07052017000400015
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).

Revelar este deslizamiento epistemológico de nuestras sociedades, es esencial para aprehender mejor el patrimonio desde su complejidad, para no encerrarlo en definiciones reductoras. Recordemos que el patrimonio se ha instaurado desde una perspectiva racional para constituir un saber común, propio de una nación, de una cultura, abrazando para ello la transmisión y la irradiación de poder de unos sobre los otros. Si el concepto de patrimonio encuentra su origen y dirección en un espíritu dualista y reductor, podemos decir que actualmente, se ha girado hacia un paradigma comprehensivo y holístico que integra lo imaginal, que se transfigura en una oportunidad matricial, en un renacimiento continuo de las riquezas colectivas. Travesías que se convierten en actividades pedagógicas, donde la educación patrimonial impulsa experiencias creadoras que transforman el patrimonio; experiencias matriciales que nos invitan a sumergirnos en las potencias arquetipales de las comunidades de destino (FALCÓN; TORREGROSA, 2017FALCÓN, R. M.; TORREGROSA, A. Educación matricial: patrimonios en suspensión. Revista Estudios Pedagógicos, Valdívia, v. 43, n. esp. 4, p. 293-304, 2017. https://doi.org/10.4067/S0718-07052017000400015
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).

En efecto, acentuamos la noción de patrimonio desde su dimensión relacional, es decir, donde ya no lo debemos definir o encerrar en un concepto preciso, sino comprenderlo desde el entretejido que se forma entorno a él. El patrimonio relacional nos induce a religar colectivos aparentemente irreconciliables, dejando de lado identidades separatistas, para sumergirnos en espacios de identificaciones vinculatorias. Maffesoli (2007a, p. 18)MAFFESOLI, M. Eloge de la raison sensible. Paris: La petite vermillon, 2007a. habla de la lógica de la identificación, que reemplaza la lógica de la identidad que ha prevalecido durante toda la modernidad. Mientras que esta última se basaba en la existencia de individuos autónomos y dueños de sus acciones, la lógica de la identificación pone en escena “personas” con máscaras variables, que son tributarias de los tótems emblemáticos a los cuales se identifican. Por consiguiente, el patrimonio se presenta desde identificaciones múltiples que se intercalan y se alternan, como un hojaldre que, por sus diversas superposiciones, integra cada faceta de su legado pasado y presente. Gracias a ello, nos creamos y recreamos mutuamente desde la experiencia patrimonial, haciendo de nuestra existencia algo grupal, dinámico y vivo. Hablamos así de ontogénesis y no de ontología, ya que el patrimonio no se presenta como una identidad cerrada, sino a través de diversas identificaciones ligadas a su origen. Desde este panorama, este articulo no busca definiciones, ni reflexiones ontológicas sobre el patrimonio, sino que intenta aprehender con qué nos conecta la experiencia patrimonial y como el patrimonio favorece los lazos sociales, abriéndose hacia experiencias relacionales enriquecedoras que unen principio y presente.

Por todo ello, nos hemos alejado de una definición única del patrimonio dentro de una continuidad histórica, acercándonos más a una mirada comprensiva, diversa y orgánica de la experiencia patrimonial, como realidad viva que se amplifica integrando distintos pliegues societales. Esta amplificación del patrimonio también queda subrayada por Le Hégarat:

L’histoire de la notion de patrimoine est d’ordinaire décrite comme une continuité, marquée par l’élargissement régulier de son périmètre, et ce processus serait en définitive assez organique. Une large partie de la bibliographie voit rétrospectivement le patrimoine comme une notion très englobante dès ses origines (2015).

Desde este estadio, el patrimonio como referente patriótico y de alta cultura se democratizó, así el pueblo se apropió de él para transformarle desde sus potencias imaginales. Con ello, las personas y sus diferentes realidades sociales dejan de ser sólo un receptáculo de políticas culturales, para volverse una fuerza activa que revivifica las comunidades. Esta situación hace posible que los colectivos sobrepasan su situación pasiva para transformarse en fuente de irradiación cultural que irriga diversos ámbitos; como lo precisa Tornatore: Le patrimoine est devenu aujourd’hui un phénomène d’actualité vive, excédant largement le cercle des spécialistes, libéré du monopole d’état, se développant hors de son terreau occidental d’éclosion, et qui tend à englober, par sa capacité de fixation (objet, monument, lieu, pratique culturelle, être vivant...), les formes complexes et plurielles d’objectivation d’un passé-présent ou d’un « déjà-là » : tradition, mémoire, histoire, culture, environnement, etc.

(TORNATORE apud LE HEGARAT, 2015LE HEGARAT, T. Un historique de la notion de patrimoine. HAL Open Science, 21 nov. 2015., p. 5).

Desde este lugar, el patrimonio ya no se puede entender sin el público, sin su entorno o comunidad que le rodea y le impulsa a crear experiencias patrimoniables. Este cambio de episteme, también se refleja en el pasaje de la didáctica del patrimonio a la educación patrimonial, donde el patrimonio y todas sus capilaridades, dejan de ser contenidos a transmitir para ofrecerse como experiencias pedagógicas donde se descubre y recrean las culturas. Largo trayecto de metamorfosis donde el patrimonio ha ampliado su rol fundamental en la educación, las pedagogías y didácticas actuales, dejando paso a saberes sensibles que conforman todos los pliegues sociales. Este deslizamiento encarnado en el patrimonio relacional, es lo que hemos tratado de relevar en los distintos estudios que hemos realizado y mencionado anteriormente. Es así que la experiencia patrimonial desde este nuevo episteme nos invita a renacer en los intersticios de lo cotidiano, allí donde las relaciones emergen fuera de todo control político, religioso y moral, allí donde el pensamiento crea y se recrea en una dimensión holística. Las memorias entretejidas en diversas situaciones contextuales impulsan la presencia de un sentimiento común no escrito, no proyectado, pero que va ejecutando las decisiones cotidianas de las personas en todos sus ámbitos de acción. El afecto compartido en la vida de todos los días desprende una energía que marca las características de un lugar y de una época. Todo ello crea experiencias que acercan lo diverso, como lo natural y lo cultural, participando de la restauración sensible de nuestras sociedades. Podemos hablar de una ecologización del mundo o episteme social, que hace posible el gozo de estar juntos, ajeno a todo proyecto o linealidad política. Pone el valor en lo corporal y lo sensible, haciendo de lo ordinario un lugar de encuentros y de fusiones creadoras. El patrimonio encarnado en estas pulsiones que vinculan cuerpo y espíritu en un colectivo vital, dan sentido a la unicidad conformada por todo lo dual, como natura y cultura, sujeto y objeto o lo macro y lo micro. Este substrato sostiene bien el pasaje de la razón controladora de la naturaleza, hacia su vida holística que incorpora lo afectivo y emocional. Situación que hace posible la nueva perspectiva epistemológica, que toma en cuenta las relaciones personales desde una posición sistémica: esta realidad implica la restauración de la unión entre hombre, naturaleza, espiritualidad y cosmos. El patrimonio dentro de esta dimensión deviene una experiencia relacional que emerge desde las pulsiones de las personas. Es este clima que conforma todas las producciones culturales, constituyendo según Maffesoli el código genético (2007bMAFFESOLI, M. En el crisol de las apariencias. México: Edición Siglo XXI. 2007b., p: 177) que hace posible el nacimiento y comprensión de toda obra humana. Conocer la existencia de este código genético regional y grupal, nos ayuda a descubrir su patrimonio inmanente. Por lo tanto, la mediación dentro de este paradigma adquiere un matiz de acompañamiento, de inmersión en la experiencia patrimonial, en los orígenes arquetipales de las culturas. Así la comprensión de toda obra humana es una oportunidad inmersiva en las fuerzas subterráneas de las regiones, donde las emociones colectivas danzan junto al genio de terruño, junto al aura del lugar, a las memorias que flotan secretamente en el espacio.

Mediación para Religarse

Nuestra época nos abre hacia otras vías de conexiones, hacia otros modos de estar en relación desde el patrimonio, desde la experiencia patrimonial, que se revela como una dimensión llena de aperturas, de aventuras, de oportunidades de comprenderse mutuamente. Inevitablemente, esto lleva a una ruptura con toda lógica de dominación y control, que impulsa una estéril linealidad histórica, una secuencia de situaciones seleccionadas para reprimir los imaginarios. Fuera de este corset de la relación espacio, tiempo, acontecimiento y sentido, al margen de esta homogeneización de las culturas, la experiencia patrimonial nos convoca a respirar fuera de toda continuidad repetitiva. Las resonancias sorpresivas que hace posible esta experiencia, desvelan que la educación patrimonial está sustentada o nutrida por un episteme lógico y sensible, por un pensamiento a-causal e inmersivo que se vive como un camino de aprendizajes pluridimensionales. Sendero curvo y espiralado donde el conocimiento –este conocer juntos– es una materia maleable que revela la vida compartida, como una potencia interior o código genético de los colectivos. La experiencia patrimonial es una característica del espíritu de nuestro tiempo, de un tiempo no abstracto sino encarnado en la vida cotidiana, que va tejiendo la vida juntos con las hebras de las tradiciones, lo artístico, lo tecnológico y científico. El conocimiento desde esta realidad relacional juega un rol significativo, ya que reorganiza la vida ordinaria, incorporando una perspectiva histórica alabeada por la presencia del vínculo emocional de las sociedades. Se liga tradiciones, tecnologías y circulaciones emocionales, adquiriendo un saber más holístico, ya que logra integrar la alteridad en todas sus manifestaciones. En este sentido el mundo muta, creciendo fuera de realidades separadas y por ello, viviendo infinitas capilaridades conectivas entre lo diverso, lo dispar, lo múltiple y lo clandestino. Esto fue cambiando las realidades epistemológicas de nuestro tiempo, dando emergencia a una educación patrimonial relacional, que impulsa la vida cultural como identificaciones dinámicas. El desposeimiento del yo identitario, del aferramiento a un nacionalismo devastador, va incorporando la presencia activa de un nosotros creador que celebra los vínculos entre las personas, la naturaleza, la cultura, el mundo y el cosmos. En otras palabras, el patrimonio y las experiencias educativas ya no se controlan, ya no se poseen, ya no se dominan proyectualmente, sino que se experimentan instintivamente. Sencillamente, la mediación se transforma en el sentido de un acompañamiento inmersivo, donde no hay algo concreto que transmitir, sino un infinito vivir juntos desde donde se desprende y aprende un conocimiento amplificado por las identificaciones culturales. En efecto, la mediación ha sido la vía utilizada en los espacios patrimoniales o de arte contemporáneo para ofrecer actividades pedagógicas a todos los públicos. Pero es necesario recordar, que la mediación en su origen nació para hacer frente a un conflicto, como bien lo explica Chaumier y MairesseCHAUMIER, S.; MAIRESSE, F. La médiation culturelle. Paris: Armand Colin, 2013.: “l’usage du terme ‘médiation’ ne provient pas du champ de la culture. Généralement, la fonction du médiateur est liée à un conflit potentiel que ce dernier, par sa position de neutralité, est censé résoudre” (2013, p. 5). Es entonces una solución para resolver conflictos de diversos ámbitos. En nuestro caso, el uso de la mediación en el patrimonio o el arte contemporáneo subraya la fractura o la división evidente que existe con el público, con la naturaleza, con el cosmos. Esto acentúa el posicionamiento racional que se otorgan en las actividades, haciendo necesario una mediación para aprehender los contenidos propuestos o impuestos. Sin embargo, tal como se presenta la mediación cultural actualmente, es justamente una vía que pone en relación lo aparentemente alejado o en las palabras de Chaumier y Mairesse: “Le mediateur intervient dans un contexte qui nécessite une situation de médiation, c’est-à-dire qui suppose une mise en relation” (2013, p. 61). Se sitúa en una voluntad de compartir y acompañar desde un enfoque educativo, pedagógico y de difusión, según una democratización siempre más amplia en el campo de las artes y la cultura. Inicialmente las propuestas han sido de entregar un saber lineal, histórico, racional, en un sentido de recepción pasiva del público, pero hoy teniendo en cuenta el nuevo espectador como lo señala Jiménez (1998)JIMÉNEZ, J. (ed.). El nuevo espectador. Madrid: Fundación Argentaria, 1998., se ha necesitado otra forma de relacionarse con la concurrencia. Pero, sobre todo, se requiere otro modo de descubrir el patrimonio fuera de realidades distantes y saberes históricos, apareciendo la riqueza de un mundo relacional que ofrece experiencias enriquecedoras. Hablamos entonces de “el nuevo espectador” (JIMÉNEZ, 1998JIMÉNEZ, J. (ed.). El nuevo espectador. Madrid: Fundación Argentaria, 1998.), de un auditorio que necesita participar con más exigencia de la vida cultural, actuando como elemento central en los cambios transformaciones sociales; de aquí, la necesidad de replantear los sistemas de recepción de estos espacios relacionales. Por ello, nos dice:

En el centro de este complejo de cambios y retos está la audiencia, una mezcla fluida y mundial de comunidades y culturas que, en su apropiación de la cultura popular y corporativa, y en su desarrollo innovador de modelos regionales y transculturales, están desestabilizando y desafiando el paradigma histórico del mundo del arte occidental y de la nación estado

(HANHARDT apud JIMÉNEZ, 1998JIMÉNEZ, J. (ed.). El nuevo espectador. Madrid: Fundación Argentaria, 1998., p. 95).

Un desafío contemporáneo ha sido de transformar la relación arte y cultura, haciendo emerger diversos enfoques pedagógicos y propuestas artísticas alternativas, sobretodo entorno al patrimonio, para crear o revelar la existencia de otro modo de estar-juntos. Sin embargo, a menudo podemos observar, que en lugar de proporcionar experiencias relacionales a la asistencia o visibilizar lo que ésta porta, sólo le disparan actividades más o menos atractivas que no le tienen en cuenta. Es decir, suelen aparecer actividades aparatosas que no favorecen el encuentro entre el patrimonio y las fuerzas sociales de nuestra época. Por ello, Bourdieu y DarbelBOURDIEU P.; DARBEL, A. El amor al arte. Los museos europeos y su público. Barcelona: Paídos, 2003. nos dicen que el cambio no sólo debe generarse desde una comunicación ligada al marketing, que al final, es agregar más y más información que actúa como un hablar más fuerte (2003, p. 156); sino que, por lo contrario, es posible reencontrar el sentido sensible del patrimonio y su lazo con la comunidad. No obstante, dentro de la textura del cambio de episteme, persiste como lo establece Yúdice (2002)YÚDICE, G. El recurso de la cultura. Usos de la cultura en la era global. Barcelona: Gedisa, 2002., una realidad cultural y patrimonial convertida en recurso, en una atracción promovida y que promueve el desarrollo del capital. Más que considerar la cultura como distinción de clases y conocimientos, se considera como recurso entramado en lo político y económico. Aquí se evidencia la presencia de múltiples actividades que se sobreponen al patrimonio, como diferentes ferias de atracciones que no facilitan experiencias relacionales, sino que acentúan esta división entre la cultura y las potencias sociales. En este sentido, la educación patrimonial desde una mediación sensible, relacional, se puede entender como una aventura que facilita el encuentro entre las personas y las fuerzas subterráneas de las culturas, fuera de toda intención política, económica. Es lo que diferencia Musset, en su escrito sobre la educación patrimonial en Francia, que se ha convertido en un punto fuerte de la educación artística y cultural: “L’éducation «par» le patrimoine, par le biais d’expériences émotionnelles et artistiques, elle susciterait ou identifierait une communauté de valeurs” (MUSSET, 2012MUSSET, M. Education au patrimoine: mÉmoire, histoire et culture commune. Dossier d’Actualité Veille et Analyses, Lyon, n. 72, Mars 2012.). Efectivamente, Musset expresa que las experiencias patrimoniales francesas, se dirigen hacia otra interacción con el patrimonio, ofreciendo vivencias con el entorno que favorecen el descubrimiento del espacio como un tiempo para experimentar este lazo entre pasado y presente. Así, la mediación tal como un pasador, acompaña a las personas en una aventura patrimonial que no se piensa como recepción racional, sino como experiencia emocional fuera de lo espectacular o lo sensacional (MUSSET, 2012MUSSET, M. Education au patrimoine: mÉmoire, histoire et culture commune. Dossier d’Actualité Veille et Analyses, Lyon, n. 72, Mars 2012., p. 9). Es esta mutación de época que está curso, la que nos invita a situarnos en otros modos de vivir la educación patrimonial, o más bien, la educación matricial (FALCÓN; TORREGROSA, 2017FALCÓN, R. M.; TORREGROSA, A. Educación matricial: patrimonios en suspensión. Revista Estudios Pedagógicos, Valdívia, v. 43, n. esp. 4, p. 293-304, 2017. https://doi.org/10.4067/S0718-07052017000400015
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). Por lo tanto, las pedagogías y mediaciones asociadas a este cambio epistemológico, nos acompañan durante el viaje inmersivo en las potencias patrimoniables de los pueblos, dentro de un mundo relacional que favorece las identificaciones múltiples. Esta experiencia matricial traza trayectos de redescubrimiento de un conocimiento entretejido en lo cotidiano y lo arquetipal. El patrimonio redescubierto desde esta dimensión viva, ecosófica, hace que la educación patrimonial se aventure en el presente, en un nosotros heterogéneo que favorece la comprensión de las fuerzas que estructuran las regiones y el mundo. Alejados de una transmisión de un saber encapsulado y delimitado que debe memorizarse y repetirse, las pedagogías ligadas a lo matricial, dentro de una episteme relacional, nos invitan a vivir secretos sorpresivos, siempre asociados a las fuerzas instintivas de las culturas. En definitiva, fuera de un territorio liso, lineal y fijo, la experiencia patrimonial/matricial, pone en valor la textura rugosa de nuestra época, donde la mediación invita a las personas a iniciarse en el paisaje poliédrico de las culturas.

Ritos Educativos Patrimoniales

La vivencia del patrimonio como experiencia matricial o relacional, queda amplificada por su dimensión educativa, redescubriendo el espacio como una tempestad de relaciones que inicia a las personas a vivir fuera de un mundo funcionalista. En este pasaje de época, hablamos de ritos educativos o iniciáticos, que hacen posible ingresar en una dimensión colectiva. Es decir, el pasaje de un estar solitario e individual a una dimensión conectiva y comunitaria, donde la realidad pedagógica subraya la presencia de experiencias matriciales que congrega a las personas en una dimensión iniciática. Según Mircea Eliade (2005, p. 186)ELIADE, M. La nostalgie des origines. Paris: Gallimard Paris, 2005., toda experiencia de iniciación implica tres grandes instancias de pasaje: una primera caracterizada como ritual colectivo donde participan una gran cantidad de personas (fiestas públicas), otra segunda conformada por experiencias rituales de pequeños grupos (grupos secretos) y finalmente, una tercera como rituales sagrados que algunas personas desarrollan como vía de sanación mística (experiencia chamánica). Esta triple realidad de los ritos de iniciación nos pone en contacto con nuestros orígenes culturales, constituyéndose en vías de acceso a un conocimiento que estructura el mundo. En otras palabras, es posible tomar contacto con las potencias que originan nuestra cultura, desde una triple vía matricial e iniciática: una masiva, otra selectiva y otra personal. Estos tres caminos nos donan un conocimiento activo y vivo en el presente, donde la experiencia patrimonial encuentra su dimensión natural, cultural y cósmica que se anudan creativamente. Esta triple acción de contacto y creación de conocimiento, es la que encontramos en la educación patrimonial, donde se anuda lo colectivo, lo singular y lo secreto. Podemos establecer que una comunidad se amplifica desde estos senderos rituales, donde las realidades masivas, tribales y personales viven fértilmente y recrean la cultura. Desde esta óptica, la educación patrimonial en estas tres fases rituales, revela la presencia de tres enfoques que nos ofrecen experiencias relacionales enriquecedoras: creadoras, narradas y secretas.

Experiencias creadoras: el patrimonio como experiencia iniciática –colectiva, selectiva y personal– dibuja espacios que nos invitan a conocer creativamente. Abre lugares de aprendizajes creadores a modo de espacios encantados, que se apartan de las experiencias vacías, simuladas o controladas. Estas vivencias ponen en contacto a las personas con los orígenes arquetipales y sus realidades sociales, dejando circular las fuerzas instituyentes de todo lo instituido. En ello, lo profundo no queda invisibilizado por lo emergente, por aquello que le envuelve y lo esconde en el olvido, sino que le integra en la vida cotidiana recreándose. Fuera de todo substancialismo infértil, lo que envuelve los orígenes de las regiones queda abierto a la experiencia del espíritu del presente, gracias a la educación matricial. Desde esta mirada, la experiencia patrimonial y el conocimiento que emerge de ella, viven ligadas a las raíces iniciáticas mencionadas, que dan vida a las culturas y su presente tecnológico-científico. En este sentido, de la experiencia matricial se desvelan ciertas riquezas, pero de su ausencia, aparece como lo expresa Benjamin (2018)BENJAMIN, W. Expérience et pauvreté. Paris: Payot & Rivages, 2018., una nueva pobreza: las personas salen mudas de la experiencia. En efecto, las experiencias que no amplifican lo relacional, las interacciones con lo cotidiano, las iniciaciones con los secretos culturales, son experiencias pobres que no enriquecen la vida de las personas; solamente les dejan caer en un silencio infértil que les enmudece el alma. En las palabras de Benjamin:

Une toute nouvelle pauvreté s’est abattue sur les hommes avec ce déploiement monstrueux de la technique. Et l’envers de cette pauvreté, c’est la richesse oppressante d’idées qui filtrent chez les gens – ou plutôt qui s’emparent d’eux – à travers le réveil de l’astrologie et de la sagesse yoga, de la Christian science et de la chiromancie, du végétarisme et de la gnose, de la scholastique et du spiritisme. Car ce n’est pas un véritable réveil qui se produit, mais une galvanisation (2018, p. 39).

Contrariamente a ello, el patrimonio como oportunidad iniciática, matricial y relacional, amplifica la dimensión humana y la experiencia con el mundo, favoreciendo vivencias ricas en potencias arquetipales. La educación patrimonial puede evitar según Benjamin, la galvanización del pensamiento, al generar experiencias de restauración de los lazos perdidos entre las personas, la naturaleza, el cosmos y la cultura. Si vemos la experiencia patrimonial/matricial como vía de restauración, entendemos como se desarrolla al margen de la actual pobreza imperante en un mundo, eco de pensamientos desligados de toda experiencia sensible y holística, según W. Benjamin: “Que vaut en effet tout ce patrimoine culturel s’il n’est pas lié pour nous justement à l’experience?” (2018, p. 40). Las experiencias pobres impuestas por la modernidad, por la dominación racionalista, tienen unos efectos diferentes a las vivencias ofrecidas por una postmodernidad vinculante, donde unos son reductores y destructores, mientras los otros amplificadores y creadores. Resituar nuevamente las culturas y sus legados, en un enmarañado holístico, en el fieltro de la complejidad, es tonificar la experiencia vital de las personas. Podemos hablar de una restauración del aura de las culturas, de sus microclimas patrimoniales, invitando a las personas a sumergirse en sus secretos comunicables solamente a través de la experiencia creadora. Compartir el alma tribal, el perfume ancestral, es poner lo tecnológico, todas las disciplinas y todo el conocimiento, dentro de un canal restaurador, dentro de una vía no galvanizada por la ausencia de lo sustancial. Este acto de renacer desde los orígenes colectivos, completa las personas en su presente.

Experiencias narradas: dentro de una restauración del aura social, emerge la figura del narrador, de sus narraciones: el narrador sorpresivo y sorprendente. Aparición en lo cotidiano que nos hace viajar, sentir sus vivencias y desde ellas, dar vida a las nuestras. El narrador dona con claridad su punto de vista sobre lo vivido, dando valor a lo vivido hoy y ayer. Desplegando el arte de contar, serpentea en la superficie de lo ordinario, generando en nosotros el deseo de escucharle. En esta relación el tiempo lineal y fugaz desaparece, dando lugar a un tiempo enraizado en el espacio y en la situación. Esta indivisibilidad de lo narrado, el tiempo encarnado y el narrador, entrega los tesoros de lo vivido. Esta sustantividad, esta capacidad de contar y de escuchar, es la que está casi ausente hoy, como si estuviera perdida, en las palabras de Benjamin: “C’est comme si une capacité qui nous semblait inaliénable, comme si la plus assurée de nos certitudes, nous était enlevée. C’est-à-dire la capacité d’echanger des expériences.” (2018, p. 54). Perdido así lo patrimoniable y la capacidad humana de darle vida en las relaciones de todos los días, la pobreza que hacíamos mención, se reparte con mayor facilidad. El intercambio de experiencias que nos propone el narrador, hace posible la reciprocidad de ciertas riquezas personales y grupales que abonan las realidades sociales.

Pero la ausencia de esta dimensión relacional, la reducción de esta riqueza narrativa, la desaparición u ocultación de esta capacidad humana comenzó, según Benjamin, a manifestarse a partir de la Primera Guerra Mundial, cuando las personas llegaron mudas de su triste experiencia. Este silencio voluntario, comenzó a visibilizar la pobreza con la que llegaban las personas del frente. Quizás, el boca a boca clandestino y afectivo, ofreció, conservó ciertos relatos. Las palabras viajeras de los narradores anónimos que llegan de lo lejano, dejaron un conocimiento en los lugares por donde circularon. Potencias germinales y fuerzas transeúntes en los labios de los nuevos narradores. Esta imbricación del patrimonio en estas voces vivas, canaliza en la superficie de lo cotidiano las fuerzas profundas de los fundamentos sociales y matriciales. Pero tampoco podemos olvidar los narradores que nunca han viajado, porque nos ofrecen la riqueza de lo sucedido en el terruño donde han vivido. Las tradiciones y lo arcaico encarnado en la vida del agricultor, del sedentario, circula en sus narraciones discretas. Lo aportado por los narradores hace posible la existencia de la unión entre lo cercano y lo lejano, de los vínculos entre la textura regional y planetaria. En otras palabras, el narrador sedentario y el itinerante, obran juntos, tejiendo así la textura viva del mundo (BENJAMIN, 2018BENJAMIN, W. Expérience et pauvreté. Paris: Payot & Rivages, 2018., p. 57). Desde este ángulo, el artista o maestro narrador, tanto sedentario como nómade, pueden verse como el arquetipo de lo narrativo. El campesino y el marinero fueron naturalmente guardianes y portadores de la riqueza de lo patrimonial. Viejos maestros narradores que custodiaron y compartieron el conocimiento de lo cercano y lo lejano. Preguntarnos por la ausencia y la presencia de estos guardianes narrativos, es también cuestionarse sobre su audiencia. El auditorio muere con la muerte del narrador y éste último, queda latente en los confines de su rica soledad. En esta situación, lo patrimonial duerme su olvido, se desvanece en el reparto de pobreza que impulsó la modernidad, que le intentó sepultar con la letra impresa, con la lectura masiva del libro. El viejo juego narrativo puede haber resistido este olvido moderno, pudo haber sobrevivido a la declinación de la experiencia vivida. El arte de la narración matricial, de lo patrimonial, es un fenómeno de resistencia postmoderna, que impide la desaparición de ciertas vivencias, tonificando la belleza de la palabra viva. Justamente lo que separa el romance de la narración, según Benjamin (2018)BENJAMIN, W. Expérience et pauvreté. Paris: Payot & Rivages, 2018., es la dependencia del libro. Uno depende de la imprenta, de lo impreso y el otro, de la oralidad. El acto de contar se sustenta en la experiencia vivida, en un entorno y tiempo específico de un rico mundo relacional, mientas que el novelista se despega del entorno en su soledad creadora. Nace y circula una realidad patrimonial en soledad y la otra, en relación.

Experiencias secretas: Este modo de estar juntos, esta forma de compartir experiencias de pasaje, hace posible el contacto con realidades patrimoniales secretas, en el sentido que viven en la penumbra de lo ordinario. El ambiente donde respiran ciertas realidades patrimoniales, se despliegan experiencias prácticamente no conocidas, es decir, conocibles solamente por una pequeña cantidad de personas. Experiencias que quedan en el interior de la sociedad, en el seno de diferentes grupos, de tribus que preservan ciertos secretos o tesoros de una comunidad que se comparten como ritos. Estas prácticas patrimoniales, estos ritos, suceden en el interior de grupos afectivos, en el interior penumbroso de lo social, donde se guarda un sentimiento de intima pertenencia, de profunda identificación grupal. En ello, se vigila preciosamente un sentimiento sensible entre los participantes, que asegura la conservación de cierto patrimonio. Tesoros que voluntariamente se comparten, a modo de un goce y un saber que les da sentido a sus vidas. Este saber bien puede ser no considerado por una época, pero que involuntariamente ésta hace de capa protectora, otorgando la sombra necesaria para su resistencia y ocultación. Estos ritos dan potencia a un saber fértil que se comparte con pasión, que circula de modo reservado y discreto.

Estamos ante un pensamiento libre que circula naturalmente irrigando lo cotidiano, propiciando eternas renovaciones que reprenden el vigor de los pueblos, donde la naturaleza humana se amplifica en sus relaciones. Este pensamiento fluido encarnado en las acciones fuera de rutinas dogmáticas, lucha constantemente, instintivamente contra lo intolerante. Por ello, el pensamiento tolerante es vehículo de los secretos culturales, que dan sentido vivo al claro-oscuro de la vida. Sin duda, por estos ríos subterráneos, circulan palimpsestos orgánicos que guardan los secretos compartidos a modo de fuerza invisible, que vivifican la vida juntos. Restauran la riqueza heterogénea de lo social, emergiendo gracias a ello, la dimensión estética del patrimonio. Desde esta perspectiva, los patrimonios secretos, son aguas fecundantes, son la sabia viva de las sociedades abiertas que se metamorfosean con la heterogeneidad del mundo. El preservar esta fuente original y originaria hace de lo patrimonial secreto y compartido, una pasión intensa, un saber que no reposa jamás en certezas construidas. Dentro de esta cartografía, las narraciones clandestinas, estas aguas vivas y secretas que fluyen en lo cotidiano, hacen posible un conocimiento natural, colectivo y conectivo. Estas narrativas vivas desprenden ideas, imágenes, palabras, emociones, pasiones, sueños e imaginarios, que aseguran la cohesión tensional del mundo. La educación patrimonial y la mediación asociadas a estas fuerzas creadoras, narradas y secretas, siempre son atraídas hacia la alteridad. Hacen vivo el arte patrimonial, este ars magna de vivir aprendiendo, asociando vida, conocimiento y secreto. En definitiva, en la nebulosa, en la penumbra, germinan ciertas potencias patrimoniales en un tiempo encarnado en la experiencia.

Consideraciones Finales

El patrimonio como experiencia matricial, revela la presencia de un tiempo encarnado en el presente, fuera de toda ley causal, que hace posible la circulación de los tesoros culturales. Esto implica la vida de un universo relacional, múltiple e interconectivo que fusiona presente, pasado y futuro en vidas concretas, dentro de un destino poético e imaginal. Estar juntos holísticamente revela el patrimonio como una maraña de experiencias iniciáticas interconectadas, donde el conocimiento, los imaginarios y las emociones, tejen las diversas situaciones que lentamente han ido conformando las culturas. En este sentido, la reactualización de la cultura se produce en los intersticios de lo dominado, de las certezas, de la pobre y reductora arrogancia racional. La belleza del patrimonio, de la educación patrimonial, se instala en una sensibilidad colectiva que liga placer y saber como proceso iniciático, como visibilización del orden interior de los pueblos, de una arquitectura invisible que sostiene lo visible. Los tesoros visibles y secretos son la fuerza aglutinante de las personas, cuyas narrativas impulsan una revolución silenciosa o secreta, que conspira contra la realidad dogmática e infértil que ha impuesto la modernidad. Esta lógica viva o sensible da sentido a la actualización de un patrimonio multiforme, germina en microclimas heterogéneos, abonados por imaginarios que no corresponden a un corset utilitarista, funcionalista y materialista. Aquí se revela la presencia social del grupo, como un ser total, concreto, vivo y creador, que hace posible la unión entre lo tradicional, tecnológico y científico. La multiplicidad cohesionada por el hilo del tiempo encarnado, reanima la vida ordinaria, es decir, humaniza la sociedad. La naturalización de la vida cultural, queda irrigada por la progresión de las potencias personales, por el substrato arquetipal de las regiones, haciendo de la educación una aventura creadora, matricial y marginal a toda domesticación. El nacimiento de un tiempo juntos en las relaciones societales –sin jerarquías–, invoca la presencia de una circulación narrativa intersticial que es el ágape que ofrece nuestra época. Finalmente podemos establecer que la educación patrimonial se erige como la oportunidad de vivir diferentes rituales de pasajes hacia los diferentes substratos societales, donde resiste y germina un patrimonio que muta incesantemente fuera de toda razón controladora. Situación que revela una nueva perspectiva epistemológica, que toma en cuenta las relaciones personales desde una posición sistémica, en la restauración de la unión entre hombre, naturaleza, espiritualidad y cosmos. El patrimonio dentro de esta dimensión deviene una experiencia relacional, un clima creador que hace posible el nacimiento y comprensión de toda obra humana. La mediación dentro de este paradigma adquiere un matiz de acompañamiento, de inmersión en los orígenes arquetipales de las culturas.

Referencias

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Editores de Sección: Luana Costa Almeida e Xavier Rambla

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    10 Jun 2022
  • Fecha del número
    2022

Histórico

  • Recibido
    04 Ago 2021
  • Acepto
    03 Nov 2021
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