Resumen:
En la teoría social y política contemporánea, tanto los pensadores de izquierda como los de derecha parten muy a menudo de la base de una ontología social antagonista. Dan por sentado que existen conflictos y divergencias de interés irreconciliables entre los grupos sociales, de modo que, como dirían Laclau, Rancière y otros, la lucha eterna no solo es inevitable, sino deseable, ya que su ausencia no significa más que la hegemonía incontrolada de una facción social particular. Esta visión corresponde a una realidad social en la que los actores políticos simplemente se perciben entre sí como aliados o enemigos y obstáculos que hay que combatir o silenciar. Tal realidad produce inevitablemente una creciente sensación de alienación política. Por el contrario, esta contribución afirma que debemos partir de una ontología social relacional que implica que las relaciones sociales no son dadas a priori, sino que son ellas mismas producto de instituciones y prácticas sociales y políticas. Por tanto, las relaciones entre grupos sociales no tienen que ser antagonistas, sino que pueden adoptar una amplia variedad de formas. Por lo tanto, la Teoría Crítica debe enfocarse en la naturaleza y calidad de las relaciones sociales, físicas, temporales y espaciales establecidas en las instituciones sociales. A continuación, el artículo prosigue con el desarrollo del marco conceptual para un análisis de este tipo basado en la teoría de la resonancia.
Palabras clave:
Alienación; Aceleración; Estabilización dinámica; Resonancia; Postestructuralismo