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Cultura, política y educación: dimensiones ineludibles de la realidad latinoamericana

LEITURAS E RESENHAS

Cultura, política y educación: dimensiones ineludibles de la realidad latinoamericana

Diego Hernán Arias Gómez

Universidad Distrital Francisco José de Caldas e Universidad Pedagógica Nacional (UPN), Bogotá, DC, Colômbia. diegoarias8@gmail.com

LÓPEZ, María Inés Castro (coord.). Educación y Cultura. Un debate necesario en América Latina. México: IISUE-UNAM, 2012, 376p.

Las referencias y las reflexiones en torno a la construcción de la nación se enfrentan continuamente con los problemas conceptuales propios de la distinción entre algo que sería político y algo que sería cultural como si lo político no diera pie a un mundo significativo y como si lo cultural careciera de vínculos con las relaciones de poder y la segregación de jerarquías (Bolívar, 2001, pág. 36).

El presente escrito tiene como objetivo reseñar el libro titulado Educación y Cultura. Un debate necesario en América Latina, de varios autores pertenecientes a la Red de Educación, Cultura y Política en América Latina, 376 páginas, editado recientemente por el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En las últimas décadas las sociedades contemporáneas han dejado observar profundos cambios, han irrumpido nuevas formas de producir y acumular espectaculares maneras de comunicación y generación de ideas, lo mismo que inéditas formas de organización y vínculo social, además de inusitados agentes sociales que son visibles en el espectro político del mundo; también se dice que se han erosionado antiguas pautas de organización, vínculo y comportamiento social. Para algunos autores interesados en dar cuenta de los fenómenos actuales, tales dinámicas no tienen parangón con eventos anteriores en la historia, lo que les llevaría a hablar de un cambio de época y de una nueva realidad en la dinámica social, económica y política del planeta; mientras que para otros, más moderados, si bien asistimos a una agudización de movimientos que vienen de vieja data, no es posible establecer rupturas radicales respecto al pasado. Unos y otros coinciden en señalar que los sujetos nacidos en el siglo XX y XXI se relacionan de una forma totalmente diferente entre sí respecto de sus generaciones precedentes, y que, por tanto, aspectos descuidados en el estudio de la sociedad hasta hace pocos lustros, ahora surgen como nodales para entender las tramas del espacio y del tiempo, elementos que definen la condición misma de la humanidad. De cualquier manera algo se rompió para las generaciones contemporáneas ya que al decir de Hobsbawm (1994, p. 291), en el siglo XX, "para el 80 por 100 de la humanidad la Edad Media se terminó de pronto en los años cincuenta; o tal vez mejor, sintió que se había terminado en los años sesenta".

Herederas de una lectura marxista lineal y unívoca, buena parte de las miradas sobre los fenómenos sociales durante mucho tiempo descuidaron las vidas privadas, el rol de los intelectuales, el papel de las ideas y de la cultura, así como las complejidades de la construcción del conocimiento. Esta tendencia fue hegemónica en América Latina en la que la urgencia de los problemas ligados a la construcción del Estado y la desigualdad social, aunada al privilegio dado a autores europeos, jalonaron durante el siglo XIX y parte del XX la mayoría de los estudios sobre nuestros países.

La segunda mitad del siglo XX, sobre todo en sus dos últimas décadas, representa el apogeo de nuevas miradas sobre lo social y lo cultural en el continente, aspectos marcados por el retorno a las democracias luego de las dictaduras, la propaganda sobre el mayo del 68, la masificación de la escolarización, la institucionalización de facultades de ciencias sociales e historia en las universidades, el protagonismo de movimientos sociales en la escena política, las demandas de nuevos actores hasta entonces invisibilizados, la revolución de las telecomunicaciones, así como la remezón en el pensamiento alternativo luego de la caída del muro y la apropiación por parte de corrientes intelectuales y de teóricos que daban cuenta en forma creativa de los acontecimientos en curso, entre otros.

Es así como lo cultural aparece como clave analítica para repensar las relaciones sociales y los vínculos entre los ciudadanos y el Estado. Para Martín-Barbero (2002), los imaginarios, las representaciones, las mentalidades, las formas de pensar, las industrias culturales, los grupos de ideas, los artefactos para hacer circular el conocimiento y las tecnologías de producción de saber ocuparán el lugar que en el siglo XVIII ocupó el trabajo como llave interpretativa para explicar las relaciones sociales y, por supuesto, la configuración de subjetividades. Para este autor, el capitalismo en el siglo pasado dio un salto cualitativo al responder a su vocación mundial gracias a la cultura, pues el mercado posibilitó la producción, difusión y apropiacion de la red simbólica que la define. La cultura, en tanto código comunicacional, se descentró, se diseminó y se encarnó en los cuerpos personales y colectivos de las sociedades a lo largo y ancho del planeta. A su vez, de la mano de la cultura, la política también cambió de lugar; ya no es nominada solo en torno a los aparatos, las instituciones, los partidos, los representantes o la estructura del Estado, por momentos se funde con la cultura al entender que los dispositivos simbólicos que circulan en la sociedad contribuyen a determinar la autocomprensión del ser humano y las relaciones con los otros, la política tiene vida propia cuando circula en mensajes, imágenes y textos cuyo origen no es claro pero cuyo efecto contribuye a moldear subjetividades. Por momentos también se empareja con la educación, pues es claro que hoy la escuela y sus gestores no son exclusivamente un aparato ideológico del estado sino un crisol productor de saberes, deberes y deseos.

Dicen Popkewitz, Franklin y Pereyra (2003) que la historia cultural considera la razón como un campo de prácticas culturales que ordenan las formas que los seres humanos tienen para definir, pensar y sentir la realidad. Esta preocupación expresa finalmente un deseo de análisis de la relación entre el conocimiento y lo social. Considero que el libro que nos convoca: Educación y cultura. Un debate necesario en América Latina, coordinado por María Inés Castro, de variadas formas, desde múltiples perspectivas, formas literarias, rincones del continente y objetivos investigativos, se inscribe en este horizonte. Asistimos a una obra que teje una rica e interesante relación entre registros conceptuales del campo de la cultura en distintos contextos latinoamericanos y las condiciones sociales que los hicieron posibles.

Este texto constitiuye un hermoso ejemplo de la producción intelectual sobre el campo que imbrica lo cultural y lo político, aspecto que gana creciente terreno en los estudios sociales del continente. Gracias a él se hacen visibles nuevos hilos del entramado entre cultura, política y educación. La producción y difusión de obras de este tenor ayuda a comprender nuevas aristas de la realidad latinoamericana. Aquí se compilan lecturas y escrituras atentas de fenómenos del pasado reciente y del presente, se concitan investigaciones culminadas y en curso, converge la pluma de hombres y mujeres de variadas procedencias y, en general, la mirada que proponen los autores constituye un enorme aporte a quienes andamos interesados en cartografiar con rigor las complejidades de lo que acaece en la escuela y en la sociedad latinoamericanas.

Bajo el título de Educación y cultura. Un debate necesario en América Latina, esta agrupación de textos de académicos mexicanos, brasileros, colombianos y argentinos ofrece un juicioso acercamiento a una perspectiva algo descuidada en torno a la investigación sobre la historia cultural: la que tiene que ver con los estudios situados. Aunque aparentemente dispersos en sus intencionalidades hay algo que transversaliza los escritos de esta obra: la compleja y tensionante red que vincula la producción de subjetividades y los contextos sociopolíticos que los rodean, obviamente en conexión con configuraciones políticas y las relaciones de poder.

El libro presenta distintas temáticas y a manera de ejemplo destaco algunas, tomándome la licencia de desordenar la estructura que se estipula en la tabla de contenido: en dos capítulos separados se habla del papel de los intelectuales (Susana Aguirre, Agueda Bittencourt), en México, José Joaquín Fernández, y en Brasil, Anísio Teixeira; resaltan sus aportes a la institucionalización de la educación en sus países y en el caso del segundo, su gran incidencia debido a la profusa red de contactos políticos y profesionales nacionales e internacionales que portaba. En esta línea se entiende el papel de las instituciones (como la CAPES de Brasil o el proyecto escuelas de México) en la construcción de discursos que retroalimentan la relación entre la academia y el Estado.

Buena parte de los textos se centran en la educación formal, bien desde la dinámica docente o el papel de la escuela (Azucena Rodríguez, Marcia Smith, Ernesta Zamboni, María Inés Castro), en ellos se reivindica y se apuesta por el papel emancipador de la escuela y de la profesión docente, en tanto potenciales formadores de ciudadanía en medio de ecosistemas nocivos para la democracia. En esta línea, otros textos se inclinan por la educación popular como instancia forjadora de ciudadanía (Ana Corina Fernández), bajo el entendido de que los procesos educativos ligados a los movimientos sociales, particularmente de mujeres, recrean la relación entre el Estado y lo público.

Por otro lado, encontramos estudios sobre un grupo artístico (Vladimir Olaya y Martha Cecilia Herrera), en él la distinción entre lo público y lo privado se transgrede y se hacen visibles nuevas formas de agrupamiento desde el arte y la política. En esta misma vertiente, en otro artículo (Wenceslao Machado), se profundiza en la educación visual que constituye el cine, como una manera de subjetivación que muestra aristas del ser y actuar humanos. Otros textos dan cuenta, desde un perfil histórico, de las pedagogías del mirar, de las políticas de salud (Raquel Silveria, María do Carmo Martins) o de textos impresos (Carlos Díaz, Lucía García), rastreos que, mirados en conjunto, pretenden ubicar el devenir de algunos discursos que se posicionaron en la escena política y educativa de Colombia, Brasil y Argentina en el siglo XX. Finalmente, aparentes digresiones que analizan la gestión contemporánea del dolor (Vera Sabogni), la educación moral de la corporalidad en las políticas de la salud (Raquel Silveira) y el nomadismo de los matrimonios entre personas de diferentes nacionalidades (Alejandra Corbalán), revelan lo más fino del eje cultura-política-educación sostenido a lo largo del libro: las lógicas de poder inherentes al orden capitalista que permean los cuerpos, las subjetividades y las intimidades, y que a su vez, producen múltiples e inéditas reacciones y prácticas en los sujetos.

En el libro, los objetos de investigación conversan permanentemente con la sociedad que los configura. Las reflexiones sobre estos aspectos esquivan la clásica representación de dominados y dominadores, lugar común en los análisis políticos contextualizados, más bien informan con suficiencia aspectos de las tramas políticas que se dan en los lugares de referencia, en el que los cruces y articulaciones impiden generalizaciones, pues el poder, como lo muestran los artículos, no solo aplasta o se resiste, sino que se produce y se reconfigura en relación con los actores, los intereses y las circunstancias históricas.

En el libro, quizá la alusión a la educación no es tan explícita como la realizada a la cultura, que se negocia en todas las construcciones simbólicas que se hacen presentes en las líneas de las reflexiones. La educación, más evidente en el tema de los maestros, de la formación ciudadana, de las escuelas y de la pedagogía social, sin embargo, se manifiesta en las construcciones de modelos de ser humano que las lógicas políticas imponen y en las maneras como los sujetos abordados asimilan, resisten o recrean tales fuerzas.

Las variadas pesquisas sobre la urdimbre de la cultura y la educación, habilita en los autores conclusiones gruesas a partir del estudio de políticas públicas de largo aliento que han impactado los países y las formaciones sociales de occidente, pero también, desde la otra punta, estudios focalizados sobre grupos y personas que son estudiados en función de identificar los acercamientos o las distancias con la institucionalidad, con los procesos de socialización o con lecturas aparentemente alternativas.

Adicionalmente cabe anotar que los referentes teóricos utilizados beben de múltiples fuentes sin caer en el prurito de reconocer solo lo propio, que los recursos metodológicos son multidisciplinares aunque se privilegia la entrevista y el análisis documental, y que la división en dos capítulos (educación y sociedad / cultura y conocimiento) no determina una partición analítica. Luego de su lectura queda claro que la producción de ideas y de conocimiento, en nuestras sociedades, además de estar cruzadas por lo político, pasa inevitablemente por el Estado, o precisamente por eso, pese a las trompetas que anuncian su fin.

En suma, saludo esta nueva producción de la Red de Educación, Cultura y Política en América Latina, con su impecable edición hecha en la Universidad Nacional Autónoma de México, por su calidad, pertinencia y rigor en su abordaje. Producciones como esta, sin duda, constituyen – como declara tu título – un debate necesario, pues ayudan a entender de dónde venimos y, sobre todo, qué nos configura.

Referencias bibliográficas

BOLÍVAR, Í. La construcción de nación y la transformación de lo político. In: BOLÍVAR, Í.; FERRO, G.; DÁVILA, A. Cuadernos de nación. Bogotá: Ministerio de Cultura, 2001. p. 9-40.

HOBSBAWM, E. Historia del siglo XX. Buenos Aires: Crítica,1994.

MARTÍN-BARBERO, J. Colombia: ausencia de relato y desubicación de lo nacional. Bogotá: Ministerio de Cultura, 2002.

POPKEWITZ, T.; FRANKLIN, B.; PEREYRA, M. Historia, el problema del conocimiento y la nueva historia cultural de la escolarización: una introducción. In: POPKEWITZ, T.; FRANKLIN, B.; PEREYRA, M. Historia cultural y educación: ensayos críticos sobre conocimiento y escolarización. Barcelona: Pomares, 2003. p. 15-58.

  • HOBSBAWM, E. Historia del siglo XX Buenos Aires: Crítica,1994.
  • MARTÍN-BARBERO, J. Colombia: ausencia de relato y desubicación de lo nacional Bogotá: Ministerio de Cultura, 2002.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    10 Ene 2014
  • Fecha del número
    Dic 2013
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