Acessibilidade / Reportar erro

TAUSSIG, Michael. El diablo y el fetichismo de la mercancía en Sudamérica. México: Editorial Nueva Imagen, 1993. 306 p.

TAUSSIG, Michael. . El diablo y el fetichismo de la mercancía en Sudamérica . México: Editorial Nueva Imagen, 1993. 306 p.

Las reflexiones acerca de las relaciones, y posibilidades entre el análisis marxista y la antropología pueden parecer para muchos cosas del pasado y tentativas destinadas al fracaso. En el libro aquí reseñado, a pesar del tiempo transcurrido entre su publicación original, su edición en español y la fecha de esta crítica bibliográfica, Taussig nos presenta de modo inteligente, una vez más las potencialidades surgen del análisis materialista. La idea acerca de como el fetichismo de la mercancía es identificada con el diablo por parte de comunidades sometidas a la lógica del mercado, el significado que adquiere esa práctica al ser ritualizada como elementos de resistencia y crítica al nuevo ordenamiento económico al que esos grupos están sometidos, y la permanencia del fetichismo precapitalista utilizado en la representación del fetichismo mercantilista, merece su atenta lectura y también su crítica.

La estrategia adoptada para su demostración resulta en el abordaje de dos casos: uno que trata de los cultivadores del Valle de Cauca en Colombia, proletarizados a principios de siglo y que se remonta con la historia social de esclavos africanos y sus descendientes, en las plantaciones azucareras del occidente de ese país; y otro que analiza las prácticas relacionadas con la figura del diablo, en las minas de estaño de los Andes bolivianos y las comunidades indígenas de cuyas filas surgen esos trabajadores.

Para el autor, el diablo es un símbolo que refleja adecuadamente la condición de alienación que experimentan los campesinos, cuando se transmutan en trabajadores libres, y es en los términos de esa conflictiva experiencia, en donde se ancla la interpretación y la crítica por parte del fetichismo precapitalista, al fetichismo de la mercancía.

Taussig intenta comprobar que en las complejas relaciones entre la cultura capitalista y la cultura tradicional campesina anterior a la imposición de relaciones mercantiles en América Latina, se mantienen la conciencia étnica, y que a pesar de la expansión de las relaciones capitalistas de mercado, ella no es contradictoria con el surgimiento de una consciencia proletaria con un sentido más “moderno”, ya que en los casos que estudia, los grupos proletarios son de los más avanzados, en el sentido de que poseen una conciencia y una actividad política de vanguardia. Existe, entonces, una configuración del proceso de continuidad entre las representaciones colectivas, tanto de los campesinos y mineros proletarizados, que otorga un significado por el cual, el demonio representa el rechazo de esos campesinos y mineros, del modo capitalista de producción, es decir del efecto del fetichismo de la mercancía.

En el caso de los cultivadores en el valle de Cauca, la situación del campesinado en aquella región se vio transformada a comienzos del siglo, pasando a un estado de semiproletarización. Aquí, según el autor, los campesinos que se encuentran en el punto de intersección “entre dos épocas y dos mundos, el proletario y el campesino” (p. 130), han reelaborado su tradicional cosmogonía, en cuanto se convierten en trabajadores, y por ello esos elementos anteriores se vieron alterados en elementos críticos de resistencia o mediación, a la nueva situación en que se involucraron. En este lapso es cuando surgen los contratos demoníacos, “comprobados” en el momento en que “los trabajadores (de sexo masculino) de las plantaciones de azúcar… celebran pactos secretos con el demonio a fin de incrementar la productividad y, de ahí sus ingresos” (p. 130). La característica particular de estos pactos, está en que las ganancias obtenidas no pueden ser utilizadas en mejorar la tierra, sino que deben consumirse de inmediato, de modo tal que dicho contrato lleva a una muerte prematura. Allí se encuentra que la figura del diablo en los rituales asociados con la producción proletaria, se diferencia de la que existe en los rituales de producción campesina. Por el hecho de el proletariado del azúcar salió del campesinado local, la nueva experiencia del consumismo y la interpretación del significado de su propia proletarización, están profundamente influidas por las perspectivas tradicionales de la economía “precapitalistas”.

Dentro del proceso de proletarización, el diablo aparece como la imagen que vehiculiza las diferentes y contradictorias formas de comprender la consecuencia de la actividad económica. El pacto con el diablo es la utilización para revelar un sistema económico perverso, que obliga a los hombres a cambiar sus almas por los poderes destructivos de los artículos de consumo. El contrato demoníaco tiene, en la interpretación de Taussig, el significado profundo que estas prácticas “modernas” establecen y a la vez denuncian el carácter cruel y antinatural de la acumulación capitalista, basada en el valor de cambio, en contraste con el sistema tradicional de reciprocidad y renovación basado en el valor de uso (p. 283).

En el tratamiento de los Andes, se trata de la incorporación de una figura también preexistente, la del tío, figura demoníaca subterránea, compuesta e irreductible a la idea del mal según la concepción occidental. La aparición de esta deidad, es consecuencia de que la producción minera es vista como un agravio a los espíritus de la montaña, y, por ello requiere de actos rituales que controlen el proceso de producción. La actitud y la práctica ante el fetichismo capitalista, es la reinterpretación del sacrificio de llamas que debe realizarse en favor del tío, que se trata de una representación de la “magia” capitalista, y de la irracionalidad de la producción capitalista en su sacrificio de seres humanos para mantener la producción lucrativa.

Al igual que en las plantaciones colombianas de caña de azúcar, el diablo y los rituales precisos equivale a un soporte o aumento de la producción, y se cree que esta producción destruye la vida. Taussig arguye que el capitalismo también tiene su “magia”, la cual es considerada, negativamente, como la contaminación y usurpación por parte de las potencias maléficas de las mercancías y del dinero, de los seres humanos. El fetichismo precapitalista es, entonces, interpretado y concebido por los propios actores como una resistencia al fetichismo capitalista; en consecuencia las creencias demoníacas deben ser entendidas por el investigador como una crítica de la modernidad.

Deberíamos realizar algunas observaciones en torno al enfoque de Taussig. Una de ellas deriva en que no queda bien claro en su exposición la diferencia entre comunidades organizadas y sometidas por el mercado. En verdad faltaría analizar más a fondo las formas en que los diferentes modos de producción coexisten, se interrelacionan y se modifican. No se trata de pensar que las relaciones capitalistas, si bien son totalizantes por definición, llevan a modificar en un mismo sentido relaciones que no lo son. La posición de Taussig es muy clara y fructífera al respecto, además de compartirla: “una comunidad puede resultar afectada y controlada en muchas formas por el mundo capitalista, pero esto, por si sólo, no necesariamente convierte a semejante comunidad en una réplica de la sociedad en general y de la economía mundial”.

Sin embargo deja algunas cuestiones como el tema de la resistencia, apartado en el análisis, lo que nos priva de conocer por ejemplo la relación entre la resistencia que significan los rituales de los campesinos proletarizados y el accionar político de los trabajadores quienes aprenden a manejar su lucha de clases en los términos modernos que les provee su conciencia proletaria. Así también debería estar presente las formas de reproducción de las condiciones que fomentan esa resistencia. Dentro de este contexto, el autor aísla acciones simbólicas dentro de una resistencia que no necesariamente ocurre, por lo menos en general.

Finalmente consideramos que esos encuentros entre culturas precapitalistas y modernidad que tienen una importancia crucial en las reflexiones de Taussig, nos mueven a colocar, una vez más, el acento en las controversias en torno a los procesos de aculturación, transculturación, resistencia cultural, y a la vinculación que esas prácticas tienen con la producción económica, sobre todo para tener presente las formas en que son afectadas, por las relaciones de mercado, las poblaciones de América Latina.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    Oct 1997
Programa de Pós-Graduação em Antropologia Social - IFCH-UFRGS UFRGS - Instituto de Filosofia e Ciências Humanas, Av. Bento Gonçalves, 9500 - Prédio 43321, sala 205-B, 91509-900 - Porto Alegre - RS - Brasil, Telefone (51) 3308-7165, Fax: +55 51 3308-6638 - Porto Alegre - RS - Brazil
E-mail: horizontes@ufrgs.br