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O CÍRCULO DE SÍMACO: acordos e desacordos entre os seus membros

The circle of Symmachus: agreements and disagreements between its members

RESUMO

O objetivo deste estudo é identificar a relação entre as ideias políticas e as ações demonstradas por Quinto Aurélio Símaco e seus amigos, representantes da elite tradicional romana do fim do século IV e início do V. Procura, além, entrar nas profundezas do grupo, composto por aqueles que compartilhavam a mesma mentalidade e que conformavam um verdadeiro círculo nascido de uma grande e ativa rede de contatos vindos de todas as regiões do Império. Interessa desvendar coincidências e dissidências, alianças e rupturas entre os membros do mencionado grupo, e inferir as razões que iluminaram seus escritos, guiaram suas decisões e levaram suas intervenções para todas as áreas da realidade social, tornando-os personagens-chave para compreender os eventos multifacetados do período analisado.

Palavras-chave:
Círculo de Símaco; aristocracias; coincidências; dissidências

ABSTRACT

The purpose of this study consists in identifying the existing relationship between the political ideas and manifested actions taken by Quintus Aurelius Symmachus and his friends, representatives of the traditional Roman elite of the late 4th century and early 5th century. This study dives deeply into the interiority of this group, integrated by those who shared the same mentality and formed an authentic circle originated by a rich and active network of contacts from all the regions of the Empire. It also unravels the coincidences and dissidents, alliances and estrangements among its members, and infers the reasons that enlightened their writings, guided their decisions and led them to the interventions in all areas of social reality, making them key protagonists for the understanding of the multifaceted events of the analyzed period.

Keywords:
Circle of Symmachus; aristocracies; coincidences; dissidents

En una palabra, al igual que si hubieras sido designado para el timón del propio mundo, pasando por las diversas regiones del cielo te has apropiado de las experiencias de todos los puntos cardinales. Con razón una ausencia tuya tan larga no puede perjudicar hoy a unas provincias a las que protege tu temprano conocimiento de ellas. Un príncipe que conoce todas las partes de su Imperio es semejante a un dios que lo observa todo a la vez (SÍMACO, Discursos, I, 1SÍMACO. Informes. Discursos. Introd., trad. y notas Valdés Gallego, J. A. Madrid: Gredos , 2003.).

Con estas palabras, Quinto Aurelio Símaco1 1 Con estas palabras Memio Símaco recordaba a su padre en una inscripción póstuma:"A su óptimo padre Quinto Aurelio Símaco, cuestor, pretor, pontífice mayor, gobernador de Lucania y Brucio, conde de tercera clase, procónsul de África, prefecto de la Urbe, cónsul ordinario, orador elocuentísimo" (CIL VI, 1699). Para los datos biográficos de Símaco y sus cargos políticos se recomienda consultar los estudios prosopográficos realizados por JONES; MARTINDLE; MORRIS, 1971, p. 865-870. Sobre su significativa influencia en los acontecimientos e ideas de finales del siglo IV se recomienda consultar a SALZMAN, 1989, p. 348-369. celebraba los triunfos de Valentiniano I, según figura en el Panegírico que redactó en su honor con motivo de su estancia en Tréveris y pronunció el 25 de febrero del 369, al cumplirse cinco años de su ascenso al trono. Desde su juventud se dedicó al estudio de los veteres scriptores de los cuales obtuvo un conocimiento penetrante de temáticas vinculadas con lo civil, lo moral y lo religioso. Así mismo se dedicó a la revisión y reorganización de textos de autores clásicos con la finalidad de conservar la cultura tradicional, es decir, para asegurar la trasmisión de la sapientia maiorum (VIOLA, 2010VIOLA, L. M. A. Quinto Aurelio Simmaco. Lo Splendore della Romanitas. La perfezione dell' uomo religioso romano-italiano e la costituzione della civilità universale della Pace. Forlì: Victrix, 2010., p. 84).

Elocuente orador y hábil político, Símaco supo posicionarse en la corte con notable habilidad. Si bien poseía rango senatorial reciente, se caracterizó por defender los ideales tradicionales romanos basados en el respeto por la religio, el ius y el mos maiorum. Se convirtió en la figura emblemática y modélica del ordo senatorial trasmitiendo, en el corpus de sus escritos, los principios que fundamentaban la mentalidad y la actuación de dicha elite (BOCH, 2013BOCH, V. Quinto Aurelio Símaco y la inmortalización de un paradigma. Europa, 7, Universidad Nacional de Cuyo, 2013, p. 133-151., p. 134). Por medio de sus epístolas es factible identificar la profusa red de amicitia que logró tejer entre aristócratas pertenecientes a diversas partes del Imperio y crear un verdadero círculo de amigos que, a partir de una base de ideas comunes, opinaban o intervenían en los asuntos políticos de su tiempo. En el marco de este estudio se pretende desentrañar coincidencias y disidencias, alianzas y distanciamientos entre sus miembros. Inferir el auténtico relieve de sus principales representantes y sus relaciones entre en los conflictivos acontecimientos de las últimas décadas del siglo IV y comienzos del V.

Una época de transición:

La cuarta centuria, lejos de presentar un árido panorama de decadencia cultural, constituyó un período de novedades y logros en consonancia con los aspectos particulares de su realidad histórica (LE GLAY, 2002LE GLAY, M. Grandeza y caída del Imperio Romano. Trad. de Antonio Seisdedos. Madrid: Cátedra, 2002. , p. 435-437). Desde el punto de vista religioso, Constantino no alteró la concepción de religio vigente en Roma, sí realizó algunas modificaciones en cuanto a los rituales considerados como superstitiosi y por ello fuera de la religio oficial como la haruspicina, la magia nociva y las prácticas relacionadas con ella, consideradas como peligrosas tanto para los habitantes del Imperio como para el aparato político. Estas medidas restrictivas solo fueron una actualización de las existentes en las normas consuetudinarias ya vigentes. Lo novedoso en la política constantiniana referida a este aspecto fue el reconocimiento de la existencia de otra religio: el cristianismo (MORENO RESANO, 2007MORENO RESANO, E. Constantino y los cultos tradicionales. In: Monografías de Historia Antigua, n. 10. Departamento de Ciencias de la Antigüedad, Área de Historia Antigua. Grupo Hiberus. Zaragoza: Universidad de Zaragoza, 2007, p. 103-105). Este proceso de cambio se produjo no solo en el campo legislativo sino en el intelectual. En este plano corresponde una necesaria reflexión, centrada en un factor determinante: el ascenso cristiano. La masa intelectual de la época se encontró dividida: por un lado, estuvo integrada por aquellos que adhirieron a la nueva fe. Concentrados en profundizar el proceso de difusión de sus ideales y en dar forma dogmática a sus creencias, hombres como Ambrosio de Milán - cuya línea de pensamiento llegó a su plenitud con Agustín de Hipona -, caracterizaron el proceso.

Junto a ellos, los pensadores paganos no dejaron de hacerse sentir, compelidos por las circunstancias históricas en las cuales se encontraban insertos. Su tiempo los condujo a aunar esfuerzos para asegurar la pervivencia de su cultura. El mismo emperador Juliano es un ejemplo de estos intentos. Libanio, el famoso rétor de Antioquía, destacaba en el discurso fúnebre que elaboró en su honor, la devoción del emperador hacia los cultos paganos: "[...] su corazón quedaba afectado de modo especial cada vez que contemplaba los santuarios destruidos, las ceremonias mistéricas suspendidas, los altares volcados, los sacrificios sin celebrar" (LIBANIO, XVIII, p. 23-24).

En este marco, la transformación producida en el plano de las creencias no fue un acontecimiento nuevo y esporádico sino que responde a un proceso especulativo de larga data en la realidad imperial. El paganismo continuaba vigente. Sin embargo, el ascenso cristiano y su éxito no fue inmediato, solo el tiempo y la reflexión lograron hacer que los individuos abandonaran sus costumbres tradicionales y excluyeran de su comportamiento los aspectos opuestos, de manera intrínseca, a la nueva fe. Las inscripciones de la época atestiguan la permanencia de los sacrificios y cultos paganos aun después de las medidas adoptadas por Graciano.

Los famosos ludi continuaban celebrándose como lo comprueban las cartas emitidas por Quinto Aurelio Símaco y a través de ellos, los magistrados romanos ponían de manifiesto su esmerado esfuerzo por perpetuar su influencia, prestigio social, así como la persistencia de las actividades tradicionales (BELTRÁN RIZO, 2005, p. 299). Los libros sibilinos seguían siendo consultados y los ritos de iniciación, relacionados con los cultos orientales, continuaban practicándose (LE GLAY, 2002LE GLAY, M. Grandeza y caída del Imperio Romano. Trad. de Antonio Seisdedos. Madrid: Cátedra, 2002. , p. 450). En tales circunstancias se destaca la presencia de dos procesos simultáneos: por un lado, los últimos intentos encabezados por la elite pagana por mantener la vigencia de sus creencias y costumbres y por otro, la propagación de la cristianización, tanto del poder político como de la cultura. Todos estos aspectos serán analizados en profundidad al hacer referencia puntual a cada aristócrata abordado.

Los senadores eran, por disposición del mismo Rómulo, los encargados de perpetuar ritualmente el pacto ancestral con Júpiter. La Eternidad de Roma dependía de su custodia. El respeto por el ius, el mos mairum y la reactualización permanente de la pax deorum mediante el cumplimiento estricto del culto público aseguraría la pervivencia de la gran Urbs y su divino destino universal. Los miembros del ordo senatorial buscaron responder a la arcana tarea que les había sido confiada, misión que se basaba en un mandato trascendente y que se concretaba en el plano de lo inmanente. Eran los legítimos depositarios de un destino que los desbordaba (GRAMMATICO, 2006GRAMMATICO, G. Creusa y Lavinia: Dos rostros femeninos en la estela del destino. In: Semanas de Estudios Romanos. Instituto de Historia. Vice-rectoría de Investigación y Estudios Avanzados. Chile: Universidad Católica de Valparaíso. 2006, p. 163-186. v. XIII., p. 166).

A la amenaza de desestabilización religiosa representada por el cristianismo, se agregó la disgregación del orden social tradicional ocasionado por la reorganización de la administración imperial llevada a cabo por Constantino, en especial en la modificación del acceso a los cargos vinculados con la conducción imperial. Si bien se mantuvieron ciertas prerrogativas al orden senatorial en cuanto al control de la ciudad de Roma y a la designación en cargos de verdadera gravitación como el gobierno de provincias o las prefecturas del pretorio, la paulatina y acentuada inclinación a otorgar funciones de gobierno a personas provenientes de diferentes órdenes sociales y de las filas cristianas, así como la creación de un nuevo senado en Constantinopla, modificó rápidamente el equilibrio político vigente y las características específicas de la elite romana llamada a dirigir el Imperio (VIOLA, 2010VIOLA, L. M. A. Quinto Aurelio Simmaco. Lo Splendore della Romanitas. La perfezione dell' uomo religioso romano-italiano e la costituzione della civilità universale della Pace. Forlì: Victrix, 2010., p. 67).

De esta forma se produjo un quiebre en la continuidad de la tradición de la auctoritas-potestas, sobre la cual se fundaba el derecho de los viri veri Romani de ejercer la preeminencia política. Se alteró el procedimiento habitual en la formación senatorial al trasgredir el cursus honorum regular, al nombrar funcionarios por canales no habituales de designación; así, el emperador vulneraba la auténtica tradición romana. Este tipo de decisiones políticas, junto con un marcado apoyo al cristianismo - tanto de Constantino como de sus sucesores, a excepción de Juliano - condujeron a la acentuación de la conciencia de crisis que vivieron los últimos baluartes de tradicionalismo político y religioso romano que consideraban que el cristianismo sería el responsable de la destrucción definitiva del Imperio. La nueva elite de matriz constantiniana presentaba la dignitas propia del verdadero senador romano y no podía entonces cumplir la misión divina otorgada por el mismo Júpiter al verdadero populus Romanus, tarea para la cual debía ser implementada una absoluta universalidad e imparcialidad, idea incompatible con el particularismo confesional del cristianismo (VIOLA, 2010VIOLA, L. M. A. Quinto Aurelio Simmaco. Lo Splendore della Romanitas. La perfezione dell' uomo religioso romano-italiano e la costituzione della civilità universale della Pace. Forlì: Victrix, 2010., p. 68). La misma eternidad de Roma estaba en juego, desarticulada la fuerza de las tradiciones políticas ancestrales, vulnerada la pax deorum. La misión divina que la estirpe de Eneas tenía encomendada, se encontraba en vías de destrucción. Por esta razón fundamental los últimos estertores del paganismo responsabilizaron al cristianismo de la ruina del Imperio. Su apreciación de los acontecimientos los llevó a poner en marcha una serie de actividades estratégicas tendientes a recuperar los espacios de poder y preeminencia política, social y religiosa.2 2 En este trabajo se pretende realizar un estudio integral de los motivos que condujeron a la elite senatorial pagana romana a organizar sus actividades en buscas de mantener su identidad ancestral y se difiere de los planteos iniciados por Paschoud en su obra Roma aeterna, donde sostiene como únicos míviles de su actividad los intereses políticos y económicos de este grupo.

El temor a la disolución del acuerdo eterno con Júpiter, fue el motor fundamental de la reacción pagana en la cuarta centuria, protagonizada por los personajes que aborda este estudio. Esta elite se agrupó en torno a los ideales de la tradición ancestral para defenderla, con la finalidad de evitar el colapso imperial, el fin del orden, la paz y la justicia instaurado por Roma en el orbe. La situación de peligro inminente provocada por los avances de las ideas cristianas que representaban una manera diferente de entender los destinos imperiales, encarnados desde Constantino en Constantinopla, la Nea Roma, requería evitar todas las debilidades y defecciones en amparo de consolidar la unidad. La organización de la defensa se basó en reforzar la identidad romana a través de una exaltación del ordo senatorial y de la virtus que los caracterizaba. Se abocaron a destacar el respeto por el mos maiorum y a intensificar los oficios de los ritos correspondientes a la religión pública, así como a reanimar la gravitas senatorial. Símaco recomendaba, en sus epístolas, para distintos oficios o distinciones a quienes pertenecieran a dicha elite: "Debo recomendarte a hombres de cosecha acreditada porque es un deber especial incorporarlos a tu amistad. Acoge pues, te lo ruego, a los que destacan fácilmente por su origen y sus costumbres" (SÍMACO, Cartas, L. IV, p. 46SÍMACO. Cartas. Introd., trad. y notas de José Antonio Valdés Gallego. Madrid: Gredos , 2000.).

Se ahondó en ellos una mayor reverencia por los escritos de los autores que fundamentaron la esencia del espíritu romano (VIOLA, 2010VIOLA, L. M. A. Quinto Aurelio Simmaco. Lo Splendore della Romanitas. La perfezione dell' uomo religioso romano-italiano e la costituzione della civilità universale della Pace. Forlì: Victrix, 2010., p. 83). La exégesis de esta problemática implica realizar un estudio minucioso, contemplando numerosos aspectos profundamente relacionados entre sí. Como sostiene Sergio Roda, conservadurismo y tradicionalismo fueron los proyectos teóricos de sostén del senado romano para desempeñar un papel rector en la conducción imperial (RODA, 1992RODA, S. Nobilità burocrática, aristocrazia senatoria, nobilità provinciali. Storia di Roma, t. III, Torino, 1992, p. 643- 673., p. 653). Los miembros de este elite, se consideraban los únicos aptos para las funciones de gobierno como depositarios de una misión divina ancestral.

Resulta necesario comprender la actividad realizada por esta elite senatorial pagana que concentraba sus esfuerzos en lograr el mantenimiento del mos maiorum, de los cánones culturales clásicos y de los cultos patrios, como forma de asegurar la continuidad de un Imperio signado por un destino eterno y universal. Este propósito se profundizó luego de expirar el último intento realizado por el emperador Juliano de rectificar los actos temerarios de Constantino y sus descendientes que habían provocado la desviación del Imperio de su destino divino y ancestral (VIOLA, 2010VIOLA, L. M. A. Quinto Aurelio Simmaco. Lo Splendore della Romanitas. La perfezione dell' uomo religioso romano-italiano e la costituzione della civilità universale della Pace. Forlì: Victrix, 2010., p. 83).

Por otra parte, este sentimiento era compartido por los intelectuales paganos. Analizando los sucesos de finales del siglo IV, Zósimo destacaba el papel de la religión tradicional basada en los cultos públicos, para la conservación del Imperio: "[...] mientras todo ello se llevó a efecto conforme al rito, el Imperio de los romanos estuvo a salvo y éstos mantuvieron bajo su poder toda la ecúmene que conocemos. Pero [...] cuando fue relegada la ceremonia, poco a poco se vino abajo" (ZÓSIMO, L. II, p. 7ZÓSIMO. Nueva Historia. Introd., trad. y notas de José Mª Candau Morón. Madrid: Gredos , 1992.).

En el marco de estas consideraciones se ubicarán las figuras de Quinto Aurelio Símaco, Vetio Agorio Pretextato y a comienzos del siglo V, Claudio Rutilio Namaciano. Desde sus propios ámbitos de actuación política, religiosa y social, encarnaron el espíritu de la facción pagana del orden senatorial. A ellos correspondieron los esfuerzos finales más destacados por restaurar la creencia en la eternidad de Roma (HUBEÑÁK, 1997HUBEÑÁK, F. Roma. El mito político. Buenos Aires: Ciudad Argentina, 1997. , p. 187). En este estudio, se buscará interpretar las motivaciones de sus decisiones, las relaciones que entre ellos se establecieron, así como el verdadero alcance de su influencia en las circunstancias e ideas del período.

Gracias al aporte de variadas fuentes primarias, se reconstruirá el proceso complejo que caracterizó la reacción pagana de la cuarta centuria, dentro del cual los aristócratas mencionados ocuparon un papel fundamental. Sin embargo, este proceso tampoco fue unívoco: voces contrapuestas interpretaron desde sus propias lógicas la trasformación que se estaba operando y es conveniente situarse en este ángulo para interpretar los sucesos analizados. A la vez cabe destacar que las fuentes que tenemos del período no fueron ingenuas, tuvieron una intencionalidad y transmitieron una imagen tanto del momento, como de sus protagonistas de acuerdo con sus presupuestos iniciales. Tener en cuenta esta realidad es imprescindible para reconstruir y por lo mismo reinterpretar tanto el "rol" como las implicancias del accionar de cada protagonista.

Acuerdos y estrategias entre los miembros del Circulo de Símaco: el caso de Pretextato

La figura de Vetio Agorio Pretextato, considerada como secundaria con respecto a Símaco, debe ser redescubierta a partir de una nueva lectura de los sucesos que acompañaron su protagonismo histórico. Su influencia social y político-religiosa en la Roma de su tiempo merece ser objeto de un análisis más profundo en vistas a sus intentos por defender la vigencia de los ideales tradicionales del ordo senatorial.

Resulta oportuno recordar que no han quedado escritos personales de Pretextato, por lo cual su figura debe ser reconstruida a partir de las fuentes epigráficas y literarias existentes, en especial de los textos del orador. Símaco en sus cartas se quejaba de la falta de misivas de su amigo: "La verdad es que yo no sentiría mi espíritu nada angustiado si guardaras silencio, en vistas de que a mí y a mi padre, nos has enviado una sola carta y ésta muy breve [...] Por eso déjate de cartas que son como un edicto [...]" (SÍMACO, Cartas, L. ISÍMACO. Cartas. Introd., trad. y notas de José Antonio Valdés Gallego. Madrid: Gredos , 2000., p. 50). En otra lo mostraba como un hombre poco amante de las palabras: "[...] haz que tus cartas crezcan en gran número de páginas. Odio el ahorro de expresiones hermosas" (SÍMACO, Cartas, LSÍMACO. Cartas. Introd., trad. y notas de José Antonio Valdés Gallego. Madrid: Gredos , 2000., p. 45). Sin embargo el epistolario de Símaco así como el contenido de sus conocidos Informes, poseen abundantes testimonios del acercamiento de ambos y de los lazos que, de acuerdo con una sólida comunión de ideas, los unía en una causa común para reivindicar el papel que como miembros del ordo senatorial les correspondía desempeñar en el Imperio.

Por su origen, Pretextato perteneció a la más rancia aristocracia romana.3 3 Si bien no se poseen evidencias ciertas sobre la fecha de nacimiento de Pretextato, según los aportes epigráficos, el senador y su esposa, Anconia Fabia Paulina, estuvieron casados durante cuarenta años, datos que permiten suponer que el senador debió nacer aproximadamente entre el 314 y el 329. Con respecto a la forma en que es mencionado, su nombre completo, Vetio Agorio Pretextato, así como sus posibles combinaciones, aparece en inscripciones y textos de variada índole, se trate de documentos ya de uso privado, como cartas e inscripciones particulares, ya oficiales como inscripciones públicas o textos legales, según era habitual en la Tardoantigüedad. Estas razones explican por qué él era llamado Vetio, Agorio o Pretextato, dependiendo del uso o los contextos en los cuales se lo nombraba (KAHLOS, 2010, p. 17-20). La identificación de los antecesores de Pretextato, según las últimas investigaciones, gira en torno a los nombres de C. Vetio Cossino Rufino como su abuelo y Vetio Rufino como su padre, quienes habían ocupado importantes cargos en la administración imperial. La familia pertenecía al linaje de los Vettii, cuyos miembros integraban el orden senatorial desde el siglo II. En apariencia, su lugar de procedencia pudo ser África proconsular, aunque no existe absoluta certeza sobre este dato. Es evidente que su nobleza de relativa larga data en el imperio, constituía un elemento de vital importancia en su prestigio personal y social (KAHLOS, 2010KAHLOS, M. Vettio Agorio Pretestato. Una vita senatoriale nella transizione . Roma: Victrix , 2010. , p. 22-23). En el poema funerario de Paulina dedicado a su marido, se destaca este origen:

[Sple]ndor parentum nil mihi maius dedit [quam]quod marito dogna iam tum visa sum [Se]d lumen omne vel decus nomen viri, Agori, superbo qui creatus germine (CIL VI 1779=ILS 1259=CLE 111= CCCA 246).

La gloria de mis padres no me dieron nada más grande que aparecer ya ahora digna de mi esposo, pero toda la gloria y toda la luz está en el nombre de mi marido, Agorio, nacido de excelente origen.

Por otra parte, el enlace entre Pretextato y Paulina,4 4 No existen datos ciertos acerca de la fecha de nacimiento o fallecimiento de Paulina. Era hija de Anconio Catulino Filomacio, quien había sido Prefecto de la ciudad entre 342 y 344 y cónsul en el 349 (CIL VI 1780), Es factible que el enlace entre ambos consolidara la unión de dos importantes familias senatoriales. En cuanto a su descendencia, Pretextato y Paulina tuvieron por lo menos un hijo quien dedicó a su padre una notable inscripción en la propiedad familiar de Aventino, poco después de su muerte, cuya autoría los investigadores le atribuyen, si bien no figura de manera concreta su nombre (CIL VI 1777). Por otra parte, existe la posibilidad de que una mujer llamada Praetextata , mencionada en las epístolas de Jerónimo como influyente anticristiana, cuya muerte fue presentada por este como castigo divino, pudiera ser hija del famoso pagano (KAHLOS, 2010, p. 23-25). perteneciente a la noble familia de los Anconii, podría considerarse otro indicio de su elevada procedencia. Como se sabe, las familias influyentes solían emparentarse mediante este tipo de alianzas con el fin de aumentar sus patrimonios y prestigio social. Estos datos resultan decisivos para comprender las notorias alianzas políticas y los intereses comunes que mantuvo con el orador. Así lo demuestran las acciones llevas a cabo por Pretextato desde sus cargos públicos5 5 El detalle de sus cargos figura en las inscripciones epigráficas de la época como consta en un gragmento de mármol encontrado en el foro romano en 1874: "Vettio Agorio Praet]extato, [v(iro c(larissimo), correctori Tusciae et Umbriae [consulari Lusitaniae, pro]cónsul Achaiae, [praef(fecto) urb(i), legatus a senatu missus V, praef(ecto) Ill]yrici et Italiae [...]" (CIL VI, 1779ª). a través de los cuales intentó mantener las costumbres arcanas. Mientras ocupó la prefectura urbana, llevó a cabo una profusa actividad tendiente a preservar aquellas construcciones que evidenciaban el prestigio del senado romano. En esta línea se encontraron los trabajos relacionados con la reparación de significativos lugares de culto, como los correspondientes al pórtico de los dioses consentes (BOCH, 2012BOCH, V. Vetio Agorio Pretetato, visto por sus contemporáneos. De Rebus Antiquis , II, n. 2, 2012, p. 19-33., p. 22-23). Estas divinidades formaban parte del Consejo olímpico y se las identificaba como protectoras del senado romano:

The di consentes had a special fundamental role in Roman state life. Perhaps the senatorial class wanted to project their own functions and its own dignity on a metaphysical level. [...] The Twelve Gods could also have represented an ideological and political conception antithetical to the emperor (KAHLOS, 1995, p. 39-47).

En el ejercicio de sus funciones Pretextato demostró mesura y sensatez evitando cualquier acción que pudiera identificarse como abuso de poder, como lo demostró con su intervención en el conflicto suscitado entre Dámaso y Ursino. En el 366 se enfrentaron por el obispado de Roma, siendo ambos elegidos y ordenados como tal, situación que fue causante de tumultos sangrientos en la ciudad. Pretextato, como prefecto de la ciudad debió intervenir consiguiendo restaurar el orden, logro que su antecesor, Vivencio, no había alcanzado. Para M. Kahlos, Pretextato cumplió las órdenes de Valentiniano I apoyando a Dámaso en contra de las pretensiones de Ursino. El primero se mantuvo como obispo de Roma hasta su muerte en el 384. Con estas acciones Pretextato demostró su capacidad política, concentraba en su persona el respeto y la confianza, tanto del príncipe como de los ciudadanos romanos que lo admiraban por sus manifestaciones de equilibrio y defensa de la tranquilidad pública (KAHLOS, 2010KAHLOS, M. Vettio Agorio Pretestato. Una vita senatoriale nella transizione . Roma: Victrix , 2010. , p. 115-120). Era considerado en la Urbs como un hombre probo, un pagano íntegro, comprometido con sus cultos,6 6 En el ámbito religioso fue pontífice de Vesta, pontífice del Sol, quindecenviro, augur, curial de Hércules, neocoro (inspector de templos), consagrado a Liber y a la diosa de Eleusis, hierofante, sacerdote de Serapis, padre de los padres de Mitra; además recibió el taurobolio. (CIL VI 1778 = CCCA 263 = CIMRM 420). aspecto que colaboraba al mantenimiento de la imagen ancestral que la elite senatorial pagana quería perpetuar.

Los evidentes acuerdos y estrategias comunes entre Símaco y Pretextao, quedaron también de manifiesto en una situación vinculada con el inicio de una investigación que comenzó Pretextato como prefecto del pretorio, quien obtuvo el permiso imperial para identificar a quienes se habían apropiado de los ornamentos de los loca sacra paganos (BOCH, 2011BOCH, V. Imagen y realidad de las aristocracias Tardorromanas en el juego de los intereses políticos. Terceras Jornadas Nacionales de Historia. In: Segundas Jornadas Internacionales de Historia Antigua. Coord. Gral. Dra. Cecilia Ames. Córdoba: publicación on line, 2011. p. 136-145., p. 138-140). El encargado de llevar adelante esta tarea fue Quinto Aurelio Símaco, en esos momentos prefecto de la urbs. En este contexto, los enemigos de ambos presentaron a la corte una acusación sosteniendo que Símaco, había cometido abusos de poder, ocasionando graves daños a sacerdotes y obispos cristianos. Debido a tales denuncias la Cancillería real envió a Roma un mensaje de Valentiniano II criticando la labor de Símaco, además de exigir el retroceso de las lesivas medidas adoptadas y las explicaciones necesarias (VERA, 1981VERA, D. Commento Storico alle Relationes di Quinto Aurelio Simmaco. Introduzione, commento, testo, traduzione, appendice sul libro X, 1-2, indici. Pisa: Giardini Editori, 1981., p. 156-157). En la Relatio 21, el orador pone de manifiesto su disgusto, argumentando que tales comentarios eran falaces y constituían una trampa urdida para desprestigiarlos:

Sé con certeza que por un defecto de la naturaleza humana la honradez está expuesta a la envidia, pero me admira que las asechanzas de mis rivales se hayan incrementado hasta el punto de atacar el honor de un inocente con un cruel embuste.[...] ¿a qué no se atreverían o qué dejarían de ensayarlos que han fingido que en la ciudadela de la tierra se han defendido los santuarios afrentando la ley cristiana? (SÍMACO, Informe 21, 1).

La defensa de Símaco desactivó la maniobra urdida en su contra, referida a una acusación sobre el curso de una investigación que ni siquiera había comenzado: "¿Qué se quiere decir con esto si aún no he tratado de realizar ninguna indagación de acuerdo con aquel decreto que él había logrado de modo loable?" (SÍMACO, InformeSÍMACO. Informes. Discursos. Introd., trad. y notas Valdés Gallego, J. A. Madrid: Gredos , 2003. 21, 5). Para Doménico Vera, más allá de la puesta en duda de la actuación de Símaco, estos sucesos evidenciaban un verdadero "ataque por elevación" a la figura de Pretextato (VERA, 1981VERA, D. Commento Storico alle Relationes di Quinto Aurelio Simmaco. Introduzione, commento, testo, traduzione, appendice sul libro X, 1-2, indici. Pisa: Giardini Editori, 1981.). Símaco destacaba la imagen de Pretextato: "Se considera que he hecho mal uso de las propuestas del prefecto del pretorio Pretextato, un varón excelente y benemérito para el Estado" (SÍMACO, Informe 21, 5). En el mismo documento Símaco explicó lo que había realizado en su defensa y menciona las pruebas que elevó, así mismo solicitó al Príncipe que dispensara de continuar con esta investigación:

He explicado todo esto en unas actas veraces y lo he sometido a vuestro juicio, añadiendo solo que vuestra Perennidad me exima de la obligación de esta investigación, cuya dirección habéis ordenado que sea asignada a los archivos palatinos (SÍMACO, Informe 21, 6).

En este conflicto, el obispo Dámaso apartó al prefecto de cualquier sospecha de violencia contra los miembros del clero: "Quienquiera que sea [...] que responda a la carta del obispo Dámaso con la que negó que los seguidores de esa misma religión hubieran recibido afrenta alguna" (SÍMACO, InformeSÍMACO. Informes. Discursos. Introd., trad. y notas Valdés Gallego, J. A. Madrid: Gredos , 2003. 21, 3).

Para Maijastina Kahlos, existía una alianza entre ambos de repartirse el poder en Roma, lo cierto es que Dámaso apoyó decididamente a Pretextato tal vez tratando de devolver los favores recibidos en el caso de Ursino. Estos confusos sucesos evidenciaron una situación especial en Roma, Dámaso aparecía como la principal figura cristiana; Pretextato, por su parte, como imagen paradigmática pagana (KAHLOS, 2010KAHLOS, M. Vettio Agorio Pretestato. Una vita senatoriale nella transizione . Roma: Victrix , 2010. , p. 120). Ambos polarizaban la atención y el afecto de los romanos. Encarnaban las profundas transformaciones que se estaban consolidando en los espíritus de la época.

La existencia de acuerdos y planes entre Símaco y Pretextato emergen de los acontecimientos y de los testimonios escritos de la época. Puede considerarse a Pretextato como la figura clave del círculo de Símaco, cuya influencia y prestigio fueron factores decisivos en las décadas finales del siglo IV. Los conocidos sucesos vinculados con la defensa de la restitución del Altar de la Victoria en la Curia Julia, encabezada por Símaco ante la Corte de Valentiniano II ponen de manifiesto, la unidad de criterio entre ambos, como se ha desarrollado en publicaciones anteriores (BOCH, 2013BOCH, V. Quinto Aurelio Símaco y la inmortalización de un paradigma. Europa, 7, Universidad Nacional de Cuyo, 2013, p. 133-151., p. 141-151).

La argumentación que Símaco presentó en su alegato, conocido como tercera relatio, se distinguía por respetar la religión patria, en estrecha relación con una providencia divina universal, basada en la idea en una divinidad trascendente, absoluta y unificadora de todo culto. Su exposición mostraba una amplia apertura, unida a una concreta noción de la esencia divina que era el fundamento de una universalidad absoluta. Esta concepción propia del plano trascendente tenía su inmediata proyección en el inmanente, por lo tanto la manera de trasmitirla y comunicarse con el príncipe era acorde con ella y adecuada a la condición de un ilustre senador romano. Símaco adoptó un lenguaje elegante, caracterizado por un tono conciliador coherente con el andamiaje de ideas que sustentaban su relato, buscaba evitar confrontaciones abiertas. Para él era fundamental que el emperador, aun siendo cristiano, no actuara contra la religión tradicional, ya que ella encarnaba el misterio del Imperio. Pretendía que el príncipe superara su inclinación religiosa particular en vistas al mantenimiento del fundamento político-religioso imperial.

Para Símaco, Roma se salvaría si respetaba el pacto arcano con Júpiter. De acuerdo con esta óptica, los miembros del ordo senatorial pagano temían la ruptura de este pacto trascendente, capaz de conducir al desequilibrio del orden inmanente. En última instancia fue, para ellos, la causa del saqueo de Roma del 410. En las ideas de Símaco afloraban las sostenidas por Vetio Agorio Pretextato, el respeto al mos maiorum, las profundas creencias en los cultos ancestrales y la valentía de Virio Nicómaco Flaviano, el individuo que abandonó una situación acomodada con el poder teodosiano, para emprender una aventura incierta apoyándose en sus creencias. Estas consideraciones cristalizaron los aspectos de unidad y permanencia que existieron en estos últimos baluartes de la romanidad.

La búsqueda de unidad, continuidad y la planificación de toda estrategia posible, se encuentraban plasmadas en la tercera relatio, fue la máxima expresión de una estrategia política y religiosa, actualizada por Símaco y sus amigos, cuya finalidad consistió en rescatar el Imperio de su posible destrucción, responsabilidad que se atribuía a la intransigencia cristiana. El fluir de la Roma Eterna se evidenciaba en este alegato. Con la agresión a los cultos tradicionales, la subsistencia de Roma estaba en peligro. Desarticulada la fuerza de las tradiciones políticas, vulnerada la pax deorum, la misión divina que los optimi patres tenían encomendada, se encontraba en vías de destrucción.

En la tercera relatio, Símaco, como óptimo padre de Roma, expuso el significado profundo del pensamiento ancestral, la idea de la Roma eterna emergía de sus letras. Expresaba la espiritualidad de Pretextato, evidenciado en su pedido de respeto por los dioses y la confianza en la eficacia del mantenimiento y reactualización permanente de su culto en beneficio de toda la humanidad. La mentalidad aristocrática pagana brotaba en cada línea, se manifestaba con claridad en momentos donde lo único cierto era un proceso de cambio, cuyo verdadero alcance y magnitud excedió la capacidad de comprensión de sus contemporáneos.

A la luz de estas apreciaciones, se considera que no fueron solamente las razones económicas o políticas las que impulsaron la resistencia pagana de la cuarta centuria, sino el deseo de perpetuar la eternidad de la Urbs entendida a partir de sus costumbres y sus creencias arcanas. Según estas consideraciones, la idea de la Roma Eterna, basada en un sólido andamiaje de cultura, ritos, creencias antiguas y cultos y en la permanente vigencia de sus costumbres tradicionales - mores maiorum - se vio interpelada por pensadores y políticos cristianos, con creciente influencia en el Imperio. En vistas a ello se ha tratado, a lo largo de este estudio, de reinterpretar la defensa dinámica realizada por los miembros de la elite pagana, representada por Vetio Agorio Pretextato y Quinto Aurelio Símaco, en su afán de resignificar la idea de la eternidad de Roma, concebida desde su lógica ancestral.

Desacuerdos y nuevas perspectivas políticas en Claudio Rutilio Namaciano

Las características concretas del conocido poema rutiliano, así como la vinculación que existió entre Rutilio7 7 El poeta perteneció a una familia pagana ilustre, terratenientes del sur de Galia posiblemente de Tolosa o de Carcasona-Narbona. Rutilio desarrolló en la Ciudad Eterna su carrera política, en épocas de Honorio fue maestro de los Oficios durante el 412 y Praefectus Urbis entre el 413-414. Se recomienda la lectura de GARCÍA-TORAÑO MARTÍNEZ, 2002, p. 19-21 y de ROBERTS, 2001, p. 534-535. y los miembros del círculo de Símaco, ha sido suficientemente tratada en trabajos anteriores, por este motivo, aquí se intentará poner el acento en las diferencias que evidenciaron en sus escritos (BOCH, 2014BOCH, V. Los romanos y los otros en la obra de Claudio Rutilio Namaciano. De Rebus Antiquis, III, n. 4, 2014, p. 112-129., p. 112-129).

Entre ambos existía un conjunto de ideas compartidas en los aspectos esenciales de la mentalidad aristocrática tradicional. Las razones de sus desacuerdos estuvieron cifradas, en primer lugar, por las circunstancias concretas que a cada uno le tocó vivir. Como se sabe, los escenarios vinculados con el saqueo de Roma fueron cruciales para comprender el posicionamiento político de Rutilio. Dicho suceso, tuvo una gran repercusión en el Imperio, como señala Peter Heather, los no cristianos consideraron que las razones de los hechos estuvieron en estrecha relación con el abandono de los cultos tradicionales, provocado por el cristianismo (HEATHER, 2011HEATHER, P. La caída del Imperio Romano. Trad. castellana de Tomás Fernández Aúz y Beatriz Eguibar. 2. ed. Barcelona: Crítica, 2011., p. 296). Tales circunstancias explican que el poeta diera un nuevo giro a su interpretación del papel que correspondía desempañar a los miembros del ordo senatorial en la defensa de sus ideales (LANA; MARINONE, 1998LANA, I.; MARINONE, N. Ultime voci pagane in Occidente. I. Rutilio Namaciano. Storia della civilta´ letteraria greca e latina. Diretta da Italo Lana ed Enrico V. Maltese. Volume terzo. Dall¨età degli antonini alla fine del mondo antico. Torino, 1998. p. 715-727. v. III., p. 716).

Según Sergio Roda, entre los escritos de Símaco y Rutilio puede notarse una verdadera coincidencia en el sostenimiento de las prerrogativas de la elite senatorial tradicional. Sin embargo Rutilio se diferenció de Símaco en consideraciones sustanciales. Para el primero, el conocido orador en su alegato, no realizó una defensa contundente de sus ideales frente al avance político y religioso del cristianismo. Rutilio acusó a la intelectualidad pagana de finales del siglo IV de ignorar el conflicto pagano- cristiano (RODA, 1992RODA, S. Nobilità burocrática, aristocrazia senatoria, nobilità provinciali. Storia di Roma, t. III, Torino, 1992, p. 643- 673., p. 667).

En su exposición, Símaco sostuvo la necesidad del mantenimiento del aparato cúltico y de la tradición, avalados por las costumbres de antaño, garantizados por el respeto de los mayores a través de sucesivas generaciones: "Además si un tiempo prolongado da prestigio a los cultos, debemos preservar una fe de tantos siglos y seguir a nuestros padres que venturosamente siguieron a los suyos" (SÍMACO, InformeSÍMACO. Informes. Discursos. Introd., trad. y notas Valdés Gallego, J. A. Madrid: Gredos , 2003. 3, 8). Seguidamente, el orador personificaba de manera magistral a Roma y amonestaba a quienes la regían para que se mantuviera el respeto que le era debido por su ancianidad, por el bagaje de sus costumbres arcanas. Roma misma pedía que se continuaran observando sus cultos y ritos, sobre los cuales los dioses habían querido construirla y le habían signado una misión universal, con el propósito de difundir la obediencia al derecho divino (VIOLA, 2010VIOLA, L. M. A. Quinto Aurelio Simmaco. Lo Splendore della Romanitas. La perfezione dell' uomo religioso romano-italiano e la costituzione della civilità universale della Pace. Forlì: Victrix, 2010., p.129).

Imaginemos ahora que Roma se presenta y se dirige a vosotros con estas palabras: "¡Vosotros, que sois los mejores entre los príncipes, los padres de la patria, respetad mis años, a los que me ha conducido la piedad de unos ritos! ¡Que pueda seguir las ceremonias ancestrales, puesto que no me pesa! ¡Que pueda vivir de acuerdo con mi costumbre, porque soy libre! Este culto sometió el orbe a mis leyes, los ritos sagrados alejaron a Aníbal de las murallas, a los senones del Capitolio (SÍMACO, Informe 3, 9).

A pesar de los brillantes argumentos presentados por el orador, había fracasado en su intento de convencer al Príncipe de la necesidad de respetar los ritos tradicionales, situación que se evidenció en la negativa de Valentiniano II de restituir el Altar de la Victoria a la Curia del senado romano. Como se sabe, el pedido de Símaco no tuvo éxito. Nuevas solicitudes en este sentido volvieron a presentarse ante Teodosio, sin suerte. Eugenio, accedió a restituirlo durante su efímera usurpación, mientras el basileus Teodosio aumentaba su política legislativa contraria al paganismo. En el 400, según se deduce del relato de sus contemporáneos, fue repuesto en el senado romano el altar de la Victoria, en momentos de extrema amenaza bárbara contra el Imperio y fue aparentemente destruida durante el saqueo de Roma del 410 (BOCH, 2013BOCH, V. Quinto Aurelio Símaco y la inmortalización de un paradigma. Europa, 7, Universidad Nacional de Cuyo, 2013, p. 133-151., p. 141-142).

A diferencia de Símaco que dialogaba con el poder imperial intentando convencer al príncipe de aceptar sus propuestas, Rutilio optaba por ignorarlo y poner el centro de su argumentación poética en la mima Roma. De manera paralela a la personificación que Símaco hace de la Urbs, Rutilio la presenta glorificada y distinguida por su propio brillo y dignidad:

Escucha, Roma, hermosísima reina del mundo que es tuyo, acogida entre las celestes estrellas! Escucha engendradora de hombres y engendradora de dioses, gracias a tus templos, no nos mantenemos alejados del cielo! [...] Formaste de pueblos distintos una única patria; al imponer tu poder beneficiaste a los vencidos, ignorantes de justicia, y al ofrecerles compartir tus propias leyes, conformaste una ciudad con lo que antes era un mundo. Extiende al porvenir romano tus leyes perdurables, solo tú no has de temer los hilos del destino [...] el tiempo que te queda no está sujeto a límite alguno mientras la tierra perviva, mientras el cielo trasporte los astros (RUTILIO, I. p. 135-140).

En ambos textos es posible encontrar similitudes de estilo y un trasformo de ideas común pero la presentación de Roma que realizó Rutilio trascendió la expuesta por Símaco. Para el primero, no era necesario que la ciudad obtuviera permiso para ejercer sus cultos y mantener sus costumbres, desde la óptica rutiliana Roma, por su propia fuerza, era capaz de mantener sus creencias y permanecer a lo largo de la historia, ejerciendo su papel directriz sobre el orbe. Su originalidad se basó en resaltar fuerza regeneradora de Roma, tras las derrotas resurgiría triunfante: "tú, derrotada y tras numerosos desastre pusiste en fuga a Pirro y el propio Aníbal hubo de lamentar sus éxitos" (RUTILIO, I. p. 125).

Dichas consideraciones constituían la esencia de los elogios que Rutilio dedicaba a esta ciudad en el libro primero de su poema, conocido como Himno a Roma: "Extiende al porvenir romano tus leyes perdurables, solo tú no has de temer los hilos del destino [...] el tiempo que te queda no está sujeto a límite alguno [...]" (RUTILIO, I. p. 135-140).

En este poema, el autor relacionó el culto a Roma con el Imperio. Para Rutilio Roma, como diosa, era capaz de superar la destrucción acontecida y volver a surgir triunfante, de esta manera la idea de regeneración, quedaba claramente afirmada: "el secreto de renacer está en poder crecer en la desgracia" (RUTILIO, I. p. 75).

Consideraba que la Unidad del mundo se realizaba a través de Roma, era la encarnación de la civilización fundada en el derecho, la justicia, la razón, el orden, la armonía. En ella convergían todas las naciones: "Formaste de pueblos distintos una única patria, al imponer tu poder beneficiaste a los vencidos ignorantes de justicia y al ofrecerles compartir tus propias leyes formaste una ciudad de lo que antes era un mundo" (RUTILIO. I. p. 60).

Contra la opinión de que Rutilio centró su interés en los bárbaros,8 8 Amparo Gaos Schmidt que sostiene que el poema rutiliano otorgó muy poca importancia a papel de los bárbaros (GAOS SCHMIDT, 2006, p. 149). se considera que el poeta, si bien los mencionó de manera continua, haciendo referencia al pueblo de Alarico y Ataúlfo y la desolación que provocaron, su verdadero interés estuvo en relacionar su avance con las malas políticas imperiales: "[...] no es lícito seguir ignorando unas ruinas que se han acrecentado por la tardanza de un socorro que va demorándose" (RUTILIO. I. p. 25).

Es indudable que Rutilio, como funcionario del Imperio, no podía emitir críticas al soberano de manera directa, pero tampoco presentó instancias imaginarias de acercamiento ni búsqueda de acuerdos. Rutilio escribió su poema en el marco de los sucesos relacionados con el saqueo del 410 y ocasionó el desastre ocasionó desastre de manera directa a Estilicón del panorama de destrucción que observaba. En su análisis realizaba una polarización en torno a su figura identificándolo como el hombre que ocasionó desastre. Resulta evidente que su poema traslucía un profundo rechazo por el cristianismo puesto de manifiesto tanto por sus críticas a Estilicón como en sus agudas alusiones a los monjes cristianos, personajes a los que acusaba de abandonar sus responsabilidades cívicas, compromiso ineludible para los jóvenes romanos (BOCH, 2012BOCH, V. Vetio Agorio Pretetato, visto por sus contemporáneos. De Rebus Antiquis , II, n. 2, 2012, p. 19-33., p. 124-126).

De reditu suo, constituye una fuente fundamental para comprender la significación histórica de los esfuerzos llevados a cabo por la elite pagana de las últimas décadas del siglo IV y comienzos de V, por defender la supervivencia histórica del Imperio concebido de acuerdo con los cánones de pensamiento netamente romano.

En el apartado anterior, se destacan los intentos de acuerdo y estrategias comunes llevados a cabo por Símaco y Pretextato tendientes a lograr mantener sus creencias y antiguos privilegios. En ellos predominaba una actitud mesurada en busca de alcanzar logros políticos en el marco de un Imperio dirigido por príncipes cristianos. Rutilio en cambio, evidenciaba en su poema una actitud de distanciamiento con la corte imperial. No confiaba en un soberano cristiano cuyas decisiones solo habían provocado desolación y destrucción. Sin embargo su escrito es esperanzador, cifra todas sus expectativas en el renacer de la Urbs. Roma, no podía perecer, era la soberana del mundo y continuaría siéndolo a pesar de sus penurias. Su reato superaba los intereses inmediatos vinculados a su persona o a su cargo en la administración del Imperio, de acuerdo con estas consideraciones, las afirmaciones que sostiene que los últimos baluartes del paganismo romano actuaron solo por intereses económicos y políticos encontraría en su escrito, una seria objeción.

La interpretación del protagonismo de estos últimos defensores del tradicionalismo romano, continúa despertando el interés de la crítica histórica. Alan Cameron, a lo largo de su obra, minimiza la incidencia de los protagonistas de la llamada reacción pagana del siglo IV, relativizando el aporte de las fuentes, sí como la datación de las mismas, en la reconstrucción de los sucesos vinculados con el accionar de tales personajes (CAMERON, 2011CAMERON, A. The Last pagans of Rome. Oxford: Oxford University Press, 2011.). Contra sus argumentaciones Stéphane Ratti defiende la significación histórica de los últimos estertores el paganismo que, dentro de sus circunstancias históricas concretas, intentaron revivir y perpetuar los ideales de la Roma ancestral. Este autor destaca el papel de Claudio Rutilio Namaciano, como personaje clave para la confirmación de la trascendencia histórica de estos representantes del círculo de Símaco (RATTI, 2012RATTI, S. Polémiques entre païens et chrétiens. Paris: Les Belles Lettres, 2012., p. 179-186).

En síntesis es posible sostener la existencia de ideas comunes entre de los principales integrantes del ordo senatorial pagano del siglo IV y los inicios del V, en concreto Quinto Aurelio Símaco, Vetio Agorio Pretextato y Claudio Rutilio Namaciano. Interpelados por la compleja problemática de su tiempo, compelidos por el ascenso cristiano en todos los ámbitos de la realidad cultural, desplazados de su lugar preeminente en la dirección del imperio, encabezaron los últimos intentos de resistencia organizados en las etapas mencionadas, cada una con sus problemáticas particulares.

Encuentros y desencuentros caracterizaron las relaciones entre los miembros del círculo de Símaco. Distintas maneras de interpretar los sucesos, planteos divergentes frente a las decisiones políticas, producto de la puesta en marcha de un nuevo orden, determinaron la consolidación de una renovada dinámica de comportamientos en la elite senatorial pagana estudiada. Fueron ellos los artífices de concreción de verdaderas estrategias religiosas, políticas y sociales tendientes a relanzar la lógica ancestral que había dado sentido al Imperio universal. La permanente búsqueda de la continuidad, tanto en la unidad como en la divergencia de opiniones, caracterizó el accionar de los últimos defensores de un Imperio entendido según los esquemas netamente romanos.

Referencias

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  • 1
    Con estas palabras Memio Símaco recordaba a su padre en una inscripción póstuma:"A su óptimo padre Quinto Aurelio Símaco, cuestor, pretor, pontífice mayor, gobernador de Lucania y Brucio, conde de tercera clase, procónsul de África, prefecto de la Urbe, cónsul ordinario, orador elocuentísimo" (CIL VI, 1699). Para los datos biográficos de Símaco y sus cargos políticos se recomienda consultar los estudios prosopográficos realizados por JONES; MARTINDLE; MORRIS, 1971, p. 865-870. Sobre su significativa influencia en los acontecimientos e ideas de finales del siglo IV se recomienda consultar a SALZMAN, 1989, p. 348-369.
  • 2
    En este trabajo se pretende realizar un estudio integral de los motivos que condujeron a la elite senatorial pagana romana a organizar sus actividades en buscas de mantener su identidad ancestral y se difiere de los planteos iniciados por Paschoud en su obra Roma aeterna, donde sostiene como únicos míviles de su actividad los intereses políticos y económicos de este grupo.
  • 3
    Si bien no se poseen evidencias ciertas sobre la fecha de nacimiento de Pretextato, según los aportes epigráficos, el senador y su esposa, Anconia Fabia Paulina, estuvieron casados durante cuarenta años, datos que permiten suponer que el senador debió nacer aproximadamente entre el 314 y el 329. Con respecto a la forma en que es mencionado, su nombre completo, Vetio Agorio Pretextato, así como sus posibles combinaciones, aparece en inscripciones y textos de variada índole, se trate de documentos ya de uso privado, como cartas e inscripciones particulares, ya oficiales como inscripciones públicas o textos legales, según era habitual en la Tardoantigüedad. Estas razones explican por qué él era llamado Vetio, Agorio o Pretextato, dependiendo del uso o los contextos en los cuales se lo nombraba (KAHLOS, 2010, p. 17-20).
  • 4
    No existen datos ciertos acerca de la fecha de nacimiento o fallecimiento de Paulina. Era hija de Anconio Catulino Filomacio, quien había sido Prefecto de la ciudad entre 342 y 344 y cónsul en el 349 (CIL VI 1780), Es factible que el enlace entre ambos consolidara la unión de dos importantes familias senatoriales. En cuanto a su descendencia, Pretextato y Paulina tuvieron por lo menos un hijo quien dedicó a su padre una notable inscripción en la propiedad familiar de Aventino, poco después de su muerte, cuya autoría los investigadores le atribuyen, si bien no figura de manera concreta su nombre (CIL VI 1777). Por otra parte, existe la posibilidad de que una mujer llamada Praetextata , mencionada en las epístolas de Jerónimo como influyente anticristiana, cuya muerte fue presentada por este como castigo divino, pudiera ser hija del famoso pagano (KAHLOS, 2010, p. 23-25).
  • 5
    El detalle de sus cargos figura en las inscripciones epigráficas de la época como consta en un gragmento de mármol encontrado en el foro romano en 1874: "Vettio Agorio Praet]extato, [v(iro c(larissimo), correctori Tusciae et Umbriae [consulari Lusitaniae, pro]cónsul Achaiae, [praef(fecto) urb(i), legatus a senatu missus V, praef(ecto) Ill]yrici et Italiae [...]" (CIL VI, 1779ª).
  • 6
    En el ámbito religioso fue pontífice de Vesta, pontífice del Sol, quindecenviro, augur, curial de Hércules, neocoro (inspector de templos), consagrado a Liber y a la diosa de Eleusis, hierofante, sacerdote de Serapis, padre de los padres de Mitra; además recibió el taurobolio. (CIL VI 1778 = CCCA 263 = CIMRM 420).
  • 7
    El poeta perteneció a una familia pagana ilustre, terratenientes del sur de Galia posiblemente de Tolosa o de Carcasona-Narbona. Rutilio desarrolló en la Ciudad Eterna su carrera política, en épocas de Honorio fue maestro de los Oficios durante el 412 y Praefectus Urbis entre el 413-414. Se recomienda la lectura de GARCÍA-TORAÑO MARTÍNEZ, 2002, p. 19-21 y de ROBERTS, 2001, p. 534-535.
  • 8
    Amparo Gaos Schmidt que sostiene que el poema rutiliano otorgó muy poca importancia a papel de los bárbaros (GAOS SCHMIDT, 2006, p. 149).

Datas de Publicação

  • Publicação nesta coleção
    2016

Histórico

  • Recebido
    12 Abr 2016
  • Aceito
    31 Maio 2016
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