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“Enganchando los puntos en común”: Afectos y regulación del género en programas de inclusión social juvenil en Buenos Aires, Argentina

“Hooking the things in common”: Affects and gender regulation in youth social inclusion programs in Buenos Aires, Argentina.

“Ligando os pontos comuns”: Afetos e regulação de gênero em programas de inclusão social de juventude em Buenos Aires, Argentina.

Resumen

En este artículo exploro la dimensión afectiva implicada en procesos participativos orquestados por programas de inclusión social juvenil destinadas a jóvenes mujeres de sectores populares urbanos en Buenos Aires. A partir del análisis etnográfico repongo cómo aquellos procesos participativos, organizados en torno a repertorios afectivos vinculados principalmente al dolor, el malestar, la indignación y la solidaridad configuran un ejercicio de gobierno del género. Para ello, analizo las propuestas de trabajo institucionales centradas en que las destinatarias construyan “proyectos de vida” autónomos a partir de su participación. También las respuestas de las jóvenes a la producción afectiva orientada a la construcción de un futuro demandada por los programas como clave para su inclusión social.

Palabras claves:
políticas sociales; emociones; jóvenes mujeres; género; violencias.

Abstract

In this paper I explore the affective dimension involved in the participatory processes orchestrated by youth social inclusion programs aimed at young poor women in urban Buenos Aires. Through an ethnographic analysis, I examine how those processes, organized around affective repertoires linked mainly to emotions like pain, discomfort, indignation, and solidarity, embody an exercise of gender government. For this purpose, on the one side I analyze the institutional proposal aimed at young women building autonomous “life projects” as a result of their participation in the programs. Also, I inquire into the young women’s responses to the affective production that is aimed at building themselves a future, which is regarded as key by the programs in order to reach their social inclusion.

Key words:
social policies; emotions; young girls; gender; violence.

Resumo

Neste artigo exploro a dimensão afetiva envolvida nos processos participativos orquestrados por programas de inclusão social juvenil dirigidos a mulheres jovens de setores populares urbanos de Buenos Aires. Com base na análise etnográfica, explico como esses processos participativos, organizados em torno de repertórios afetivos ligados principalmente à dor, ao desconforto, à indignação e à solidariedade, configuram um exercício de governo de género. Para isso, analiso as propostas de trabalho institucional focadas na construção de “projetos de vida” autônomos pelos destinatários a partir de sua participação nos programas. Também as respostas das jovens à produção afetiva orientada para a construção de um futuro e exigido pelos programas como chave para a sua inclusão social.

Palavras-chave:
política social; emoções; mulheres jovens; gênero; violência.

Introducción

En un artículo previo analicé cómo los programas estatales destinados a jóvenes con “derechos vulnerados” o en “riesgo de exclusión” en la Provincia de Buenos Aires, operan como dispositivos encargados de gestionar el sufrimiento de mujeres jóvenes pobres (Gaitán, 2021GAITÁN, Ana Cecilia. 2021. “Los programas de inclusión social juvenil en la gestión de las violencias de género: reflexiones a partir de la implementación del Programa Envión en Buenos Aires”. Septiembre 2021. Revista CS. Nº 35, p.99-123.).1 1 Utilizo comillas para introducir la voz nativa y términos propios de las sujetas de investigación. Estas introducciones se producen a través de pasajes de entrevistas y registros de campo. También las utilizo para relativizar determinados términos o indicar su polisemia. Esto, porque reconocen la condición de vulnerabilidad de estas mujeres, relativizada por otros actores sociales como por ejemplo, los medios de comunicación masivos que (re)producen estereotipos de aquellas como “malas víctimas” de las violencias de género (Arduino, 2014ARDUINO, Ileana. 2014. “Melina Romero: La Mala Víctima”. Revista Anfibia. Disponible en http://revistaanfibia.com/ensayo/la-mala-victima/. [Acceso en: 10/04/2023].
http://revistaanfibia.com/ensayo/la-mala...
). Pero también, porque despliegan acciones de protección y prevención como ser talleres semanales diseñados específicamente para que sus destinatarias reflexionen sobre las formas en que la violencia de género las afectan. Si bien estos espacios no suelen estar contemplados en los lineamientos formales de aquellos programas, muchas veces son diseñados localmente por les trabajadores, muchas de ellas mujeres.2 2 Utilizo el lenguaje inclusivo a partir del uso de la letra “e”para expresar la diversidad y complejidad de las relaciones sociales e identidades y cuestionar el binarismo con el que han sido pensadas. En cuanto a las destinatarias y trabajadoras del programa, interlocutoras directas de ambas investigaciones, me refiero a ellas como mujeres, en tanto se autopercibían como mujeres cisgénero. Con su existencia buscan neutralizar la violencia de la que las jóvenes mujeres son blanco (Llobet, 2015LLOBET, Valeria. 2015. “Políticas y violencias en clave generacional en Argentina”. In: VALENZUELA ARCE, J. M. (coord..) Juvenicidio: Ayotzinapa y las vidas precarias en América Latina y España. 1a ed. Tijuana: Colegio de la Frontera Norte y NED Ediciones. 274 p.) y que afecta sus vidas cotidianas y sus proyecciones a futuro, a la vez que estimular la participación de las jóvenes en las instancias colectivas previstas y consideradas institucionalmente centrales en el objetivo de que les jóvenes logren armar “proyectos de vida” (Gaitán et al., 2015GAITÁN, Ana Cecilia, LLOBET, Valeria y MEDAN, Marina. 2015. “‘Alguien por casualidad quiere decir algo?’ Reflexiones sobre las interpretaciones de los silencios en programas de inclusión para jóvenes”. Servicios Sociales y Política Social. Abril 2015. N.º 107, p.101-113.; Gaitán, 2017GAITÁN, Ana Cecilia. 2017. Juventud y maternidad en el barrio. Etnografía de las negociaciones de sentidos y prácticas en la implementación de políticas sociales en el conurbano bonaerense. Tesis de doctorado. Universidad de Buenos Aires.). Como lo señalaba una de sus trabajadoras:

lo que ofrecíamos era un poco eso, el espacio de encuentro de chicas con otras chicas, de que se conozcan, de que vean, no sé, las cuestiones que tenían en común…Es como que las chicas vienen a la casa, se acercan a nosotras, pero de manera siempre individual, con situaciones pero individuales. Entonces, un poco el propósito tenía que ver con esto de que se conozcan y puedan ir enganchando los puntos en común, que eran la gran mayoría. Y bueno, finalmente se fue armando (Entrevista trabajadora, 12/12/2022)

La necesidad de estos espacios exclusivos para las destinatarias se sostiene bajo la premisa de que, a través del tiempo juntas, los diálogos y las experiencias compartidas, empiecen a “leer” de otro modo su relación con el mundo, incluyendo centralmente los relacionamientos con pares mujeres: “que enganchen los puntos en común”.3 3 Al igual que otras intervenciones de las iniciativas de inclusión social analizadas, estos talleres solían montarse sobre estructuras de sexo-género binarias y cisnormadas, estableciendo un determinado “cuerpo legítimo” sobre el cual normalizar el deseo y las configuraciones de las identidades genéricas y sexuales (Elizalde, 2009). Esta aproximación heteronormativa era poco problematizada por les trabajadores. Como continúo explicándome en esa charla la trabajadora: “Tratábamos de traer situaciones que las interpelen, que sea por ahí alguna muy relacionada con algo que nos habían contado, como para que lo puedan parar a pensar juntas, vayan ahí armando el vínculo.” (Entrevista a trabajadora, 12/12/2022)

En estos espacios me interesa posar mi mirada. Y lo voy a hacer principalmente en la dimensión afectiva implicada en ellos. Es decir, en cómo las emociones se hacen presentes en estos talleres y en lo que aquellas producen: ¿Qué supone interpelar? ¿Cómo buscan las trabajadoras armar ese vínculo entre jóvenes? ¿Cuáles son las características que se espera posean? Lo haré considerando tanto la propuesta de trabajo de los talleres, como las respuestas de las jóvenes destinatarias.

Influenciado por literatura que ha puesto en valor lecturas más microscópicas de las áreas estatales, para captar cómo la acción estatal se crea y recrea a un nivel cotidiano, en sus niveles más capilares y mundanos (Das y Poole, 2008DAS, Veena y POOLE, Deborah. 2008. “El Estado y sus márgenes. Etnografías comparadas”. Cuadernos de Antropología Social. Julio 2008. N °27, p.19-52.; Rodríguez Gustá, 2009RODRÍGUEZ GUSTÁ, Ana Laura. 2009. “Llenando el ‘casillero vacío’ en la equidad de género: derechos y redistribuciones en la implementación del plan jefes y jefas de hogar desocupados en el municipio de Morón”. PostData. Agosto/Diciembre 2009. Vol. 14, nº 2, p. 129-155.; Zibecchi, 2019ZIBECCHI, Carla. 2019. “¿Interlocutoras del Estado? El caso de las destinatarias de programas sociales y las referentes de organizaciones territoriales en la Argentina”. Prospectiva - Revista de Trabajo Social e Intervención Social. Enero/Junio 2019. Nº 27, p. 31-54.; Perelmiter, 2016PERELMITER, Luisina. 2016. Burocracia plebeya: la trastienda de la asistencia social en el Estado argentino. 1a ed. San Martín: Universidad Nacional de San Martín. 251 p.), el análisis que aquí se propone, abona al campo de discusiones sobre los procesos de participación institucional que se producen en el marco de programas y dispositivos estatales destinados a jóvenes (Llobet et al., 2013LLOBET, Valeria, GAITÁN, Ana Cecilia, MEDAN, Marina y MAGISTRIS, Gabriela. 2013. “Este espacio es para que ustedes hablen. La legitimación de la intervención en los programas sociales”. In: LLOBET, V. (coord.). Sentidos de la exclusión social: beneficiarios, necesidades y prácticas en políticas sociales para la inclusión de niños y jóvenes. 1a ed. Buenos Aires: Biblos. 204 p.; Medan, 2014MEDAN, Marina. 2014. “Articulaciones de edad y género en la construcción de feminidades en un programa de prevención del delito juvenil”. Zona Franca. Diciembre 2014. Nº 23, p. 28-36.; Gaitán, 2017GAITÁN, Ana Cecilia. 2017. Juventud y maternidad en el barrio. Etnografía de las negociaciones de sentidos y prácticas en la implementación de políticas sociales en el conurbano bonaerense. Tesis de doctorado. Universidad de Buenos Aires.).4 4 Existen a nivel local un conjunto de producciones que han explorado desde una perspectiva de género, la participación de mujeres dentro de movimientos sociales y piqueteros y que constituyen antecedentes de esta investigación. Dichas producciones han explorado las tensiones y los límites que emergen cuando las mujeres de estos movimientos comienzan a participar de espacios pensados exclusivamente para ellas y donde la apuesta en gran parte es comenzar a leer en términos de género la vida cotidiana. Estos trabajos se han centrado en esos procesos participativos, echando luz sobre cómo la “experiencia común” de formación y la toma de la palabra supone una dimensión corporal específica (Espinosa, 2011; Espinosa, 2013), cómo también la participación habilita la visibilización de problemáticas como la violencia de género, el aborto, la anticoncepción y la introducción de preguntas y cuestionamientos respecto de la maternidad como destino inapelable (Cross y Partenio, 2008), entre otras cuestiones. Así, traen discusiones significativas en torno a las tensiones de habitar espacios colectivos pensados específicamente para mujeres en organizaciones sociales más amplias que no necesariamente son feministas ni exclusivamente de mujeres. Operan como disparadores para las reflexiones que aquí se proponen respecto de las contradicciones, los afectos, las resistencias y los efectos regulatorios presentes en los talleres analizados en este artículo. Sin embargo, se nutre de lecturas feministas que han tematizado en torno a los afectos y las emociones y su relación con la política. Lecturas que han destacado el carácter social, inestable, relacional, procesual, abierto e indeterminado de las emociones y afectos y, principalmente, su dimensión articuladora de la experiencia como “aquello que une, lo que sostiene o preserva la conexión entre ideas, valores y objetos” (Ahmed, 2019AHMED, Sara. 2019. La promesa de la felicidad: una crítica cultural al imperativo de la alegría. 1a ed. Buenos Aires: Caja Negra. 464 p.: 29). Al incorporar estas lecturas feministas y la pregunta por los afectos y las emociones, pretende abonar al campo de discusiones sobre la politización de la inclusión social de jóvenes en dichos procesos participativos, señalando la centralidad que ocupan en ellos determinados repertorios afectivos, tanto en términos de posibilidad, como de obstáculos.

Los datos que se presentan fueron producidos en el marco de investigaciones cualitativas centradas en la implementación de dichos programas y dispositivos estatales y en la participación de las destinatarias en aquellos escenarios institucionales llevadas adelante entre 2012 y la actualidad en los partidos de Morón y General San Martín, provincia de Buenos Aires. Dos de estas investigaciones se trataron de etnografías, una de ellas en curso y orientada bajo una modalidad híbrida (virtual y presencial). La tercera, tomó la forma de investigación acción-participativa y fue realizada en el marco de un acuerdo de trabajo entre un Centro Juvenil de San Martín y el Programa de Estudios Sociales en Género Infancia y Juventud (PEGIJ) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Espacio éste último, que integro como investigadora desde el 2012.

El artículo se divide en cuatro apartados. En el primero presento algunos aspectos centrales del proceso de construcción de los datos que aquí se analizan. Allí delineo trazos del diseño de las investigaciones y las estrategias metodológicas empleadas. En el siguiente apartado describo las propuestas de estos espacios pensados por los programas para las destinatarias mujeres y que suelen adoptar la forma de taller. Analizo su fundamentación y su dinámica de trabajo a partir de actividades específicas. En una tercera sección, focalizo en el lugar que aquellas propuestas le otorgan a las emociones y los afectos. Dado que me interesa no sólo conocer cómo las emociones se hacen presentes, sino también en lo que producen, exploro la circulación de los repertorios afectivos desplegados institucionalmente entre las destinatarias.

Por último, ofrezco algunas reflexiones finales respecto de cómo el despliegue de repertorios afectivos en el marco de estas propuestas de participación puede ser comprendido como parte de un ejercicio de gobierno del género. A la vez que coloco algunas preguntas abiertas que constituyen una invitación a continuar explorando con mayor detenimiento los procesos de participación política que se producen en el marco de estos programas estatales.

Sobre la producción de los datos

Tal como se mencionó en el apartado anterior, los datos que aquí se presentan fueron producidos en el marco de tres investigaciones cualitativas centradas en los procesos participativos (Cornwall, 2008CORNWALL, Andrea. 2008. “Unpacking ‘Participation’: models, meanings and practices”. Community Development Journal. Junio 2008. Vol. 43, n°3, p. 269-283.) orquestados en dispositivos orientados a la inclusión social de jóvenes en los partidos de Morón y San Martín de la provincia de Buenos Aires. Dos de estas investigaciones, se trataron de etnografías. La primera de ellas corresponde a mi pesquisa doctoral en la que procuré aportar a la comprensión de los modos de gestión contemporáneos de la maternidad juvenil y el género en el marco de programas estatales destinados a la inclusión social de jóvenes. Su trabajo de campo fue enteramente presencial entre los años 2012 y 2016 y si bien realicé entrevistas semiestructuradas, abiertas y en profundidad y relevé y analicé fuentes secundarias, privilegié la observación participante durante las distintas etapas y contextos de trabajo de campo. Dado que mi interés estuvo colocado en los procesos cotidianos y microsociales a partir de los cuales se tramaban las prácticas de inclusión de los programas estatales, realicé entrevistas a autoridades; coordinadores; profesionales; operadores barriales; operadoras juveniles; destinatarias; integrantes de OSC y observaciones en diferentes espacios estatales, principalmente en la Casa de las Juventudes La Estrella del Municipio de Morón. La segunda, se encuentra aún en curso y combina estrategias de construcción de datos propias de la etnografía presencial y de la virtual.5 5 Esta investigación se desarrolla en el marco de un Proyecto PICT Joven de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación que se encuentra bajo mi dirección. Esta investigación inició de manera virtual en abril de 2022, en un contexto de pospandemia. Entre los meses de abril y septiembre de dicho año se realizó un seguimiento diario y en profundidad mediante llamadas telefónicas y comunicaciones por las plataformas de WhatsApp y Zoom con jóvenes destinatarias de dispositivos de inclusión social en el municipio de Morón. Sin contar con un espacio físico o geográfico, el campo de observación lo constituyeron los flujos comunicativos por estos diferentes canales, ya que escuchar puede implicar leer o sentir y comunicarse de otras maneras (Pink et. al, 2016), por ejemplo, a través de imágenes como fotografías, emojis, stickers y memes y las “historias” o “estados” de WhatsApp. Aparte de los intercambios por esta última plataforma y las conversaciones semi-estructuradas por Zoom, la investigación contempló instancias presenciales de construcción de datos: entrevistas y conversaciones con funcionarios y trabajadoras, un taller con las jóvenes y observación participante en encuentros organizados por la Dirección de Juventudes y la Casa de las Juventudes La Primavera.

Por último, la tercera pesquisa considerada tomó la forma de investigación acción-participativa (Sirvent y Rigal, 2014SIRVENT, María Teresa y RIGAL, Luis. 2014. “La investigación acción participativa como un modo de hacer ciencia de lo social”. Revista Decisión. Mayo 2014. Nº 38, p. 32-37.) y fue realizada en el año 2016. Esta fue impulsada tras la demanda del Centro Juvenil La Llamita de que el PEGIJ colaborase en el fortalecimiento de la participación de sus destinatarias en espacios colectivos. Para lograr este objetivo, el Centro Juvenil nos propuso diseñar un espacio propio para ellas. Este fue pensado con una dinámica flexible que permitiese recoger los emergentes de cada encuentro e integrarlos al objetivo de la iniciativa: habilitar un ambiente seguro en el que, a partir de problematizar los estereotipos y las relaciones sociales basadas en desigualdades de género, pudiesen fortalecer la relación con otras mujeres.

Las tres investigaciones se inscriben en una historia de trabajo conjunto entre el Programa y las áreas locales de Morón y General San Martín encargadas de implementar a nivel local las iniciativas de inclusión social para jóvenes aquí consideradas.6 6 En el caso de Morón, las Casas de las Juventudes dependen de la Dirección de Políticas de niñez y juventud local. En General San Martín, los Centros Juveniles funcionan bajo la órbita de la Dirección de Juventudes del municipio.

Mates y charlas para la liberación

Producto de una preocupación generacional, las iniciativas de inclusión social analizadas orientan sus intervenciones a lograr que les jóvenes destinataries logren construir un “proyecto de vida”. No tenerlo, suele aparecer tanto en los lineamientos formales como en lo esbozado por sus trabajadores, como un riesgo que amenaza la inclusión social de les destinataries. Si bien terminar la escuela e incorporarse al mercado de trabajo formal constituía la expresión más acabada de ese “proyecto de vida” perseguido por las iniciativas (Gaitán, 2019GAITÁN, Ana Cecilia. 2019. “Construir ‘otra mirada’: tensiones en la participación de jóvenes mujeres en una política social en el área Metropolitana de Buenos Aires”. In: GUTIERREZ CHAM, G. y KALTMEIER, O. (coord.). ¡Aquí los jóvenes! Frente a las crisis. 1a ed. Guadalajara: Universidad de Guadalajara. 317 p.; Llobet, 2009; Medan, 2013), cuando se trataba de jóvenes mujeres, el armado de dicho proyecto vital se encontraba orientado al forjamiento de “autonomía femenina”. Aunque en los lineamientos formales de les programas y dispositivos no se hiciera referencia a la desigualdad de género, sus trabajadores, muches de elles comprometidos políticamente con la “realidad social” y específicamente con “la realidad de las pibas del barrio”, consideraban fundamental colocarla como eje de las intervenciones.7 7 Como se aborda en trabajos previos (Gaitán, 2017) muches de les trabajadores encargades de llevar adelante estas iniciativas de inclusión social, relacionaban su incorporación a los equipos de trabajo y su implicación con las tareas, con incursiones en espacios de militancia ligados al espectro nacional popular, a la izquierda y a movimientos sociales e incluso, a experiencias comunitarias religiosas, asociadas al accionar de iglesias y parroquias. Esto, porque comprendían que las destinatarias se encontraban expuestas no sólo a formas de violencia de género, sino también, a múltiples instrucciones restrictivas - en disputa - respecto de cómo debían vivir sus vidas y desarrollar una feminidad “apropiada” y que obstaculizaban la construcción del “proyecto de vida” autónomo.

Para trabajar en la prevención de ciertas formas de violencia y en el forjamiento de “proyectos de vida” autónomos, proponían espacios específicos para ellas que llevan nombres como “talleres de chicas”, “espacio de mujeres” o “mates con las pibas”.8 8 En el 2023 el taller “mate con las pibas” de la Casa de las Juventudes de La Primavera, dejó de ser exclusivamente para mujeres cis y comenzó a convocar a diversidades. Esto respondió a la decisión de una de las trabajadoras encargadas de coordinar el taller. Como ella lo mencionó en el marco de una conversación informal, dicha decisión se vinculaba por un lado, a visibilizar la existencia de esas “diversidades” entre les destinataries que asisten a la Casa. Por el otro, lo encontraba necesario frente a las resistencias que presentaban las jóvenes mujeres cis que participaban del taller a su propuesta de abrirlo y que dejara de ser solo de mujeres (Registro de campo, 05/06/2023). Sobre esto aún no he indagado en profundidad, debido a que es una decisión reciente. Como otros talleres de estas iniciativas de inclusión social juvenil, tenían una periodicidad semanal y una forma de trabajo similar: en ronda y dónde lo principal es el uso de la voz, la circulación de la palabra y la escucha. Por ejemplo, un tema recurrente en estos talleres específicos para chicas, eran los “noviazgos violentos” o los “vínculos tóxicos”. Ya fuera que se tomara como disparador una situación o comentario emergente en la conversación, o se lo planificase anticipadamente a través del trabajo con recursos como películas, recortes periodísticos o publicidades, se invocaba a las jóvenes a contar sobre sus parejas y sus relacionamientos sexo-afectivos, a testimoniar si sus parejas les ponían trabas para “ir al baile”, si revisaban sus redes sociales y celulares o si decidían sobre sus vestimentas y amistades. A compartir cómo, todo ello, las hacía sentir.

Las trabajadoras esperaban que al hablar de lo propio y escuchar lo que las otras mujeres ahí reunidas tenían para decir, las jóvenes iniciasen una introspección que les permitiera desnaturalizar sus cotidianidades y repensar sus relaciones, principalmente con sus parejas, pero también con pares mujeres. Este trabajo introspectivo impulsado a partir del encuentro con otras, les permitiría transformar sus subjetividades y sus formas de sentir, también su relación con el mundo y con su futuro como adultas, es decir, con sus “proyectos de vidas”. Proyectos que los programas y sus trabajadoras por lo general vinculaban a que las jóvenes terminen o retomen los estudios, posterguen la maternidad, consigan un trabajo formal y se tornen menos “dependientes” de los vínculos con sus hijes y parejas. En esa construcción de proyecto, en esa reconfiguración de relaciones y sentires, también aparecía como una prioridad aprender a “armar un vínculo” con pares mujeres. Tal como lo señalaba una trabajadora de La Primavera:

Te encontrás, no sé, una situación que era algo así como que ves al novio de tu amiga con otra persona, y entonces, qué haces. Bueno, que ahí también siempre cuando había algún conflicto con otra mujer, terminaba todo muy violentamente, en cuanto a: voy y la cago a trompadas. Voy y la agarro a los pelos. Y siempre esto de ver cómo ellas, finalmente, siempre cómo en contra de las otras mujeres y siempre el tipo como quedaba ahí más protegido. Y eso lo laburamos también, les hacíamos esa pregunta de por qué siempre el varón queda como a resguardo si, en este caso, él era el novio y no la otra, qué se yo. Y bueno, eso hemos hecho tipo dramatizaciones, qué harían en esta situación, y les re gustaba dramatizar las posibles salidas. Después, bueno, hubo algunos encuentros que los hacíamos también más pensando cómo en proyectos, en proyectos para mañana, el proyecto para el mes que viene, el proyecto para el año que viene y el proyecto para de acá a cinco años, o sea, como también empezar a pensarse en un futuro y de qué manera, con qué medios poder llegar. (Entrevista a trabajadora, 12/12/2023)

A continuación describo actividades realizadas en el marco de estos talleres que permiten evidenciar estos aspectos.

Por más Elisas y Alicias

La primera es una actividad sobre la violencia de género en los noviazgos y el amor romántico realizada en la Casa de la Juventud de La Estrella de Morón. Ésta se realizó a partir de las ilustraciones de la artista brasileña Carol Rossetti. Las trabajadoras repartieron fotocopias con diferentes ilustraciones de la artista y que formaban parte del “Proyecto Mujer”, en el cual la diseñadora buscaba introducir mensajes positivos sobre y para las mujeres.

Por ejemplo, una de las ilustraciones llevaba la siguiente frase “El novio de Elisa decía que ella nunca podría dejarlo porque nadie más amaría una ‘mujer incompleta’. Elisa no se siente incompleta desde que su amor propio y el apoyo de sus amigos, le permitieron liberarse de una relación abusiva”. La idea era que cada una leyera para sí, en silencio, la ilustración que le había tocado. Tomarnos unos minutos para ver que nos producía y luego poner en común tanto la situación ilustrada, como lo que nos había pasado a cada una con ello. En este caso: se trataba de identificar lo que le ocurría a Elisa y ver cuánto de eso, nos sucedía a cada una de nosotras, ¿Podíamos identificarnos con ella? ¿Veíamos en ese novio algo que nos molestaba? ¿Y en los nuestros? ¿Podía ser distinto ese amor? ¿Podíamos liberarnos como Elisa? Otra de las ilustraciones que circulaba y que me tocó a mí, llevaba la siguiente frase: “A Alice le gusta tener sexo casual, sin embargo, varias amigas dicen que ella ‘no se valora’. Alice sabe que su vida sexual no tiene nada que ver con su VALOR.”

Actividades como estas, en torno a los relacionamientos sexo afectivos de las jóvenes, el consentimiento y los cuidados, constituían una de las principales preocupaciones de estos talleres. Por ejemplo, luego de que emergiera en conversaciones entre las trabajadoras y las destinatarias de la Casa de la Juventud La Primavera de Morón, que algunas de las últimas enviaban nudes a jóvenes que habían conocido a través de las redes sociales, se decidió trabajar en torno al “cuidado de su intimidad” y a formas de “cuidarse entre ellas” (Registro de campo, 06/12/2022). Esto a partir de introducir la conversación en los talleres respecto a cómo disminuir su “vulnerabilidad” frente a estos relacionamientos que podían comenzar en el plano de lo virtual y trasladarse a la presencialidad. Una forma de hacerlo fue a través de preguntarse junto con otras:¿A quién le cuento estos encuentros virtuales? ¿Con quién comparto si me veo en persona? ¿Me voy a escondidas,? ¿Se lo cuento a una amiga? ¿Aviso? ¿Mando la ubicación? (Registro de campo, 06/12/2022).

En los talleres de La Primavera, el eje intimidad y cuidados, también se abordó a partir de la problematización de ciertas afirmaciones. Cada joven debía leer en voz alta una de estas, por ejemplo, “He tenido relaciones sexuales sin tener ganas”. Luego, las otras debían responder señalando uno de los carteles elaborados para ello. Entre las opciones estaban: “nunca”, “siempre”, “a veces”, “casi nunca”.

De Norte a Sur hay Belenes

La siguiente actividad es una realizada en el Centro Juvenil La Llamita de San Martín para reflexionar en torno a la violencia de género, pero más bien en su dimensión institucional y obstétrica. Violencias a las que se podían encontrar expuestas las mujeres jóvenes de sectores populares en el 2016, en un contexto de acceso al aborto aún muy restringido en Argentina.9 9 En Argentina en el año 2016 el aborto se encontraba tipificado por el Código Penal como un delito contra la vida y las personas. Solo se reconocían como no punibles cuando se encontraba en peligro la vida o salud de la mujer gestante, o cuando el embarazo provenía de una relación sexual no consentida. A pesar de ello, muchas mujeres en dichas circunstancias no lograban acceder a un aborto legal y seguro en los servicios públicos de salud. Esto porque, debido al desconocimiento de los permisos de la ley penal, al temor a persecuciones criminales o a la objeción de conciencia, muches profesionales exigían autorización judicial para proceder con la interrupción del embarazo. En diciembre de 2020, se legalizó la interrupción voluntaria del embarazo en las primeras 14 semanas de gestación.

Era frecuente que las jóvenes hablasen sobre aborto en los encuentros del “taller de chicas”. Colocaban el tema en los encuentros o bien preguntando a las talleristas aspectos vinculados a la ley penal o haciendo comentarios identificando pares que habrían interrumpido sus embarazos y los motivos por el cual ellas especulaban lo habían hecho. Por ejemplo, durante una jornada de elaboración de una encuesta sobre violencia de género que las jóvenes aplicarían en el barrio de La Llamita, habían emergido preguntas en torno a la salud sexual y reproductiva y las trabas que encontraban en el sistema de salud con médicos que se negaban a realizar la práctica. Aun así, las conversaciones sobre este tema rápidamente derivaban hacia otros tópicos. Semanas más tarde de ese taller en el que habíamos trabajado en la encuesta y retomando aquel emergente vinculado a las instituciones de salud y la violencia obstétrica, las talleristas resolvimos continuar trabajando sobre estos ejes e incorporar la temática de aborto y criminalización de las mujeres.

Se tomó como disparador el caso de Belén, la joven tucumana de sectores populares detenida en el 2014 luego de tener un aborto espontáneo en un hospital público al que había llegado con dolores abdominales fuertes y desconociendo que estaba embarazada. Durante tres encuentros, se habló con las destinatarias sobre todo lo que había pasado Belén, sobre todas las formas de violencia que su cuerpo había experimentado, incluso antes de llegar al hospital y luego de estar tres años detenida en un penal por un evento obstétrico adverso, convertido en un caso policial y luego judicial.

Se empezó leyendo noticias sobre el caso para sensibilizar: casi ninguna de las destinatarias lo conocía. ¿Qué les hacía sentir lo que había vivido la joven tucumana? Si bien Belén era un poco mayor y vivía en “la otra punta del país”, hablar sobre su caso permitía reflexionar sobre cómo eran las relaciones que ellas mantenían con el sistema de salud y cómo se sentían al respecto: sobre quiénes las cuidaban y quienes no, frente al deseo de interrumpir sus embarazos. ¿Habían sentido ellas en alguna de las consultas médicas el peso de los prejuicios y estereotipos de género que habían recaído sobre Belén? ¿De qué se trataba esa incomodidad y malestar que varias de ellas también relataban sentir en el marco de su relacionamiento con el sistema de salud, principalmente cuando acudían al hospital? ¿Ese dolor era justo?

La actividad avanzó identificando quienes habían sido las personas que habían cuidado a Belén y quienes no, para pasar a identificar “quiénes nos cuidan y quiénes no” en nuestras vidas cotidianas siendo mujeres. Identificado el Centro de Atención Primaria a la Salud (CAPS) del barrio por algunas de las destinatarias, como un lugar seguro y dónde muchas veces se sentían a gusto, se invitó a la directora de dicho Centro para conversar sobre sus derechos sexuales y reproductivos y el acceso al aborto. Esto último, no solo para proveer información rigurosa sobre sus derechos y la práctica, con la que muchas de las destinatarias no contaban, sino también con el objetivo de fortalecer aquel vínculo de las jóvenes con el CAPS.

Formas de embarcar en un “viaje emocional”

Como se desprende de las actividades analizadas, gran parte del trabajo en los talleres era poder identificarse con experiencias de violencia, daño y discriminación que enfrentaban otras jóvenes. Reconocerlas, identificarse y reaccionar afectivamente ante esas experiencias. Hacerlo, para las trabajadoras, constituía una forma de conocer el mundo. Si las destinatarias se identificaban con esos dolores y lograban molestarse, indignarse con ellos, podrían empezar a leer sus experiencias cotidianas bajo otro lente, uno que les permitiese ver que lo que les duele, lo que sienten que no está bien, no solo no es natural, sino que puede transformarse. Siguiendo el planteo de Ahmed (2015)AHMED, Sara. [2004] 2015. La política cultural de las emociones. 1a ed. Ciudad de México: Programa Universitario de Estudios de Género - UNAM. 366 p.:

el dolor y la indignación cobran vida mediante el asombro, pues éste nos ayuda a darnos cuenta de que lo que duele y lo que causa dolor, y lo que sentimos que está mal, no es necesario, y puede deshacerse así como hacerse. El asombro inyecta energía a la esperanza de transformación y a la voluntad para la acción política (p. 274).

Sin embargo, como Ahmed (2015)AHMED, Sara. [2004] 2015. La política cultural de las emociones. 1a ed. Ciudad de México: Programa Universitario de Estudios de Género - UNAM. 366 p. también alerta, la indignación y el asombro ante la opresión están mediados, no se dan de manera inmediata. En este sentido, la apuesta de llevar emociones como el dolor hacia el ámbito público, hacia un taller con otras mujeres, no necesariamente lograba los objetivos que las trabajadoras se proponían. Las destinatarias iban a los talleres, se implicaban en las actividades propuestas y compartían dolores, temores y angustias. Por ejemplo, podían despotricar contra los controles y los malos tratos de sus novios. También mostrar hartazgo frente a intereses románticos como había sucedido en un taller en La Primavera, dónde Zamira, una de las jóvenes, mencionó que ella quería conversar sobre la “dependencia emocional”. Como nos compartiría, este interés emergió luego de un desengaño amoroso con un joven que le gustaba. La había pasado tan mal que “no quería comer, no quería hacer nada”, solo estaba pendiente de cómo él estaba. A pesar de esta voluntad de conversar sobre estas emociones, las jóvenes parecían no necesariamente embarcarse en el “viaje emocional” de la indignación feminista (Ahmed, 2015AHMED, Sara. [2004] 2015. La política cultural de las emociones. 1a ed. Ciudad de México: Programa Universitario de Estudios de Género - UNAM. 366 p.). Viaje que involucra una determinada lectura del mundo. Aquella que alerta que la jerarquía de género se articula con otras relaciones de poder, regulando cuerpos y espacios.

Las destinatarias desplegaban en los talleres toda una gamas de repertorios afectivos - nervios, broncas, miedos, agobio, depresión y esperanzas y que muchas veces compartían territorio con bromas y risas. Varias de las jóvenes compartían estar desbordadas de nervios porque debían ocultarles a sus novios detalles de los trabajos informales que conseguían en talleres y negocios como maxi quioscos y que ellos desaprobaban. También los nervios aparecían desbordando cuando para ir a visitarlos a los penales donde estaban detenidos, debían mentirles a sus padres y madres o cuando les tocaba ir a declarar en juicios en los que no estaban cien por ciento seguras de lo que estaban haciendo y diciendo. Pero esos nervios y malestares también se tramaban con esperanzas. A pesar del agotamiento que a muchas les generaban todo esto, terminar con los noviazgos no necesariamente era algo que consideraban “en serio”. Que los novios se “hicieran cargo” de ellas y a veces de sus hijes en términos afectivos y económicos, era algo que valoraban y les causaba orgullo. De hecho, fantaseaban sobre lo que podrían construir en un mundo adverso. En esas fantasías, las relaciones íntimas con sus novios, aparecían como una promesa afectiva que les permitía imaginar una “buena vida” (Berlant, 2011BERLANT, Lauren. 2011. El optimismo cruel. 1a ed. Buenos Aires: Caja Negra. 472 p.). Esa proyección presente y futura de las relaciones íntimas con sus novios, pero también con sus hijes, alimentaba muchas veces la expectativa de seguir, a pesar de las adversidades. Esas jóvenes que iban a los talleres todas las semanas o de manera intermitente, deseaban construir alguna forma de “autonomía”, que es restringida y frágil y en donde esperanza y desesperación se conjugan, exponiéndolas a nuevos riesgos. En los relatos y prácticas de las jóvenes tanto la maternidad como la construcción de parejas heterosexuales pueden ser leídas como una fuente de acción (Gaitán, 2017GAITÁN, Ana Cecilia. 2017. Juventud y maternidad en el barrio. Etnografía de las negociaciones de sentidos y prácticas en la implementación de políticas sociales en el conurbano bonaerense. Tesis de doctorado. Universidad de Buenos Aires.; Llobet y Milanich, 2014LLOBET, Valeria y MILANICH, Nara. 2014. “La maternidad y las mujeres de sectores populares en las Transferencias Condicionadas de Ingresos: un aporte al debate sobre el cuidado y las relaciones de género”. Zona Franca. Diciembre 2014. Nº 23, p. 58-69.; Kunin, 2019KUNIN, Johana. 2019. El poder del cuidado: Mujeres y agencia en la pampa sojera argentina. Tesis de Doctorado. Convenio de Co-Tutela IDAES/UNSAM - EHESS.) y no solo de opresión como parecía derivarse del discurso de las trabajadoras y de las actividades desarrolladas. En sintonía con investigaciones propias (Gaitán, 2017GAITÁN, Ana Cecilia. 2017. Juventud y maternidad en el barrio. Etnografía de las negociaciones de sentidos y prácticas en la implementación de políticas sociales en el conurbano bonaerense. Tesis de doctorado. Universidad de Buenos Aires.) y de otras colegas (Silba, 2015SILBA, Malvina. 2015. “Reproducir y transgredir el mandato de género: experiencias cotidianas en un grupo de mujeres jóvenes y pobres del Conurbano Bonaerense”. Revista Kairós. Noviembre 2015. Vol. 19, nº 36, p.1 -26.) que también han focalizado en la intersección pobreza-juventud-género en barrios vulnerables en el conurbano bonaerense, las destinatarias construyen una forma de autonomía más bien relacional (Mackenzie and Stoljar, 2000MACKENZIE, Catriona y STOLJAR, Natalie (ed.) 2000. Relational Autonomy: Feminist Perspectives on Autonomy, Agency, and the Social Self. Oxford: Oxford University Press. 314 p.) y que se apoya en vínculos que los programas y sus trabajadoras muchas veces cuestionan. Esta construcción de autonomía supone una forma de agenciamiento en un marco de relaciones de subordinación específicas y que no necesariamente desafía las normas de género (Mahmood, 2001MAHMOOD, Saba. 2001. “Feminist theory, embodiment, and the docile agent: some reflections on the Egyptian Islamic revival”. Cultural anthropology. May 2001. Vol. 16, Nº 2, p. 202-236.).

Cierre: construir nuevas preguntas y delinear nuevos recorridos

Este artículo se centró en explorar la dimensión afectiva implicada en los procesos participativos orquestados por iniciativas estatales de inclusión social juvenil en la provincia de Buenos Aires. Más precisamente, en cómo las emociones se hacían presentes y en lo que producían en el marco de talleres pensados para que participen jóvenes mujeres y que se encontraban orientados a trabajar con ellas en la construcción de “proyectos de vida” “autónomos” y libres de violencias.

Tal como se desprende de las actividades analizadas, estos espacios que adoptaban el formato de taller, compartían el estar organizados en torno a repertorios afectivos, vinculados principalmente al dolor, el malestar, la indignación y la solidaridad. Compartir lo que les molestaba, lo que les dolía, hablar de ello con otras, aparecía como una condición para la conformación de un nosotras construido a partir de historias que molestan y generan algún dolor. Las trabajadoras esperaban que a través de un trabajo afectivo conjunto, las jóvenes construyeran “otra mirada” sobre ellas mismas y les otres. Que lograran abrir líneas de comunicación entre sí en la que los patrones normativos de género se vieran interrogados, a la vez que, iniciaran transformaciones en sus vínculos que les permitiesen construir “proyectos de vida” libres de violencias de género. Así, el despliegue de repertorios afectivos en el marco de estas propuestas de participación puede ser comprendido como parte de una “pedagogía de la autonomía” (Gaitán, 2017GAITÁN, Ana Cecilia. 2017. Juventud y maternidad en el barrio. Etnografía de las negociaciones de sentidos y prácticas en la implementación de políticas sociales en el conurbano bonaerense. Tesis de doctorado. Universidad de Buenos Aires.) pero también como un ejercicio de gobierno del género. Es decir, como un ejercicio de poder capaz de estructurar el campo de acción de les otres que, a su vez, actúan y configuran un campo de respuestas y reacciones (Foucault, 2003FOUCAULT, Michael. 2003. “The subject and the power”. In: RABINOW, P. y ROSE, N. (ed.). The essential Foucault. New York: The New Press. 496 p.; Rose, 1999ROSE, Nikolas. 1999. Governing the soul: the shaping of the private self. New York: Free Association Books. 352 p.). En efecto, esta labor afectiva orientada a redefinir las identidades de las jóvenes y sus modos de leer y relacionarse con el mundo, presentaban tensiones y dificultades. Las jóvenes no necesariamente se implicaban en la transformación afectiva esperada y muchas veces, incluso, la cuestionaban y/o abandonaban los espacios. Estas tensiones y dificultades constituyen una invitación a continuar explorando con mayor detenimiento al menos tres cuestiones.

En primer lugar, cómo estas iniciativas destinadas a la inclusión social juvenil y donde se producen procesos de participación política, recuperan las demandas de los feminismos y sus legados, incluso cuando no está contemplado en sus lineamientos formales. Legados no solo respecto de cómo el género en tanto relación desigual de poder impone restricciones a los cuerpos y a los espacios, condicionando decisiones y relacionamientos, sino también, sobre la politicidad de los modos de sentir y la necesidad de alterar la configuración afectiva - contingente e injusta - para generar otras posibles y capaces de desafiar la opresión patriarcal (Macón, 2020MACÓN, Cecilia. 2020. “Rebeliones feministas contra la configuración afectiva patriarcal: un relato posible para la agencia”. Revista Heterotopias. Junio 2020. Vol. 3, n. 5, p. 1-19.). Esta exploración implica también colocar la pregunta por las percepciones y los sentires de las trabajadoras frente a las (im)posibilidades de su apuesta en torno a identificar, colectivizar y contextualizar los malestares y las violencias en un orden social y político que las condiciona y produce.

En segunda instancia, continuar explorando cómo las jóvenes mujeres de sectores populares urbanos reaccionan a la propuesta de los feminismos de revisar y transformar las dimensiones de la vida cotidiana y las formas de sentir y a su aspiración de construir colectividades en torno a heridas compartidas. Esto parece central en un contexto global en el que, a la par que los feminismos y los movimientos LGBTI+ se vuelven más populares, los sectores conservadores se afianzan. Esta exploración no sólo aportaría al campo de estudios sociales sobre los afectos y las emociones en Latinoamérica, el cual, como destacan Solana y Vacarezza (2020)SOLANA, Mariela y VACAREZZA, Nayla Luz. 2020. “Sentimientos feministas”. Revista Estudos Feministas. Agosto 2020. Vol. 28, nº 2, p.1-15., ha venido creciendo significativamente en los últimos diez años, sino también, al área de estudios en torno a la participación política de las mujeres y disidencias jóvenes y sus formas de regulación. Área que aparece poco explorada a nivel local, incluso a pesar de que en el país existe un campo consolidado de estudios sobre juventudes que ha abordado con trabajos muy significativos la relación entre juventudes y prácticas políticas. Relación que, producto de los límites y los problemas analíticos que construye la definición y el recorte empírico de la participación política juvenil en dicho campo, han desatendido los procesos de participación institucional de jóvenes y que esta ponencia explora.

Por último, cómo se construyen las relaciones que las jóvenes mujeres de sectores populares urbanos mantienen con las violencias estructurales que experimentan a diario de manera simultánea e interrelacionada: cómo las significan y sienten. Hilvanar estas violencias supone algo que los programas estatales a veces parecen descuidar un poco y que es vincular la violencia de género con otras formas de violencia que la posibilitan. También supone correr el foco de su definición doméstica y concentrada en el vínculo con sus novios, para comprenderla en su relación con otras violencias como las económicas, laborales e institucionales (Gago, 2019GAGO, Verónica. 2019. La potencia feminista: o el deseo de cambiarlo todo. 1a ed. Buenos Aires: Tinta Limón. 256 p.: 67). Cómo se presenta esta red de violencias en las vidas de las destinatarias pareciera no ser obvia para los programas estatales estudiados, pero tampoco para las ciencias sociales. Mucho menos, la forma en que las jóvenes sienten esas violencias. Lejos de ser fenómenos universales, las emociones son experiencias corporales situadas, inseparables de sus contextos sociales y políticos. Por lo tanto, parece interesante e imprescindible profundizar el acercamiento a las formas concretas en que aquellas jóvenes experimentan el dolor y la vulnerabilidad. Un acercamiento centrado en sus cuerpos en tanto territorio, trayectoria y experiencia, como espacio concreto donde se constatan los efectos cotidianos de las violencias, pero también las emancipaciones (Gago, 2019GAGO, Verónica. 2019. La potencia feminista: o el deseo de cambiarlo todo. 1a ed. Buenos Aires: Tinta Limón. 256 p.; Cabnal, 2019CABNAL, Lorena. 2019. “El relato de las violencias desde mi territorio cuerpo-tierra”. In: LEYVA SOLANO, X. y ICAZA, R. (coord.). En tiempos de muerte: Cuerpos, rebeldías, resistencia. 1a de. Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. 432 p.). También profundizar sobre aquellos vínculos, objetos, espacios, aspiraciones y fantasías que, en contextos de violencias y vulnerabilidades cruzadas, les resultan significativas.

  • 1
    Utilizo comillas para introducir la voz nativa y términos propios de las sujetas de investigación. Estas introducciones se producen a través de pasajes de entrevistas y registros de campo. También las utilizo para relativizar determinados términos o indicar su polisemia.
  • 2
    Utilizo el lenguaje inclusivo a partir del uso de la letra “e”para expresar la diversidad y complejidad de las relaciones sociales e identidades y cuestionar el binarismo con el que han sido pensadas. En cuanto a las destinatarias y trabajadoras del programa, interlocutoras directas de ambas investigaciones, me refiero a ellas como mujeres, en tanto se autopercibían como mujeres cisgénero.
  • 3
    Al igual que otras intervenciones de las iniciativas de inclusión social analizadas, estos talleres solían montarse sobre estructuras de sexo-género binarias y cisnormadas, estableciendo un determinado “cuerpo legítimo” sobre el cual normalizar el deseo y las configuraciones de las identidades genéricas y sexuales (Elizalde, 2009ELIZALDE, Silvia. 2009. “Normalizar, ante todo. Ideologías prácticas sobre la identidad sexual y de género de los/as jóvenes en la dinámica de las instituciones orientadas a la juventud”. Revista Argentina de Estudios de Juventud. Septiembre 2009. Vol. 1, nº 1, p.1-11.). Esta aproximación heteronormativa era poco problematizada por les trabajadores.
  • 4
    Existen a nivel local un conjunto de producciones que han explorado desde una perspectiva de género, la participación de mujeres dentro de movimientos sociales y piqueteros y que constituyen antecedentes de esta investigación. Dichas producciones han explorado las tensiones y los límites que emergen cuando las mujeres de estos movimientos comienzan a participar de espacios pensados exclusivamente para ellas y donde la apuesta en gran parte es comenzar a leer en términos de género la vida cotidiana. Estos trabajos se han centrado en esos procesos participativos, echando luz sobre cómo la “experiencia común” de formación y la toma de la palabra supone una dimensión corporal específica (Espinosa, 2011ESPINOSA, Cecilia. 2011. “‘Cansadas de ceder’: sentidos de la politización del género en el Espacio de Mujeres de un movimiento piquetero”. (Con)textos: revista d’antropologia i investigació social. Març del 2011. Nº 5, p. 46-61.; Espinosa, 2013ESPINOSA, Cecilia. 2013a. “Cuerpo y política: acerca de la palabra como técnica corporal”. Avá: Revista de Antropología. Nº 22, p. 191-208.), cómo también la participación habilita la visibilización de problemáticas como la violencia de género, el aborto, la anticoncepción y la introducción de preguntas y cuestionamientos respecto de la maternidad como destino inapelable (Cross y Partenio, 2008), entre otras cuestiones. Así, traen discusiones significativas en torno a las tensiones de habitar espacios colectivos pensados específicamente para mujeres en organizaciones sociales más amplias que no necesariamente son feministas ni exclusivamente de mujeres. Operan como disparadores para las reflexiones que aquí se proponen respecto de las contradicciones, los afectos, las resistencias y los efectos regulatorios presentes en los talleres analizados en este artículo.
  • 5
    Esta investigación se desarrolla en el marco de un Proyecto PICT Joven de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación que se encuentra bajo mi dirección.
  • 6
    En el caso de Morón, las Casas de las Juventudes dependen de la Dirección de Políticas de niñez y juventud local. En General San Martín, los Centros Juveniles funcionan bajo la órbita de la Dirección de Juventudes del municipio.
  • 7
    Como se aborda en trabajos previos (Gaitán, 2017GAITÁN, Ana Cecilia. 2017. Juventud y maternidad en el barrio. Etnografía de las negociaciones de sentidos y prácticas en la implementación de políticas sociales en el conurbano bonaerense. Tesis de doctorado. Universidad de Buenos Aires.) muches de les trabajadores encargades de llevar adelante estas iniciativas de inclusión social, relacionaban su incorporación a los equipos de trabajo y su implicación con las tareas, con incursiones en espacios de militancia ligados al espectro nacional popular, a la izquierda y a movimientos sociales e incluso, a experiencias comunitarias religiosas, asociadas al accionar de iglesias y parroquias.
  • 8
    En el 2023 el taller “mate con las pibas” de la Casa de las Juventudes de La Primavera, dejó de ser exclusivamente para mujeres cis y comenzó a convocar a diversidades. Esto respondió a la decisión de una de las trabajadoras encargadas de coordinar el taller. Como ella lo mencionó en el marco de una conversación informal, dicha decisión se vinculaba por un lado, a visibilizar la existencia de esas “diversidades” entre les destinataries que asisten a la Casa. Por el otro, lo encontraba necesario frente a las resistencias que presentaban las jóvenes mujeres cis que participaban del taller a su propuesta de abrirlo y que dejara de ser solo de mujeres (Registro de campo, 05/06/2023). Sobre esto aún no he indagado en profundidad, debido a que es una decisión reciente.
  • 9
    En Argentina en el año 2016 el aborto se encontraba tipificado por el Código Penal como un delito contra la vida y las personas. Solo se reconocían como no punibles cuando se encontraba en peligro la vida o salud de la mujer gestante, o cuando el embarazo provenía de una relación sexual no consentida. A pesar de ello, muchas mujeres en dichas circunstancias no lograban acceder a un aborto legal y seguro en los servicios públicos de salud. Esto porque, debido al desconocimiento de los permisos de la ley penal, al temor a persecuciones criminales o a la objeción de conciencia, muches profesionales exigían autorización judicial para proceder con la interrupción del embarazo. En diciembre de 2020, se legalizó la interrupción voluntaria del embarazo en las primeras 14 semanas de gestación.

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Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    11 Dic 2023
  • Fecha del número
    2023

Histórico

  • Recibido
    04 Jul 2023
  • Acepto
    10 Oct 2023
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