Acessibilidade / Reportar erro

Eduardo Lalo: (todavía) la identidad

Eduardo Lalo: (still) the identity

Resumen

Uno de los grandes problemas de los países bajo estructuras coloniales es la dificultad para la autorepresentación, para crear narrativas propias. En Puerto Rico, durante mucho tiempo, la respuesta al doble proceso colonizador (el español y luego el estadounidense) ha querido plantearse desde la literatura. Este hecho es perfectamente identificable en la inmensa producción de obras que intentan sistematizar una idea de “puertorriqueñidad”. Así pues, el objetivo de este trabajo es analizar cómo resurge esta problemática en donde (2005), de Eduardo Lalo (1964), quien reflexiona acerca de una idea de identidad boricua a contrapelo, ajena a esencialismos nacionalistas y tendencias homogeneizadoras acerca del Caribe, proponiendo nuevas categorías para pensar y, sobre todo, reinterpretar la cultura caribeña a través de nociones como la escritura rayada; y además mediante el cuestionamiento de narrativas heredadas sobre la idea de patria, gentilicio, tradición. Para este fin, las premisas teóricas de Stuart Hall, Jacques Derrida, Gina Saraceni, Juan Duschesne-Winter, acompañarán la reflexión.

Palabras clave:
identidad; donde; Eduardo Lalo; Puerto Rico; sistema colonial

Resumo:

Um dos maiores problemas dos países submetidos a estruturas coloniais é a dificuldade para se auto representar, para criar narrativas próprias. Em Porto Rico, durante muito tempo, a reposta ao duplo processo colonizador (Espanha-EEUU) vem da literatura. Este fato se reflete na imensa quantidade de obras que tentam sistematizar uma ideia de “portorriquenhidade”. Neste sentido, este trabalho objetiva analisar como reaparece esta problemática em donde (2005), de Eduardo Lalo (1964), quem faz uma reflexão acerca de uma possível ideia de identidade boricua a contrapelo, afastada de essencialismos nacionalistas e tendências homogeneizadoras sobre o Caribe, propondo novas categorias para pensar e, sobretudo, para reinterpretar a cultura caribenha através de noções como a escrita riscada; e, além disso, mediante questionamentos a narrativas herdadas acerca de pátria, gentilício, tradição. Para atingir os objetivos, as premissas teóricas de Stuart Hall, Jacques Derrida, Gina Saraceni, Juan Duschesne-Winter, acompanharão a reflexão.

Palavras-chave:
identidade; donde; Eduardo Lalo; Porto Rico; portirriquenhidade; sistema colonial

Abstract

One of the greatest problems faced in countries under colonial structures is the difficulty of self-representation, of creating their own narratives. In Puerto Rico, for a long time, the response to the double colonization (first by the Spanish and then by the Americans) has been approached through literature. This fact is easily identifiable in the vast production of works that attempt to systematize an idea of Puertoricanness. Thus, the aim of this paper is to analyze how this problematic resurfaces in donde (2005), a book by Eduardo Lalo (1964), who reflects on an idea of Puerto Rican identity that goes against the grain and is alien to nationalist essentialisms and homogenizing tendencies about the Caribbean, proposing new categories to think and, above all, to reinterpret Caribbean culture through notions such as “scratched writing”; and also by questioning inherited narratives about the idea of homeland, provenance, tradition. For this purpose, the theoretical premises of Stuart Hall, Jacques Derrida, Gina Saraceni, Juan Duschesne-Winter, will assist us in the reflection.

Keywords:
identity; donde; Eduardo Lalo; Puerto Rico; colonial system

Ustedes Perdieron un país Dentro de ustedes Yolanda Pantin

La singularidad de su aparición en el contexto latinoamericano a través del Premio Rómulo Gallegos en 2013 nos revela su orfandad. Eduardo Lalo es un escritor huérfano en la escena cultural caribeña pues su afiliación a tradiciones escriturales es casi nula y no declarada. Este no tener genealogía explícita o autoasumida ha impulsado un tipo de estética y lenguaje casi descentralizado, sin patrones fijos ni propuestas que se precien incorruptibles. Su propuesta tiende al collage, agrupar piezas con potencia significativa y activar una máquina representacional que se traduce en propuesta fragmentaria, lo cual rompe con las concesiones acerca de los géneros literarios.

Donde: para pensar el origen

Sin tilde, adverbio de lugar: donde (2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. ), nos explica Eduardo Lalo, es “un libro de artista”, que “rebasa cualquier solidez representativa […] es un libro anticanon, anticlásico, antihistórico, porque va en otra dirección”1 1 Imagen y palabra, conferencia por Eduardo Lalo. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=bovnaMJbxsk. la primera edición pretendió ser limitada a cinco ejemplares y terminó siendo de un único ejemplar que permanece con su autor, y para leerlo es necesario quitarle unos tornillos que tiene en los extremos de su capa. El primer donde es, entonces, casi inaccesible. No así su autor, pues si algún escritor puertorriqueño contemporáneo está siendo estudiado es Eduardo Lalo (1964). Y este aporte que traigo es producto de esa cresta de ola que ha sido su descubrimiento en la crítica latinoamericana.

De “La pretensión de hablar de los que me rodean y del lugar que nos contiene” (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 23) nace donde. Es una pretensión, en principio, antropológica y casi topográfica. El escritor hace con esta declaración un certificado de intervención interepistemológica y estructural sobre su realidad inmediata a través de la literatura. Los lectores de este libro lo han tomado como base para interpretar a Lalo como propulsor o mayor representante de una fatiga de identidad. Y es que de la identidad caribeña se ha dicho mucho, sin embargo queda mucho por decir.

De lo ya dicho, me interesan particularmente las ideas de Stuart Hall en Da diáspora. Identidades e mediações culturais (2003HALL, Stuart. Da diáspora. identidades e mediações culturais. In: SOVIK, L. (org.). Belo Horizonte: Ed. UFMG, 2003.), donde piensa la identidad relacionada a la diáspora como parte constitutiva de su construcción en el Caribe. “¿Cómo podemos concebir o imaginar la identidad, la diferencia y la pertenencia después de la diáspora?” (HALL, 2003HALL, Stuart. Da diáspora. identidades e mediações culturais. In: SOVIK, L. (org.). Belo Horizonte: Ed. UFMG, 2003., p. 28), se pregunta, y reflexiona acerca de cómo nuestras identidades nacionales como caribeños no son una línea de sucesiones continuas, diáfanas, porque es indiscutiblemente un tema que pasa por cuestiones históricas, que hacen del Caribe una región con muchos orígenes y diversos “mitos fundadores”. A quienes originalmente pertenecían la mayoría de las islas ya no están y quienes sí, pertenecen a otros lugares. El colonialismo y el imperialismo vaciaron al Caribe de sus habitantes originales e impusieron la incorporación a su memoria las secuelas de la violencia, esclavitud, genocidio. Sin embargo, esto no les impidió a los pueblos caribeños ser parte fundamental y espacio central para la cúspide de la globalización impulsado por los mercados capitalistas mundiales, a través de acuerdos entre imperios. Pero, dice Hall, “el apogeo del imperialismo al final del siglo diecinueve, las dos guerras mundiales y los movimientos por la independencia nacional y por la descolonización en el siglo veinte marcaron el auge y el fin de esta fase” (HALL, 2003HALL, Stuart. Da diáspora. identidades e mediações culturais. In: SOVIK, L. (org.). Belo Horizonte: Ed. UFMG, 2003., p. 35), ahora los países que alcanzaron su independencia lidian con procesos de transculturación, criollización, hibridismo, teniendo que dirimir entre la cultura impuesta por los colonos y su propia idea de cultura nacional, en su era poscolonial.

En este contexto, Puerto Rico es una excepción, pues ¿cómo pensar la identidad de un país que no llegó oficialmente a la fase poscolonial? ¿Cuáles son las construcciones identitarias de un país que no alcanzó, como sus vecinos, la independencia, sino que pasó de las manos de un colono a otro? Y, aun más, ¿de qué recursos se vale la literatura de los escritores puertorriqueños para dar cuenta de estas cuestiones?

En la tradición literaria puertorriqueña, en unas décadas más que en otras, el tema de la identidad es transversal y ha obsesionado a generaciones enteras de escritores que buscan ferozmente rasgos comunes que los hermanen como país. Durante mucho tiempo la respuesta al doble proceso colonizador (el español y luego el estadounidense) ha querido plantearse desde el arte y específicamente desde la literatura, produciendo obras que intenten sistematizar una idea de puertorriqueñidad2 2 Pienso en, por ejemplo, Puertorriqueños. Álbum de la Sagrada Familia puertorriqueña desde 1898 (1988), de Edgardo Rodríguez Juliá. que ordene el vacío identitario provocado por la imposibilidad de independencia de la isla, y que muchas veces han devenido odas de romanticismo nacionalista.

Quizá en donde se está hablando desde una fatiga, sí, solo que, y esta es la hipótesis que pretendo desarrollar en este artículo: Lalo va a intentar construir a través del “donde” una categoría filosófica para pensar y hablar de la identidad sin romanticismos esencialistas; y esta idea se basa en particularidades como la apuntada por Francisco AvilésAVILÉS, Francisco. “Estética del derrumbre: escritura y deambular urbano en la obra de Eduardo Lalo”. Revista Iberoamericana, Vol. LXXVIII, N. 241, 2012, p. 873-892. : “El a-isla-miento no sólo recoge la condición de vivir en una isla sino la capacidad de hacerse isla, de tomar para sí la radicalidad de cierta soledad lúdica” (2012AVILÉS, Francisco. “Estética del derrumbre: escritura y deambular urbano en la obra de Eduardo Lalo”. Revista Iberoamericana, Vol. LXXVIII, N. 241, 2012, p. 873-892. , p. 878), quien tomando la condición insular como metáfora explica cómo “hacerse isla” forma parte de la identidad en Lalo, es decir, fundar una conciencia de sí mismo, un “lo nuestro” basado en la soledad del “agua por todas partes”3 3 Recordemos el verso de Virgilio Piñera: “La maldita circunstancia del agua por todas partes”, de su libro La isla en peso (1943). .

Duschesne-WinterDUCHESNE-WINTER, Eduardo. Comunismo literario y teorias deseantes: inscripciones latinoamericanas. La Paz/Pittsburgh: University of Pittsburgh Plural Editores, 2009. lo explica así:

Lo que expone al libro a la carencia de antecedentes y consecuentes no es una borradura del lugar donde se origina, pues el libro no cesa de inscribir su lugar, Puerto Rico, Caribe. Es un “donde” que no es “dondequiera”, pues se inscribe en el destino y la fatalidad del lugar como sólo puede hacerlo ese nómada enamorado del nomos que seduce el lugar justo porque no lo posee. (2009DUCHESNE-WINTER, Eduardo. Comunismo literario y teorias deseantes: inscripciones latinoamericanas. La Paz/Pittsburgh: University of Pittsburgh Plural Editores, 2009. , p. 65)

Entonces, sería osado y un poco desacertado decir que Lalo se desprende o desdice de su lugar de enunciación porque, al contrario, hace énfasis en San Juan; sin embargo lo describe desde una pertenencia, digamos, oblicua, inédita.

Continúa Duschesne:

Así Lalo construye lo que llamo una situación-donde, o si se quiere, una serie de singulares situacionesdonde. La situación-donde designa un lugar cuya más acendrada y genuina ubicación es su estar fuera de sí. Es una estrategia de desposesión del lugar. […] La alfabetografía de Lalo prepara el arribo al lugar mediante un procedimiento éticamente meticuloso de abandono del lugar, donde abandonar el lugar es en verdad abandonarse al lugar, salirse hacia el lugar. (2009DUCHESNE-WINTER, Eduardo. Comunismo literario y teorias deseantes: inscripciones latinoamericanas. La Paz/Pittsburgh: University of Pittsburgh Plural Editores, 2009. , p. 67)

Con Duschesne y Avilés puedo comenzar estableciendo ciertos criterios introductorios para adentrarme en donde, con los cuales poder abrir compases interpretativos: la noción del hacerse isla y la desposesión del lugar como una forma de experimentar la identidad, ¿una identidad desposeída? “las situaciones-donde también se pueden leer como crónicas de una deriva” (2009, p. 69). Y una isla tiene derivas al mar en toda su composición, en su construcción geográfica, “que surca el mapa por los bordes, las tachaduras, las repeticiones, las marcas sin nombre y los espacios no marcados” (2009, p. 69). Remiten, entonces, no a una negación sino a una suerte de afirmación por negación; un también soy esto que bordea, que muchas veces no se ve, es decir un surco; o también soy la negación de lo que se ha dicho que soy: una tachadura, en suma. “Escribimos para decir que muerte y nacimiento son una misma cosa” (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 127), así, el gesto de afirmar a través de la existencia puede ser también aquel que se afirma en tanto existencia en peligro.

No es casual que los nombres citados y tachados sean referencia del proceso colonizador, incluyendo al de Lalo, pues se estaría hablando al mismo tiempo de su “donde” que existe precisamente solo porque ha dejado de existir a causa del proceso colonizador. Y sobre esto se debruza:

...acaso los gentilicios no dicen y son apenas un uso común del lenguaje […] ¿Pero qué queda atrás o antes? ¿Por qué se acalla toda explicación al decir puertorriqueño o dominicano o argentino? ¿Qué mal vive en lo entendido? ¡Qué profundas las fuentes de lo aparentemente simple e inofensivo! (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 25)

Desde el “donde”, como cuestionamiento del lugar de origen y pertenencia, se problematizan también los gentilicios y su potencia homogeneizadora. La identidad nacional pensada únicamente a partir de un gentilicio consensuado con sesgos sociales y políticos, que muchas veces derivan en patrones fijos y estereotipos aparentemente impugnables, coarta a la hora de pensar poblaciones con características particulares, con condiciones dialécticas y más complejas, pues se acallan, se suprimen/boicotean las explicaciones alternativas, los modelos de pensamiento marginales que suelen desestabilizar modelos de poder y organización social, y abren así el espectro de entendimiento. Para ello, Lalo también propone el “donde” bajo cierta premisa filosófica: todos los lugares de origen pueden/deben ser reinterpretados. Lo entendido, como estructura organizacional del mundo, es revisitado cuando hablamos de “dondes” en vez de gentilicios. El donde de un brasileño puede no ser un bar con samba ni un juego de fútbol; el de un puertorriqueño puede no ser unas caderas anchas y una playa turística. Y estas posibilidades basadas en negaciones pueden ser, inclusive, el donde mismo.

Tal pensamiento estructurado a través de la categoría “donde” se desmiembra para hacer sentidos desde distintos lugares del lugar de origen, quiere o pretende decirse a través de una heterogeneidad que toma forma metafórica en su condición insular y en su invisibilidad geopolítica y cultural: “Donde: estas calles que contienen otras calles y otros dondes. Donde que ya no es, que ya no será aquí, un vocablo del diccionario sino un concepto” (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 25), es decir no una palabra con significado fijado por alguna institución -llámese patria, constitución, academia- sino un concepto susceptible, provisorio, en tanto se construye gracias a su enunciador-narrador, que es sobre todo un caminante observador que revisita ideas a diario. Recordemos al flaneur de Benjamin4 4 Sobre la condición de caminante de Lalo, la asociación con Benjamin es inevitable y ha sido, previsiblemente, ya abordada por críticos interesados en su obra. Por ejemplo Francisco Javier Avilés en su ensayo “Estética del derrumbre: escritura y deambular urbano en la obra de Eduardo Lalo” (2012) hace una sugestión: en la obra de Lalo se encuentran el paradigma cínico -la “vida de perro”- con el flâneur estudiado por Benjamin en la obra de Baudelaire. No consideraré a Baudelaire en mi argumento, sino el dispositivo teórico que fabrica Benjamin con él: el ocioso caminante urbano. En la textura de la escritura de Lalo converge la voluntad del filósofo marginal con la itinerancia del poeta que busca en la ciudad la inmanencia de su sensibilidad. (AVILÉS, 2012, p. 874). .

Sin embargo, como para todo concepto que remite al origen creó también la forma de pensar en los límites del donde, por ejemplo: “Los aeropuertos son la frontera del donde […] Lugar del no-lugar. Donde del indonde” (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 24). Entonces, los lugares como el aeropuerto, donde hay la presunción de viaje, de desplazamiento, son precisamente los linderos de un pensamiento sobre la pertenencia y, en Lalo, sobre el insilio, porque su donde está cimentado sobre la base de la figura del “quedado”, para quien por decisión propia el exilio no es una opción y vive su donde con la heroicidad del derrotado:

El donde que ignora los gentilicios y determina las nacionalidades. […] Hasta hoy en la literatura y en la historia, el exiliado ha sido un personaje protagónico. Propongo otro: el quedado, el regresado, el que no puede (o no quiere) ir a ninguna parte. (¿A qué parte en un mundo donde los exilios comienzan a ser imposibles?). Apuesto por la pertinencia de estos seres, por su heroísmo domiciliario. Escribo para defender nuestro derecho a la tragedia. (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 95)

Al mismo tiempo, otro de los indicios para comprender esta categoría laliana es:

Lo repito: no pensar en un donde exclusivamente físico, porque el donde es otra cosa a la vez que es el donde físico. La incertidumbre, las áreas grises de la definición, son parte integral de la definición. ¿Donde o d-o-n-d-e? Incluir los guiones, incluir el espacio entre los guiones. (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 26)

La no circunscripción exclusiva del donde a un espacio geográfico es una invitación a explorar las “zonas grises”, es también una invitación a un concepto de representación que convoca a los lugares ocultos u opacos de lo real, en este caso los guiones y los espacios entre ellos. Es un esfuerzo discursivo por encontrar en la escritura una representación más o menos aproximada de aspectos filosóficos y constitutivos del donde que difícilmente son alcanzados por el lenguaje alfabético, pues de la lucha con lo inefable también se trata el donde, de la no resignación a la imposibilidad de las palabras, porque al desencontrarse con ellas, el autor acude a nuevas formas, la fotografía es una y el uso de caracteres especiales, otra; estaríamos hablando, en resumen, de “La lengua -o su uso incapacitado- en el donde”. (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 84).

Podríamos hablar de una propuesta intersticial dentro de los linderos del lenguaje escrito, podría también considerarse como intermedial este gesto que une dos formas de expresión escritural. ¿No estarían los guiones también funcionando como imagen, en un gesto iconoverbal?

En el donde hay puntos, que llamaré ciegos, que expresan para mí la turbulencia de este exilio interior. Pienso en centros comerciales, no en los principales, que podrían estar en cualquier parte del planeta. En otros, menores y marginales, que pese a su arquitectura y ordenamiento amnésicos poseen debilidades y grietas por las que puede penetrar el mundo de este mundo. Ahí está el donde, en un área de piso indefinido y vacío, extrañamente inútil. (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 80)

Entonces, “donde” como categoría filosófica de la identidad no se estructura solo en abstracto sino que encuentra expresiones y situaciones cotidianas para dar cuerpo concreto a la serie de reflexiones que Lalo propone. Los centros comerciales marginales como lugares reveladores de un orden de ciudad y ciudadanía alternativo que surca la pertenencia por caminos opacos que han resultado invisibles a la actualmente dominante perspectiva socio-histórica. El margen, en cualquiera de sus derivas, es un núcleo potencial de significaciones para comprender la estructuración del “donde”, lo que haya en el margen, el pensamiento que escape al centro y a la mirada vigilante de las instituciones de poder, ahí está una visión del donde.

Además, también puede ser una nostalgia, la nostalgia como identidad. Y lo plantea haciendo una comparación entre una organización de índole religiosa que estaba ayudando a un orfanato de una antigua república soviética para la obtención de una bomba de agua con una tienda de souvenirs en Río Piedras, a partir de la cual, elucubra:

Existe una distancia enorme entre ese mundo y la fracción de San Juan que es la avenida Barbosa y el casco de Río Piedras, pero por unos instantes los dos lugares estuvieron hermanados por el donde. Los dos transmitían la misma espera, la misma necesidad de que se acuerden de nosotros, de que existimos y apenas hay muestras, souvenirs, de eso, de nosotros, de nuestro mundo. (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 35)

Ese punto de encuentro es la nostalgia, que es el donde del exiliado y de las naciones al borde del desaparecimiento, como Puerto Rico. Ya que estamos desapareciendo, pues que no nos olviden; “¿Dónde está el arriba y el abajo del donde? ¿Dónde está su orden? ¿Su límite? ¿Su dimensión? En nuestras palabras. En nuestras representaciones.” (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 36) El “donde” es también lo que alcanzamos a decir que somos, o fuimos. Es un intento desesperado por decir: aquí hubo un país, y se parecía a esto. ¿A qué se parece Puerto Rico? ¿Qué es ser puertorriqueño, lejos del esencialismo nacionalista?

Todavía la identidad

Uno de los grandes problemas de los países bajo estructuras coloniales es la dificultad para la autorepresentación, para crear narrativas propias. Todo intento de formular una idea propia de sí mismos es boicoteada/mediada/reconfigurada por el colono. La identidad puertorriqueña es evidentemente una prueba de ello, y aunque la literatura canónica de la isla haya hecho esfuerzos importantes por fundar un “lo nuestro” endógeno, el gesto se desvirtuó en un folclorismo simplista y homogeneizador5 5 Pensemos nuevamente en la obra de Edgardo Rodríguez Juliá, uno de los escritores más consolidados en la tradición literaria de Puerto Rico. Casi toda su producción es un intento por delinear una forma homogénea y definitiva de puertorriqueñidad que le diese a la sociedad puertorriqueña estructura para enfrentar el vacío identitario que su situación colonial le dejó. Esto lo hace a través de la idea de familia, mito fundacional, características en común, etc. . Ya en las primeras páginas de donde se narra una escena en la cual se podrían analizar algunos factores que influyen en la construcción identitaria de Puerto Rico.

Uno de mis hijos necesitaba una pava para bailar en una conmemoración escolar de la puertorriqueñidad. Tenía que vestirse como una especie de jíbaro: sombrero de paja, ropa blanca, una cinta roja o guisa de cinturón, zapatos o ¡tenis! Negros. Ha valido la pena tratar las precariedades de la representación: sus fulgores oscuros, su sospechosa asociación de concepto y uniforme. En la avenida Ashford hay tiendas para turistas. (¿Quién si no ellos compran pavas hoy?) (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 33)

La puertorriqueñidad es planteada aquí como un producto de mercado, pensado y orquestado atendiendo a intereses comerciales, y la construcción de sus indicadores son pensados y fabricados fuera del país, para consumidores extranjeros, porque puertas adentro la isla quizás podría manejarse con otros códigos identitarios menos límpidos que van más allá de una pava y una vestimenta de campesino. Ese tipo de lógica de la identidad atraviesa la cultura boricua y llega a instituciones formadoras de opinión y estructura cultural como, en este caso, las escuelas. Lalo, colocando esta anécdota al principio del libro anuncia una reflexión acuciosa, no solo de la identidad sino de sus modos para configurarse y entenderse en la cultura puertorriqueña, e intentará no entregársela al lector como una “papa de supermercado”, sino como un amasijo de factores que conviven a pesar de su heterogeneidad y conducen a un “producto” final complejo y aún abierto, siempre a través del “donde” como categoría para pensar el origen y la pertenencia.

Partiendo de una de las inquietudes principales de esta obra: “¿Cómo nuestro nombre puede ser el desmembramiento simbólico de nuestro espectáculo?” (2005, p. 34). ¿Cómo “puertorriqueños” evoca una puesta en escena para consumidores extranjeros? Un “menú lejano y plástico” (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 34). Lo que se lee en la entrelinea de ese menú es lo que Lalo podría estar proponiendo con énfasis en su lectura de mundo y la sociedad boricua. Lectura benjaminiana, a todas luces: una lectura de la identidad puertorriqueña a contrapelo. Para lograrlo, recorre literalmente las calles de San Juan y nos deja variadas escenas donde se observa la no nitidez que ofrece la concepción identitaria de la isla:

Plaza Las Américas. Borders. El nombre de la librería significa bordes, fronteras. La mínima sección puertorriqueña se llama “Of local interest. De interés local”, bilingüísticamente, en turista o en mainlandés. […] Los límites se levantan dentro del donde que de por sí ya es un límite. (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 34)

En esta librería los libros nacionales permanecían en el estante de “of local interest” señalando una idea de lo local, lo nuestro para nosotros y los otros. ¿Qué otros? ¿Cuál de nosotros? La idea de exhibirlo en los dos idiomas sin que ninguno sea verdaderamente propio. Tanto que Lalo no dice “en inglés y español” sino que los adjunta inmediatamente a otras palabras/vocablos que definirían mejor en lo que se ha convertido: códigos de lenguaje económica y culturalmente manipulados que obligan a estructurar la logística cotidiana según sus patrones. Porque para los turistas (categoría donde bien podrían entrar los exiliados que vienen de visita) lo que interesa de lo “local” está preconstruido.

Así, la identidad boricua para Lalo pasa por el análisis de esas pequeñas y cotidianas instancias de identificación de lo propio, que incluso en librerías se presenta como un producto empacado para llevar y comer en casa. Plantear esto como un límite del “donde” y no como su centro nos dice que en los bordes de la identidad entendida como una construcción en proceso está la idea de identidad que ha sido fijada por el orden cultural, y bajo el cual se intenta permear toda la reflexión al respecto.

Lalo también lo explica tomando como ejemplo un libro de fotografía que ha sido publicado:

Hay unos cuantos libros de fotos sobre Puerto Rico. Recientemente he visto un par de Roger A. La Boucherie. No son muchas páginas, su texto es en inglés, su público es el extranjero al que se le regala un recuerdo o al emigrado que sueña con llevarse una imagen mítica. Precisamente por su estética preciosista los libros son falsos y borrosos. […] Es tan necesaria la distorsión del ángulo de la toma, que muchas de las fotos son aéreas, es decir, vistas obtenidas desde una perspectiva imposible para un ciudadano. ¿A quién representan estas imágenes? ¿Son algo más que la construcción de un paisaje que deviene espectáculo? Puesta en escena “inventada” que más que, como se ha supuesto que haga la fotografía, dar la imagen más certera de lo real, sirve para dar la imagen cruda de lo perdido, de un sueño. El Sueño del Trópico: playas, bosques, frutas, niños pobres pero sonrientes. […] Es un mundo sin espesor. La mirada de alguien que viene y se va. Que nada tiene que ver con los que se quedan. (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 54-55)

En esta extensa cita -me disculpe el lector- está expuesta la metodología de Lalo para enfrentarse a textos cuya pretensión es exhibir una cierta manera de ser puertorriqueño, y es la que podría aplicarse a la literatura folclorista producida en Puerto Rico; donde intenta estar en las antípodas de este tipo de proyectos, pues su idea de identidad está hecha de los restos y la opacidad que se esconde en las rendijas del espectáculo colonial; ahí en lo que no se ha discursado en los medios tradicionales de formación de identidad, ahí busca Lalo otra forma de ser puertorriqueño.

Del fragmento anterior se podrían traer a la luz varias problemáticas que aparecen planteadas explícitamente pero me gustaría enfatizar. La pregunta por a quién están representando las fotografías deriva en otra pregunta ¿existen varios tipos de puertorriqueños a ser representados? ¿Está Lalo buscando varios rostros? Pero la respuesta a la pregunta de Lalo es clara: esas fotografías son la tarjeta postal del Puerto Rico colonizado, consensuado “el sueño del trópico” ¿es una imagen falsa? Habría que preguntarse. Por aérea, es una imagen parcial e inaccesible, “sin espesor”.

El otro aspecto es la importancia que el autor observa en esos productos culturales de representación identitaria, en este caso un libro de fotografías, él trabaja sobre una idea de identidad no sin hacer un trabajo de investigación, no sin hacer énfasis en qué se ha dicho, qué nos hemos creído o aceptado en cuanto a nosotros mismos, de qué ha echado mano la industria cultural para hablar de la identidad caribeña.

Lo tercero es la diferenciación, en la que hace énfasis durante todo el libro, entre el boricua que vive en la isla y el exiliado que visita cual turista, porque este último viene buscando la imagen que su nostalgia extranjera le exige buscar, esa del “sueño del trópico”, porque a pesar de ser puertorriqueño, el exiliado viene y va, y el tiempo que vive fuera permea su visión de las cosas, lo hace añorar quizás un Puerto Rico de tarjeta postal, pues es la versión más convivible de la isla, y no la compleja de la cotidianidad, del espesor del día a día, sin tanta nitidez como las fotografías de un álbum turístico. ¿El “triunfo” de la mirada del quedado?

La forma de vivir el país por parte de Lalo es la desposesión, y bajo este mismo código se configura su concepción de identidad: “En el parque desierto la ciudad revoloteaba a mi alrededor. Me sentí pequeño, casi perdido, en la única ciudad del mundo que podía ser mía. Y esta pérdida era también una forma de la pertenencia”. (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 88). La pérdida funciona también como capital simbólico en la construcción de la pertenencia. Lo que hemos perdido nos constituye en la medida de que no podríamos decirnos sino a partir de ciertas ausencias. San Juan como única ciudad posible para el narrador de donde, una ciudad en un país que ha ido perdiéndose en su contexto geopolítico, entonces esa invisibilidad, esa ausencia también los hace. Porque “En cualquier lugar está todo. Sin embargo, hay que estar dispuesto a aceptar el sufrimiento del lugar para verlo” (LALO, 2005, p. 126), y el sufrimiento de Puerto Rico -dolor compartido con América Latina- se remonta a 500 años antes.

Sobre la “conquista” y el proceso colonizador mucho se ha dicho, consta en documentos de análisis históricos e historiográficos cómo ha sido subvertida la idea de “conquista” y proceso civilizatorio por la de robo, invasión y violación; pero Lalo en esta oportunidad recuerda ese episodio desde los diarios de Cristóbal Colón para explicarse el decreto de vida y muerte, de existencia y exterminio, instaurado ya desde la aparición en el tablero geopolítico de este continente. En una de sus páginas, señala Lalo, Colón escribe por primera vez una palabra taína, canoa, para relatar la experiencia de navegación de regreso a Europa donde sobrevivieron siete de sus acompañantes:

En el Caribe se llega a la escritura -Colón anota en su diario la primera palabra Taína que escribe- mediante un acto, la selección de un concepto, que la conquista y la colonización se ocuparían de rayar. La primera palabra escrita, lo que Colón escribió con tinta en su bitácora no fue “canoa”, fue. Desde entonces la escritura del Caribe no ha hecho sino que repetir las consecuencias de esta unión de la muerte y el nacimiento, del descubrimiento de un mundo y su condenación al silencio. […] Nacimos para ser rayados. […] Escribimos para decir que muerte y nacimiento son una misma cosa. El descubrimiento significa, entre otras cosas, nuestra inclusión en el texto. (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 127)

Escritura rayada, cultura rayada, identidad rayada. De esta experiencia insular tachada, desde sus primeras inscripciones en la historia, deviene la literatura de Lalo y la identidad boricua que nació y fue eliminada, pero no como cualquier país latinoamericano que vivió el proceso de colonización sino que continúa con la raya sobre su nombre dando cuenta de su existencia y negándola al mismo tiempo. Así, no hay puertorriqueñidad sin la raya:

Fuimos de otros porque nos escribieron y, al hacerlo, se sentaban las bases cuando no del genocidio al menos del etnocidio. La historia de la escritura en el Caribe y en América (esa otra palabra que nos borraba) nace para traer el silencio y la muerte. La escritura que nos nombra es un acto de eliminación. (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 128)

Todos vocablos rayados. ¿Sigue la escritura caribeña borrando el Caribe? ¿La obra de Lalo raya encima de la raya o intenta borrarla? Si la escritura había funcionado desde tiempos inmemoriales como constatación aquí lo hace como extirpación. Otro nos escribió, y otro nos sigue escribiendo, para extirparnos: es la teoría de Lalo en donde y desde ahí propone entender la identidad y la pertenencia: “la palabra como cicatriz de una herida inexpresable; la marca unívoca dejada por el que usó y abandonó el cuerpo expoliado. La “independencia” en el Caribe, y no solo aquí, es un abandono (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 131).

La herida del miembro extirpado es visible y continúa hablándole al cuerpo durante su crecimiento o su enanismo. La herida colonial es lo “inexpresable” en la obra de Lalo, tanto que toda su obra se basa en buscar las formas para medianamente nombrar esa herida y darle un cuerpo aparte que rebautice la idea del Caribe. La escritura/identidad rayada como cínico patrimonio simbólico obliga a los pensadores y escritores caribeños a unirse al cinismo y seguir rayando el continente o hacer esfuerzos para pensarlo desde ángulos inéditos poco abordados por el colonialismo y su espejismo de independencia. Tanto la identidad como la literatura puertorriqueña son en la historia de América Latina una nota al pie de página: “Latinoamérica”. Lo identitario, visto desde los pliegues, dice de otros conceptos, otros posibles imaginarios que cuestionen y no necesariamente construyan sino que al menos echen sal en la herida, para hacerla hablar nuevamente, que no enmudezca como parte del programa de poder.

Así, volviendo a la idea de fatiga, me parece que la de Lalo es más bien una fatiga de cierta identidad, valdría la pena revisar cómo es la búsqueda identitaria en donde, quizá más angustiada, menos celebradora, con más incertidumbres que certezas, dueña de menos verdades, torciendo el gesto de su tradición. Pues incluso con un Lalo que sospecha de preconstrucciones, en donde hay algunas propuestas tendientes a diseñar una posible -y siempre susceptible- idea de puertorriqueñidad:

Ex: que fue, que ya no es, que tuvo […] Hemos sido exóticos para los demás, y lo que es crucial, para nosotros mismos. Hay una falla, un hueco, letras borradas y apenas perceptibles, legibles en el término que designan lo que aparentemente somos, en la palabra que nos concede un nombre que es una identidad. No somos puertorriqueños, somos pu r oriqu ñ s. (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 147, énfasis mío).

El exotismo, marca identitaria del Caribe, no es solo una percepción de extranjeros. Lo curioso del caso de la isla es que su condición colonial lo ha hecho exotizarse tanto en el sentido de asumir el discurso que viene de afuera -el “caribeñismo”- como de realmente ser unos raros dentro de su propio territorio: eso que somos nos es, en mucha medida, extraño.

Ser “pu r oriqu ñ s” es, otra vez, ser con huecos, lidiar con el espacio en blanco del colonizado, el no saber de la identidad escondido entre tanta certeza mercadotécnica.

Los europeos, los norteamericanos, la cultura de Occidente, pueden permitirse ejercicios de negación. Nosotros solo disponemos de ejercicios de afirmación. Así se mide otra de las taras de nuestra pobreza. […] Sólo sabemos gritar ¡Mírame! Nuestra predisposición a la aberración política e identitaria no es sino la reiteración de este llamado. (Op. cit.)

Y esta es la contradicción de las identidades que han sido menospreciadas, su proceso de reafirmación tiende a un desgaste si nunca se logra tal afirmación en la sociedad donde han sido minusculizados. La insistencia por la identidad en Puerto Rico significa, además, la insistencia por la construcción de tal identidad. La insistencia por una identidad definida y robusta, según Lalo, es parte de la pobreza puertorriqueña: la incapacidad de ver más allá de ese proceso, condenando a la invisibilidad otras discusiones sociales. Sin embargo, aunque Lalo señale la imposibilidad de ejercicios de negación en Puerto Rico, donde, quizás sin querer, es uno de esos ejercicios, pues plantea, como ya lo dijimos una problematización de la afirmación. Y aunque parezca que en donde todo tiende a tachar la tachadura, también se permite leves intentos de indicadores de personalidad de los boricuas. Veamos:

Somos el sarcasmo de la historia. ¿Los casi dos siglos de independencia latinoamericana chocarán a la larga con nuestra imagen en el espejo? ¿Tendremos todos que conformarnos con esta chiquitez […]? (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 94)

Esta es una de las muletillas predilectas de los colonizados. Somos buena gente, seres de la sonrisa, y juzgamos a los demás por su habilidad para la hipocresía. (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 150)

Los Peace Corps, las ONG y los antropólogos son simultáneamente víctimas y cretinos, como nosotros, en la historia del colonialismo. Solo después del insulto podemos sentarnos a hablar con los que nos compadecen. (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 151)

Somosnautas del bochorno. Añoranza de la canoa y aceptación precaria de la canoa. El cansancio como devastación cultural. Y es sólo este cansancio lo que tenemos para decir que existimos. (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 152)

y del caribeño en general:

Todo isleño es un conservador nato aterrado perpetuamente por la desposesión. Por ello nuestra violencia tan a flor de piel, tan sensible, es acumuladora, egocéntrica. […] De ahí que seamos maestros de la adaptación y, en nuestro fuero interno, amargados radicales. (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 153)

En estas caracterizaciones se percibe la imagen de un puertorriqueño sobre todo cansado, exhausto, con la carcajada como único botín de guerra. Resignado a la cultura rayada, a la escritura rayada que le nombra. “Aquí, en este no-lugar, en este no-ser, reside la ¿herencia? […] Esta ¿herencia? Venida de ningún sitio es un no-texto; no es la página en blanco sino la página en negro”. (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 173).

Cuando Jacques Derrida en Escoger su herencia habla de cómo heredar, hace especial énfasis en la necesidad de reafirmar la herencia: “¿Qué quiere decir reafirmar? No solo aceptar dicha herencia, sino reactivarla de otro modo y mantenerla con vida. […] filtrar, interpretar, por consiguiente transformar, no dejar intacto, indemne.” (DERRIDA, 2003DERRIDA, Jacques. Escoger su herencia. Diálogo con Elisabeth Roudinesco. En: Y mañana qué.... Buenos Aires: F.C.E., 2003. p. 9-18., p. 13). La primera reactivación que Lalo hace de la herencia es a través de la interpelación: “¿herencia?”, se pregunta como quien aún no sabe si eso que tiene en sus manos es un legado, una condición de vida con la que debe lidiar, una cruz o un amuleto. Gina Saraceni en su libro Escribir hacia atrás reflexiona sobre la herencia y dice “el heredero es entonces quien, al heredar, está llamado a interpretar un secreto” (SARACENI, 2008SARACENI, Gina. Escribir hacia atrás. Herencia, lengua y memoria. Buenos Aires: Beatriz Viterbo Editora, 2008, p. 19). Así, donde es un intento por hacerse cargo de la herencia e interpretarla de manera oblicua. El secreto de la herencia en donde es quién es legador, de qué lugar viene, de un no-lugar, se responde, y vuelve a cerrarse el secreto.

Ninguna herencia es una página en blanco. Podría decirse que si fuese una página, tendría espacios para tachar y reescribir, deconstruir; pero en este caso Lalo la plantea como una página en negro, una página donde ya se escribió todo o donde aún no se ha escrito nada salvo la sentencia de imposibilidad de escritura que significa estar todo oscuro, donde ni siquiera es posible escribir, y para interpretarla e intervenirla serán necesarios los colores más vivos, no convencionales, pues es más fácil leer y escribir sobre blanco que sobre negro.

Se cree que en nuestros legadores está un origen diáfano, quien nos hereda nos da identidad pues nos inserta en un árbol genealógico, en una secuencia temporal, una estirpe, pero leer la herencia “no se trata de volver hacia atrás con la ilusión de recuperar el origen como instancia permanente y segura, ni como fuente o principio donde todo comienza” (SARACENI, 2008SARACENI, Gina. Escribir hacia atrás. Herencia, lengua y memoria. Buenos Aires: Beatriz Viterbo Editora, 2008, p. 30), pues la mayoría de las veces el ejercicio del heredero es más complejo, cuando se voltea hacia el origen no hay protocolos fijos para sostener la mirada, porque el origen no siempre es un sitio seguro: “La herencia es entonces reafirmación de lo que nos es asignado y reactivación de sus contenidos a través de un acto de infidelidad por parte del legatario” (SARACENI, 2012, p. 15SARACENI, Gina. La soberanía del defecto. Legado y pertenencia en la literatura latinoamericana contemporánea. Caracas: Editorial Equinoccio, 2012.). Ser infiel a su herencia es quizás la operación que más haga Lalo en donde, elige la vía de la traición hacia cierta tradición “nacional” y optar por la reactivación del legado mediante una suerte de traducción opaca de la pertenencia puertorriqueña, otro entendimiento: “La renuncia al lastre después del privilegio del lastre. […] Abordar la ¿herencia?” (LALO, 2005LALO, Eduardo. donde. San Juan: Editorial Tal Cual, 2005. , p. 173).

Entonces, para cerrar estas reflexiones podrían sistematizarse al menos dos conclusiones (siempre provisorias). Primera: en donde, Eduardo Lalo desarrolla un pensamiento sobre el origen a través de la categoría filosófica “donde” para pensar la pertenencia nacional como una noción culturalmente construida y muchas veces impuesta, entonces no debe seguir asumiéndose como un destino preestablecido e irrevocable sino como una herencia que debe cuestionarse, torcerse, reinterpretarse; la segunda es con respecto a la identidad puertorriqueña específicamente: a contrapelo de las generaciones que le precedieron, Eduardo Lalo propone en donde pensar la identidad boricua como negación, como desposesión y muchas veces como peso, pues los esfuerzos que las generaciones anteriores hicieron por juntar las piezas identitarias de un país sin autonomía desembocaron a veces en folckorismo y nacionalismo romántico, homogeneizador y simpatizante de la idea de un Puerto Rico sociopolíticamente construido para satisfacer tanto el desespero del pueblo por una identidad cultural como al colono que, una vez violando las posibilidades de independencia, dice: construyan una forma de ser, los necesito definidos pero no libres. Así, donde es una forma de mover las estructuras de puertorriqueñidad a través del “donde” como categoría filosófica abierta y susceptible, nunca homogénea y resuelta.

Referencias

  • AVILÉS, Francisco. “Estética del derrumbre: escritura y deambular urbano en la obra de Eduardo Lalo”. Revista Iberoamericana, Vol. LXXVIII, N. 241, 2012, p. 873-892.
  • BARTHES, Roland. De la obra al texto. Revued’Esthetique, n. 3, 1971. Disponible en: http://fba.unlp.edu.ar/lenguajemm/?wpfb_dl=26 Consultado en marzo, 2017.
    » http://fba.unlp.edu.ar/lenguajemm/?wpfb_dl=26
  • BENJAMIN, Walter. Tesis sobre la historia y otros fragmentos México DF: UNAM, 2008.
  • DERRIDA, Jacques. Los espectros de Marx Madrid: Editorial Trotta, 1995.
  • DERRIDA, Jacques. Escoger su herencia. Diálogo con Elisabeth Roudinesco. En: Y mañana qué.... Buenos Aires: F.C.E., 2003. p. 9-18.
  • DUCHESNE-WINTER, Eduardo. Comunismo literario y teorias deseantes: inscripciones latinoamericanas La Paz/Pittsburgh: University of Pittsburgh Plural Editores, 2009.
  • HALL, Stuart. Da diáspora. identidades e mediações culturais In: SOVIK, L. (org.). Belo Horizonte: Ed. UFMG, 2003.
  • LALO, Eduardo. donde San Juan: Editorial Tal Cual, 2005.
  • RODRÍGUEZ JULIÁ, Edgardo. Puertorriqueños. Álbum de la sagrada familia puertorriqueña desde 1898 San Juan: Editorial Playor, 1988.
  • SARACENI, Gina. La soberanía del defecto. Legado y pertenencia en la literatura latinoamericana contemporánea. Caracas: Editorial Equinoccio, 2012.
  • SARACENI, Gina. Escribir hacia atrás. Herencia, lengua y memoria Buenos Aires: Beatriz Viterbo Editora, 2008
  • 1
    Imagen y palabra, conferencia por Eduardo Lalo. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=bovnaMJbxsk.
  • 2
    Pienso en, por ejemplo, Puertorriqueños. Álbum de la Sagrada Familia puertorriqueña desde 1898 (1988RODRÍGUEZ JULIÁ, Edgardo. Puertorriqueños. Álbum de la sagrada familia puertorriqueña desde 1898. San Juan: Editorial Playor, 1988.), de Edgardo Rodríguez Juliá.
  • 3
    Recordemos el verso de Virgilio Piñera: “La maldita circunstancia del agua por todas partes”, de su libro La isla en peso (1943).
  • 4
    Sobre la condición de caminante de Lalo, la asociación con Benjamin es inevitable y ha sido, previsiblemente, ya abordada por críticos interesados en su obra. Por ejemplo Francisco Javier Avilés en su ensayo “Estética del derrumbre: escritura y deambular urbano en la obra de Eduardo Lalo” (2012AVILÉS, Francisco. “Estética del derrumbre: escritura y deambular urbano en la obra de Eduardo Lalo”. Revista Iberoamericana, Vol. LXXVIII, N. 241, 2012, p. 873-892. ) hace una sugestión: en la obra de Lalo se encuentran el paradigma cínico -la “vida de perro”- con el flâneur estudiado por Benjamin en la obra de Baudelaire. No consideraré a Baudelaire en mi argumento, sino el dispositivo teórico que fabrica Benjamin con él: el ocioso caminante urbano. En la textura de la escritura de Lalo converge la voluntad del filósofo marginal con la itinerancia del poeta que busca en la ciudad la inmanencia de su sensibilidad. (AVILÉS, 2012AVILÉS, Francisco. “Estética del derrumbre: escritura y deambular urbano en la obra de Eduardo Lalo”. Revista Iberoamericana, Vol. LXXVIII, N. 241, 2012, p. 873-892. , p. 874).
  • 5
    Pensemos nuevamente en la obra de Edgardo Rodríguez Juliá, uno de los escritores más consolidados en la tradición literaria de Puerto Rico. Casi toda su producción es un intento por delinear una forma homogénea y definitiva de puertorriqueñidad que le diese a la sociedad puertorriqueña estructura para enfrentar el vacío identitario que su situación colonial le dejó. Esto lo hace a través de la idea de familia, mito fundacional, características en común, etc.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    18 Oct 2021
  • Fecha del número
    May-Aug 2021

Histórico

  • Recibido
    04 Mayo 2020
  • Acepto
    26 Jul 2020
Programa de Pos-Graduação em Letras Neolatinas, Faculdade de Letras -UFRJ Av. Horácio Macedo, 2151, Cidade Universitária, CEP 21941-97 - Rio de Janeiro RJ Brasil , - Rio de Janeiro - RJ - Brazil
E-mail: alea.ufrj@gmail.com