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Siento que todo lo hago mal. Malabarismos de las madres trabajadoras en pandemia

I feel like I'm doing everything wrong. Juggling working mothers in pandemics

Sinto que estou fazendo tudo errado. O malabarismo das mães trabalhadoras na pandemia

Resumen:

El objetivo de este artículo es analizar las experiencias de madres trabajadoras en la organización del cuidado de sus hijos e hijas durante las semanas de confinamiento obligatorio provocado por la pandemia del covid-19, entre marzo y mayo de 2020. Se trata de una investigación cualitativa realizada en Zaragoza, España, con entrevistas semiestructuradas a 16 madres trabajadoras, españolas y extranjeras, con hijos e hijas menores de 12 años a cargo, y que vivían en pareja o solas. Los resultados muestran que la pandemia y el confinamiento provocaron desequilibrios en los hogares en cuanto la atención a la crianza infantil, debido principalmente al cierre de los servicios de atención a la infancia, la reconfiguración del trabajo asalariado y la ausencia de redes de apoyo. Esta situación les obligó a poner en marcha nuevos arreglos domésticos que supusieron una sobrecarga de trabajo para las madres.

Palabras clave:
Género; Maternidad; Conciliación; Trabajo de cuidados, Covid-19

Abstract:

This article aims to analyse the experiences of working mothers in organising the care of their children during the weeks of mandatory confinement caused by the covid-19 pandemic between March and May 2020. This qualitative research was conducted in Zaragoza, Spain, with semi-structured interviews with 16 working Spanish and foreign mothers raising children under 12 in partnership or as a single parent. The results show that the pandemic and confinement caused household imbalances in terms of childcare, mainly due to the closure of childcare services, the reconfiguration of paid work, and the absence of support networks. This situation forced them to put in place new domestic arrangements that meant an overload of work for mothers.

Keywords:
Gender; Motherhood; Work-life balance; Care work; Covid-19

Resumo:

O objetivo deste artigo é analisar as experiências de mães trabalhadoras na organização do cuidado dos seus filhos durante as semanas de confinamento obrigatório causadas pela pandemia de covid-19, entre março e maio de 2020. Trata-se de uma investigação qualitativa realizada em Saragoça, Espanha, com entrevistas semiestruturadas a 16 mães trabalhadoras, espanholas e estrangeiras, com filhos menores de 12 anos a seu cargo, e que vivem em casal ou sozinhas. Os resultados mostram que a pandemia e o confinamento provocaram desequilíbrios nos agregados familiares em termos de cuidados infantis, principalmente devido ao encerramento de serviços de acolhimento de crianças, à reconfiguração do trabalho assalariado e à ausência de redes de apoio. Esta situação obrigou-os a criar novos arranjos domésticos que resultaram numa sobrecarga de trabalho para as mães.

Palavras-chave:
Gênero; Maternidade; Equilíbrio trabalho-vida; Trabalho de cuidados; Covid-19

1. Introducción

La crisis sociosanitaria provocada por la pandemia del covid-19 supuso la declaración del Estado de Alarma, que restringió la movilidad general de la población, salvo algunas excepciones1 1 Podemos señalar entre otras, la compra de alimentos o productos de primera necesidad, el regreso al domicilio habitual, el cuidado de mayores y/o menores o el acceso a servicios sanitarios. . Así, la mayor parte de la población española quedó confinada desde el día 14 de marzo hasta el 21 de junio de 2020. Una de las primeras medidas fue la suspensión de todas aquellas actividades profesionales que no fueran consideradas esenciales, lo que conllevó el cierre de centros de atención a la infancia y la dependencia, entre otros.

A nivel laboral, la pandemia tuvo tres grandes efectos en la población: 1) la pérdida del empleo o la implementación del Expediente de Regulación Temporal del Empleo -ERTE2 2 Medida del Gobierno de España, impulsada en marzo de 2020, por la cual se suspendían o reducían los contratos de trabajo. Los y las trabajadoras pasaban entonces a cobrar cuota de desempleo, sin perder el empleo y cobrando una cantidad económica a final de mes. - completo o parcial; 2) el reconocimiento de ciertos empleos como esenciales, y, por lo tanto, la obligación de acudir presencialmente a los centros de trabajo; y 3) la implementación del teletrabajo. El Estado de Alarma, el confinamiento y la reestructuración del trabajo productivo dificultaron las dinámicas de muchas familias con menores a cargo. Hasta el mes de julio, las guarderías públicas y privadas permanecieron cerradas, y los colegios no retomaron las clases presenciales hasta septiembre de 2020, lo que derivó en dificultades cada vez mayores para las familias. A partir de entonces, el debate en torno a la incompatibilidad entre el actual modelo de producción y el trabajo reproductivo se ha retomado.

El confinamiento confirmó los problemas de conciliación que se vivían en España y que desde hace más de dos décadas diferentes autoras y autores han señalado (Marta SEIZ et al. 2019SEIZ, Marta; GONZÁLEZ, María José; JURADO-GUERRERO, Teresa; LAPUERTA, Irene; MARTÍN-GARCÍA, Teresa. “Non-normative Couples in Spain: Mothers' Career Commitment, Fathers' Work Arrangements, and Egalitarian Ideology”. In: GRUNOW, Daniela; EVERTSSON, Marie (Eds.). New Parents in Europe. Work-Care Practices, Gender Norms and Family Policies. UK: Edward Elgar Publishing, 2019. p. 169-186.). Las medidas de conciliación impulsadas desde el ámbito púbico se han revelado como insuficientes, dado que las tareas de cuidados todavía se apoyan principalmente en las madres y en arreglos familiares individuales, en los que las abuelas y los abuelos y otros familiares ocupan un rol significativo (Gerardo MEIL; Jesús ROGERO-GARCÍA, 2014MEIL, Gerardo; ROGERO-GARCÍA, Jesús. “Abuelas y abuelos y padres varones en el cuidado de la infancia”. Cuadernos de Relaciones Laborales, v. 32, n. 1, p. 49-67, 2014.), pero que siguen sosteniéndose en las madres. Ese reparto desigual en las tareas de cuidado tiene que ver con un modelo de maternidad muy diferente al de paternidad y que coloca a las madres como las principales responsables de la crianza (Sharon HAYS, 1996HAYS, Sharon. The Cultural Contradictions of Motherhood. New Haven: Yale University Press, 1996.; Linda ENNIS, 2014ENNIS, Linda. Intensive Mothering: The Cultural Contradictions of Modern Motherhood. Toronto: Demeter Press, 2014.).

Los objetivos generales de nuestra investigación han sido averiguar la organización de los cuidados de menores durante el confinamiento, identificar las estrategias de las madres para conciliar trabajo y familia y conocer los cambios que se han llevado a cabo dentro de los hogares en cuanto al reparto de las tareas de cuidado y crianza. Para ello, hemos realizado un trabajo cualitativo con entrevistas en profundidad a madres trabajadoras que mantuvieron sus empleos de manera presencial o a distancia.

Este texto se estructura en cuatro apartados. En el primero, presentamos un acercamiento teórico al tema de la conciliación, la relación directa que tiene con el ideal de maternidad intensiva, que entiende que las madres deben ser las cuidadoras principales, y su complejidad en el contexto del covid-19. En el segundo, exponemos la metodología utilizada en esta investigación. En el tercero, presentamos los resultados de nuestro análisis, destacando las formas en que las familias enfrentaron el reto de cuidar y trabajar en estos tiempos de pandemia. Finalmente, en el cuarto, exponemos las conclusiones que hemos podido extraer de nuestra investigación.

2. Maternidad y conciliación: apuntes teóricos

Los cuidados, definidos como todas aquellas actividades que regeneran cotidiana y generacionalmente el bienestar físico y emocional de las personas (Amaia PÉREZ OROZCO, 2006PÉREZ OROZCO, Amaia. “Amenaza tormenta. La crisis de los cuidados y la reorganización del sistema económico”. Revista de Economía Crítica, n. 5, p. 7-37, 2006.) han sido asignados históricamente como tarea y responsabilidad específica de las mujeres, en concreto, de las madres. La maternidad, así como las prácticas asociadas a esta, se han construido con base en los discursos de tipo esencialistas y biologicistas, que relacionan a las mujeres con las tareas de cuidado infantil, específicamente a través de la naturalización del instinto y amor maternal (Elisabet BADINTER, 2011BADINTER, Elisabet. La mujer y la madre. Un libro polémico sobre la maternidad como nueva forma de esclavitud. Madrid: La esfera de los libros, 2011.; Catherine BODENDORFER, 2015BODENDORFER, Catherine. “The Myth of Choice in Intensive Mothering”. Studies in the Maternal, v. 7, n. 1, p. 1-4, 2015.; Andrea O´REILLY, 2016O´REILLY, Andrea. “We need to talk about patriarchal motherhood: essentialization, naturalization and idealization in Lionel Shriver´s We Need to Talk about Kevin”. Journal of the Motherhood Initiative for Research and Community Involvement, v. 7, n. 1, p. 64-81, 2016.; Yomeylis TORRES, 2020TORRES, Yorneylis. “La Maternidad como ideal femenino: desde lo dominante, lo residual y lo emergente”. Perspectivas Revista de Ciencias Sociales, v. 5, n. 9, p. 32-50, 2020.). Dentro del modelo de bienestar familista/ mediterráneo español (Gøsta ESPING-ANDERSEN, 1990ESPING-ANDERSEN, Gøsta. Three Worlds of Welfare Capitalism. Cambridge: Polity Press, 1990.) el cuidado de menores se entiende como una cuestión que deben asumir las familias con sus propios medios. Esta concepción de los cuidados y la atención infantil afecta a las madres, quienes se perfilan como las principales cuidadoras, incluso si se encuentran insertas en el mercado laboral (Paco ABRIL et al., 2015ABRIL, Paco; BOTIA, Carmen; DOMÍNGUEZ, Marta; GONZÁLEZ, María José; JURADO, Teresa; LAPUERTA, Irene; MARTÍN GARCÍA, Teresa; MONFERRER, Jordi; SEIZ PUYUELO, Marta. “Ideales igualitarios y planes tradicionales: análisis de parejas primerizas en España”. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, n. 150, p. 3-22, 2015. Disponible en http://hdl.handle.net/10261/205912.
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; Juan FERNÁNDEZ; Constanza TOBÍO, 2019FERNÁNDEZ, Juan; TOBÍO, Constanza. “Mujeres: entre el salario y el cuidado”. ICE, Revista de Economía, n. 908, p. 99-118, 2019.).

En la actualidad, y a pesar de algunos cambios sociales sobre las parentalidades -maternidad y paternidad- (Paloma FERNÁNDEZ; Mercedes BOGINO, 2019FERNÁNDEZ, Paloma; BOGINO, Mercedes. “Paradojas de género: mujeres que declinan la maternidad y padres que reclaman la crianza”. AIBR, revista de Antropología iberoamericana, v. 14, n. 3, p. 491-514, 2019.), sigue prevaleciendo el modelo de maternidad intensiva (HAYS, 1996HAYS, Sharon. The Cultural Contradictions of Motherhood. New Haven: Yale University Press, 1996.; ENNIS, 2014ENNIS, Linda. Intensive Mothering: The Cultural Contradictions of Modern Motherhood. Toronto: Demeter Press, 2014.). Este modelo se centra en las necesidades y el bienestar de los niños y niñas, siempre bajo la responsabilidad principal de la madre biológica. Esto implica su presencia física constante, y se basa en el amor materno ilimitado, persiguiendo como única recompensa el amor mutuo y la satisfacción de ser madre. Es decir, se priorizan las necesidades de sus hijos e hijas, subordinando el resto de los aspectos que configuran su vida, como el trabajo remunerado o el tiempo de autocuidado (Lynn O’BRIEN, 2006O’BRIEN, Lynn. “Conceiving Intensive Mothering”. Journal of the Association for Research on Mothering, v. 8, n. 1-2, p. 96-108, 2006.; O’REILLY, 2016O´REILLY, Andrea. “We need to talk about patriarchal motherhood: essentialization, naturalization and idealization in Lionel Shriver´s We Need to Talk about Kevin”. Journal of the Motherhood Initiative for Research and Community Involvement, v. 7, n. 1, p. 64-81, 2016.).

Si bien la corresponsabilidad en la crianza infantil ha adquirido relevancia en nuestra sociedad, la participación de las madres y los padres en los cuidados continúa siendo desigual. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (2020ESPAÑA. Instituto Nacional de Estadística (INE) (2020). Encuesta de Población Activa (EPA). Ocupados a tiempo parcial por número de hijos. España, UE-27 y UE-28 (% de ocupados de 25 a 54 años). Madrid: Instituto Nacional de Estadística.), en España las mujeres siguen siendo mayormente quienes acceden a jornadas más reducidas para el cuidado de los menores a su cargo. Un 24,3% de mujeres (de 25 a 54 años) empleadas con un hijo trabaja a tiempo parcial frente al 4,1% de hombres. En el caso de tres o más hijos, los porcentajes son 25,1% de mujeres y 4,8% de hombres. Según tipo de hogar, el porcentaje más alto en el año 2020 de ocupados a tiempo parcial en España corresponde en mujeres al hogar de dos adultos con hijos (25,4%) y en hombres a un adulto sin hijos (8,4%). En cuanto a las personas inactivas, es decir, que no buscan empleo, por no poder costear los servicios para el cuidado de los hijos, encontramos un 37,7% de mujeres, frente a un 13,3% de los hombres. En relación a las horas dedicadas a las tareas de cuidados de hombres y mujeres mayores de 18 años, los últimos datos en España provienen del 2016; nos muestran que las mujeres dedican 38 horas semanales frente a las 23 de los hombres en el cuidado de los hijos menores de 12 años, y a cocinar y realizar labores domésticas, serían 20 horas semanales las mujeres frente a las 11 de los hombres.

El modelo de maternidad intensiva continua vigente en nuestra sociedad (ENNIS, 2014ENNIS, Linda. Intensive Mothering: The Cultural Contradictions of Modern Motherhood. Toronto: Demeter Press, 2014.), siendo el pretexto para responsabilizarlas de los cuidados a las mujeres (BODENDORFER, 2015BODENDORFER, Catherine. “The Myth of Choice in Intensive Mothering”. Studies in the Maternal, v. 7, n. 1, p. 1-4, 2015.) y el parámetro para medir el buen hacer de las madres (Susan DOUGLAS; Meredith MICHAELS, 2004DOUGLAS, Susan; MICHAELS, Meredith. The Mommy Myth: The Idealization of Motherhood and How It Has Undermined All Women. New York: Free Press, 2004.; Silvana DARRÉ, 2013DARRÉ, Silvana. Maternidad y tecnologías de género. Buenos Aires: Katz, 2013.. Sin embargo, en la práctica, la realidad es diversa. La situación concreta de los hogares supone diferencias en cuanto a la implicación de las madres en la crianza infantil, por ejemplo: por la condición socioeconómica en la que se encuentra; el trabajo remunerado que ejerce; el tipo de familia que tiene, en pareja o no; las redes de apoyo -formales e informales- con las que cuenta; las edades de los y las menores o las políticas de conciliación, entre otras (Cristina CARRASCO, 2009CARRASCO, Cristina. “Mujeres, sostenibilidad y deuda social”. Revista de educación, n. 1 extraordinario, p. 169-191, 2009.).

Este desajuste entre la idealización de la maternidad y las situaciones concretas de las madres provoca, en ocasiones, sentimientos de culpa por no cumplir con ese parámetro impuesto (María BLÁZQUEZ; María MONTES, 2010BLÁZQUEZ, María; MONTES, María. “Emociones ante la maternidad: de los modelos impuestos a las contestaciones de las mujeres”. Ankulegui, Revista de Antropología Social, n. 14, p. 81-92, 2010.; Benedetta CAPPELLINI et al., 2019CAPPELLINI, Benedetta; HARMAN, Vicki; MARILLI, Alessandra; PARSONS, Elizabeth. “Intensive mothering in hard times: Foucauldian ethical self-formation and cruel optimism”. Journal of Consumer Culture, v. 19, n. 4, p. 469-492, 2019.). En el caso de las madres trabajadoras, la insuficiencia de las medidas de conciliación las lleva a esas jornadas interminables de trabajo y cuidados. Esto, además, se une a la sensación constante de las madres de no estar realmente ni en un sitio ni en el otro, a la culpa de no cumplir con los mandatos de la maternidad, lo que puede llevar a situaciones de depresión a causa de la carga mental del cuidado (Catrina BROWN, 2019BROWN, Catrina. “Speaking of Women’s Depression and the Politics of Emotion”. Affilia, v. 34, n. 2, p. 151-169, 2019.).

Este modelo forma parte de nuestro sistema económico capitalista, y se sostiene a través de políticas de corte neoliberal que fomentan la responsabilidad individual de las familias en el cuidado de los y las menores (ENNIS, 2014ENNIS, Linda. Intensive Mothering: The Cultural Contradictions of Modern Motherhood. Toronto: Demeter Press, 2014.). En los años posteriores a la crisis del 2008, en España, se produjeron toda una serie de recortes en materia de servicios públicos que trasfirieron a los hogares la responsabilidad de la mayoría de estos servicios, especialmente, en lo que se refiere a la atención infantil (Sandra EZQUERRA, 2011EZQUERRA, Sandra. “Crisis de los cuidados y crisis sistémica: la reproducción como pilar de la economía llamada real”. Investigaciones Feministas, v. 2, p. 175-194, 2011. https://doi:10.5209/rev_INFE.2011.v2.38610.
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). De esta cuenta, tenemos un sistema público de cuidados a la infancia que no es suficiente y un sistema privado al que no todas las familias pueden acceder.

En consecuencia, cuidar y trabajar se traduce en una sobrecarga para las familias, con un aumento de desigualdades no sólo de género, sino también de clase, de origen nacional y de capital social (Sandra EZQUERRA; María DE EGUIA HUERTA, 2020EZQUERRA, Sandra; DE EGUIA HUERTA, María. “¿Redistribución de los cuidados? El papel de la familia, el mercado y las políticas públicas en Catalunya”. Política y Sociedad, v. 57, n. 3, p. 769-795, 2020.). Así, a pesar de la incorporación de las mujeres al mercado laboral y del desarrollo legislativo, la conciliación de la familia-trabajo continúa siendo una tarea complicada, que asumen fundamentalmente las mujeres (Paloma MORÉ, 2020MORÉ, Paloma. “Cuidados y crisis del coronavirus: el trabajo invisible que sostiene la vida”. Revista Española de Sociología (RES), v. 29, n. 3, p. 737-745, 2020.).

Estas dificultades para encontrar un equilibrio entre los cuidados y la ocupación laboral se enmarcan en un mercado de trabajo que es cada vez más competitivo, y que exige una gran dedicación y disponibilidad de tiempo, lo cual resulta incompatible con las responsabilidades familiares de cuidados. En España, las políticas de conciliación actuales, lejos de consolidar la corresponsabilidad parental, estatal y social, implican, en realidad, cuidar y trabajar en situación de precariedad (María PAZOS, 2018PAZOS, María. Contra el Patriarcado. Economía feminista para una sociedad justa y sostenible. Pamplona: Katakrak Liburuak, 2018.): tal como muestran los datos estadísticos oficiales, las reducciones de jornada, flexibilidad horaria, intermitencia, y finalmente salida del ámbito del trabajo, son las medidas que siguen tomando las mujeres, porque se antepone la responsabilidad del cuidado y la crianza sobre el trabajo remunerado.

2.1 Quédate en casa, todo irá bien, las madres se encargan de todo.

El confinamiento obligatorio afectó a todos aquellos arreglos domésticos minuciosamente organizados para funcionar en el mundo laboral que incluían guarderías, colegios, abuelas y abuelos, cuidadores/as privadas; para devolverlos a una organización doméstica muy tradicional en la cual la madre resurgió como la principal responsable del bienestar del hogar (Lidia FARRÉ et al., 2020FARRÉ, Lidia; FAWAZ, Yarine; GONZÁLEZ, Libertad; GRAVES, Jennifer. “How the COVID-19 Lockdown Affected Gender Inequality in Paid and Unpaid Work in Spain”. IZA, Institute of Labor Economics, Discussion Papers Series, n. 13434, p. 1-36, 2020.).

Las investigaciones acerca del impacto del confinamiento en las familias con niños y niñas muestran la relevancia que el cuidado adquirió durante la pandemia, las dificultades para mantener las rutinas, seguir el trabajo diario de la escuela, así como para conciliar el trabajo remunerado y el cuidado de los menores (Ilaria BONCORI, 2020BONCORI, Ilaria. “The Never‐ending Shift: A feminist reflection on living and organizing academic lives during the coronavirus pandemic”. Gender Work Organ, v. 27, p. 677-682, 2020.; Sophie HENNEKAM; Yuliya SHYMKO, 2020HENNEKAM, Sophie; SHYMKO, Yuliya. “Coping with the COVID-19 crisis: force majeure and gender performativity”. Gender, Work & Organization, v. 27, n. 5, p. 788-803, 2020. Disponible en https://doi.org/10.1111/gwao.12479.
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). Todos estos estudios hacen referencia a la expectativa generalizada de que debían ser las mujeres quienes se ocuparan de las labores de cuidados, lo que generó problemas y estrategias diversas para atender el trabajo remunerado, y en ocasiones, incluso un descenso de su rendimiento, debido al aumento de las labores de la casa.

Los trabajos de Elisabetta Frontoni (2020FRONTONI, Elisabetta. “Covid-19 and Inequality: A Gender Perspective”. European Journal of Social Sciences, v. 3, n. 2, p. 127-134, 2020.) y Mónica Amilpas (2020AMILPAS, Mónica. “Mujeres, trabajo de cuidados y sobreexplotación desigualdades de género en México durante la pandemia por COVID-19”. Espacio I+D, Innovación más Desarrollo, v. 9, n. 25, p. 99-117, 2020.), entre otros, recogen experiencias de familias estadounidenses, mexicanas, chilenas e italianas con hijos e hijas durante el confinamiento. En ellos se analiza cómo la pandemia incrementó el tiempo dedicado a las labores de cuidado y cómo se agudizó las desigualdades entre hombres y mujeres.

Jessica Calarco, Elizabeth Anderson, Emily Meanwell y Amelia Knopf (2020CALARCO, Jessica; ANDERSON, Elizabeth; MEANWELL, Emily; KNOPF, Amelia. “‘Let´s Not Pretend It´s Fun’: How COVID-19 related School and Childcare Closures are Damaging Mother´s Well-being”. SocArXiv, v. 4, 2020. Disponible en https://doi.org/10.31235/osf.io/jyvk4.
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) muestran un aumento del estrés, ansiedad y la frustración en las mujeres ante el incremento de los cuidados en los hogares, ya de por sí elevado. En su investigación, estas autoras señalan la gran diferencia entre las madres trabajadoras con presiones laborales y aquellas mujeres que tenían menos apremio en sus trabajos o incluso que perdieron el trabajo. Esta obra es interesante porque plantea que los efectos negativos en el bienestar de las madres, relacionados con el aumento del tiempo de cuidado, se vincula a las condiciones en las que este trabajo se desempeña. Al mismo tiempo, se insiste en las grandes incompatibilidades entre las exigencias del mercado de trabajo y los requerimientos de la crianza infantil.

Por su parte, Éva Fodor, Anikó Gregor, Júlia Koltai y Eszter Kováts (2020FODOR, Éva; GREGOR, Anikó; KOLTAI, Júlia; KOVÁTS, Eszter. “The impact of COVID-19 on the gender division of childcare work in Hungary”. European Societies, v. 23, n. 1, p. 95-110, 2020.), a partir de un estudio cuantitativo en Hungría con familias de clase media, altamente formadas y que viven en ciudades, señalan que durante la pandemia aumentó la implicación de los hombres en las tareas de cuidado y crianza infantil, de hecho, se registró un incremento del 35%, similar al de las mujeres. Sin embargo, esa participación no ha sido suficiente para combatir la brecha de género de los cuidados, debido a que antes de la pandemia las mujeres ya dedicaban más tiempo que los hombres. Resultados similares han encontrado Daniela Del Boca, Noemí Oggero, Paola Profeta y María Rossi (2020DEL BOCA, Daniela; OGGERO, Noemi; PROFETA, Paola; ROSSI, María. “Women’s work, housework and childcare, before and during Covid-19”. Review of Economic of the Household, v. 18, p. 1001-1017, 2020.) en su estudio cuantitativo con familias italianas, donde han analizado el efecto del covid-19 en los arreglos laborales, las tareas del hogar y el cuidado de los y las niñas de las parejas donde ambos miembros trabajan. Las autoras señalan que, a partir de la pandemia, la carga de trabajo adicional y las actividades domésticas recayeron en las mujeres, mientras que las labores de cuidado infantil se compartieron más equitativamente dentro de la pareja.

Una mención aparte merece las familias monoparentales, en las cuales la gestión del tiempo es más compleja al haber un solo adulto al frente de la unidad familiar (Elisabet ALMEDA; Dino DI NELLA, 2011ALMEDA, Elisabet; DI NELLA, Dino. Las familias monoparentales a debate. Barcelona: Copalqui Editorial, 2011.). Rossana Hertz, Jane Mattes y Alexandría Shook (2020HERTZ, Rossana; MATTES, Jane; SHOOK, Alexandría. “When Paid Work Invades the Family: Single Mothers in the covid-19 Pandemic”. Journal of Family Issues, v. 42, n. 9, p. 2019-2045, 2020. Disponible en https://doi.org/10.1177/0192513X20961420.
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) explican las grandes dificultades que atravesaron estos hogares que ya con anterioridad tenían total dependencia de la red informal de apoyo (social o familiar) para diversas actividades del día a día y, por supuesto, del apoyo educativo institucional.

Para el caso español, destacamos los estudios de Cecilia Serrano (2020SERRANO, Cecilia. “Impacto emocional y crianza de menores de cuatro años durante el COVID-19”. Perifèria, revista de recerca i formació en antropologia, v. 25, n. 2, p. 74-87, 2020.; 2021SERRANO, Cecilia. “COVID-19 y vivienda. Experiencias de familias confinadas con menores de cuatro años en el hogar”. EHQUIDAD. Revista Internacional De Políticas De Bienestar y Trabajo Social, n. 15, p. 27-46, 2021.), que se centran en el impacto emocional en los niños y niñas menores de 4 años durante el confinamiento en España. En su estudio, revela que para las y los menores, el confinamiento no supuso un impacto negativo en su desarrollo social. No obstante, hace hincapié en la intensidad de los cuidados durante ese período, cuando los padres y madres estaban a disposición de sus criaturas las 24 horas de día. De esta cuenta, la exigencia del cuidado se hace incompatible con rutinas laborales en casa o fuera de ella, provocando estrés y ansiedad, principalmente en las madres. En suma, toda esta importante producción científica muestra la compleja realidad que vivieron las familias y, en concreto, destaca el gran reto que supuso la conciliación en la situación de pandemia generalizada.

3. Metodología

Este artículo forma parte de una investigación cualitativa realizada en Zaragoza, España. Examinamos los resultados obtenidos a partir de la realización de 16 entrevistas semiestructuradas a madres trabajadoras que continuaron asistiendo a sus lugares de trabajo o teletrabajaron, incluyendo a quienes tuvieron un ERTE parcial.

El trabajo de campo se realizó entre los meses de abril y octubre de 2020 en el periodo considerado como el auge de la pandemia. El contacto con las participantes lo realizamos en un primer momento a través de las redes sociales principales de las investigadoras. Posteriormente, empleamos la técnica de muestreo no probabilístico de la bola de nieve, en la que se entrevistaba a una persona y ésta contactaba con otra que pudiera estar interesada, y así sucesivamente. Esta técnica se ha desvelado como eficiente y efectiva en varios estudios cualitativos y exploratorios, y permite el acceso a colectivos difíciles de contactar (Rowland ATKINSON; John FLINT, 2001ATKINSON, Rowland; FLINT, John. “Accessing hidden and hard-to-reach populations: Snowball research strategies”. Social research update, v. 33, n. 1, p. 1-4, 2001.). En algunos casos, las mujeres no pudieron finalmente participar por falta de tiempo y cansancio acumulado. Algunas de ellas, trabajadoras de los servicios sanitarios o de atención a la dependencia, relataron que los altos niveles de trabajo y estrés, así como la imposibilidad de compatibilizar el trabajo remunerado con la atención a sus hijos e hijas, les impedía realizar una entrevista.

La elección de las madres participantes se realizó con base en los siguientes criterios:

  1. Residentes en Zaragoza.

  2. Con trabajo remunerado activo: modalidad presencial o virtual.

  3. Con hijos e hijas entre 0 y 12 años de edad3 3 Se eligió este rango edad porque, antes de los 12 años, la dependencia es mayor y requiere mayor atención y cuidado. .

Las entrevistas tuvieron una duración aproximada de 60 minutos, y se realizaron utilizando las aplicaciones informáticas como Google-Meet, WhatsApp o Skype. Se asignaron seudónimos a todas las entrevistadas para asegurar su anonimato. Diez de las entrevistas fueron grabadas en formato digital de audio y seis no, por petición explícita de las entrevistadas. Las entrevistas grabadas se transcribieron literalmente y las otras fueron recogidas a través de notas de las investigadoras. El guion de la entrevista estuvo estructurado en torno a los siguientes temas:

  1. La organización del cuidado y el trabajo, antes y después del covid-19.

  2. Los cambios en los ritmos de trabajo y de las jornadas laborales (presencial o teletrabajo) a partir del confinamiento.

  3. La corresponsabilidad antes y después del confinamiento.

  4. Las tareas escolares durante el confinamiento.

4. Cuidar y trabajar en tiempos de covid-19.

A continuación, presentamos los resultados organizados en cuatro bloques: en el primero, mostramos el perfil de las madres participantes. En el segundo, ahondamos en los cambios producidos por la pandemia y en las implicaciones para las madres trabajadoras. En el tercero, indagamos sobre reparto de las tareas de cuidado y el trabajo doméstico y las dificultades presentadas. En el último, analizamos una experiencia que permite vislumbrar las posibilidades de cuidado colectivo durante la pandemia.

4.1. Madres entrevistadas

A partir de los cuatro criterios establecidos para conformar la muestra el perfil obtenido es el siguiente: mujeres que se encuentran entre los 31 y los 48 años; con uno o dos hijos/as; españolas (9) y extranjeras (7), que vivían en pareja (12) o en familia monoparental (4), finalmente, 11 mantuvieron su trabajo a distancia y 5 iban presencialmente (Véase cuadro 1).

Cuadro 1
Datos generales de entrevistadas

4.2. ¿Cómo conciliar cuando toda la familia está en casa?

La pandemia del covid-19 modificó la organización de las actividades de los hogares. El Gobierno de España, mediante el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo5 5 Disponible en https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2020-3692. , por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el covid-19, restringió la movilidad general de la población. A su vez, el mantenimiento del trabajo asalariado trajo complicaciones para equilibrar ambas esferas en un contexto de crisis pandémica.

El teletrabajo llegó para quedarse. Durante el confinamiento, trabajar en casa se vislumbró como una opción para la continuidad de las labores productivas. Este cambio trajo consecuencias negativas para la ciudadanía en general; por ejemplo, se eliminaron los límites entre la vida laboral y la personal-familiar, traducida en llamadas telefónicas fuera del horario laboral, el envío continuado de correos electrónicos y mensajes por WhatsApp para asignación de tareas (Eider ALCORTA et al., 2022ALCORTA, Eider; CALZADA, Inés; FOUASSIER, Maite; HERNÁNDEZ-CORDERO, Ana Lucía; GÓMEZ GARRIDO, María; GUTIÉRREZ SASTRE, Marta; MURIEL, Mercedes; PAEZ, Virginia; RUIZ-CIARRETA, Irune. Los servicios sociales ante la pandemia. Relatos a través de las vivencias de las trabajadoras sociales. Madrid: Instituto Nacional de Administración Pública -INAP, Colección INAP Investiga, 2022.).

Para las familias con menores, el trabajo desde casa desencadenó problemas específicos relacionados con la organización del trabajo y los cuidados en un mismo espacio. Esta situación afectó con especial énfasis a las madres, la imposibilidad de separar los espacios de trabajo, juego, colegio y familia reforzó su participación en el cuidado y la atención infantil, en ocasiones como la única o principal responsable (Lidia MANZO; Alessandra MINELLO, 2020MANZO, Lidia; MINELLO, Alessandra. “Mothers, childcare duties, and remote working under Covid-19 Lockdown in Italy: Cultivating communities of care”. Dialogues in Human Geography, v. 10, n. 2, p. 120-123, 2020.). Nuestras entrevistadas dan cuenta de eso y destacan las grandes dificultades que tuvieron para realizar su trabajo asalariado. Señalaron las constantes interrupciones de los menores, y un incremento de sus tareas laborales, porque el paso de la presencialidad a la virtualidad implicó trabajo extra. Ante tal aumento, las madres pusieron en marcha diferentes estrategias para conseguir cumplir con sus compromisos laborales, como aprovechar el tiempo de siesta de los menores, y principalmente, trabajo por las noches o a primeras horas de la mañana. Esto fue posible en aquellos casos en los que el teletrabajo permitió también una flexibilidad horaria.

Yo se supone que entraba a las 8h30 y terminaba a las 14h30 pero no me daba tiempo a hacerlo seguido. Tienes que hacer la comida, que si tienes que hacer esto con la pequeña…. Al final se me hacía las 17 o 18 horas. No estaba ni en un sitio ni estaba en otro, fue horroroso (Melania).

Los correos electrónicos, las reuniones en línea y, en general, todo lo relativo al teletrabajo, inundaron a los hogares, aumentando los niveles de estrés, ya existentes antes del confinamiento, pero exacerbados durante el mismo (BONCORI, 2020BONCORI, Ilaria. “The Never‐ending Shift: A feminist reflection on living and organizing academic lives during the coronavirus pandemic”. Gender Work Organ, v. 27, p. 677-682, 2020.). El hogar pasó de ser el sitio de convivencia y ocio familiar, a ser el espacio del trabajo, el salón de juegos infantiles, el aula de clases escolares, todo de manera simultánea.

El aislamiento, el cansancio tras días de confinamiento, el miedo ante el virus y, en general, el cambio en las dinámicas de los menores supuso un aumento en las demandas de atención: deseaban estar siempre con las personas adultas y, en los hogares biparentales, a la hora de elegir, preferían a la madre que al padre. Si se trataba de menores de 5 años, la demanda de la madre fue aún más urgente. Así, ese ideal de maternidad intensiva que hemos apuntado anteriormente (ENNIS, 2014ENNIS, Linda. Intensive Mothering: The Cultural Contradictions of Modern Motherhood. Toronto: Demeter Press, 2014.) salió reforzado. Las madres reconocieron que antes de la pandemia se organizaban de tal manera que conseguían, precariamente, equilibrar trabajo y cuidados. No obstante, esos arreglos tenían que ver más con la intervención de otras figuras que se encargaban del cuidado de los menores -abuelas o empleadas de hogar- y en menor medida, por la participación de los hombres en casa (Magdalena DÍAZ, 2019DÍAZ, Magdalena. “La conciliación en la encrucijada: vida laboral y familiar de empleadas y empleadoras de hogar”. LexSocial, Revista Jurídica De Derechos Sociales, v. 9, n. 2, p. 198-211, 2019.). Por ello, para algunas de nuestras entrevistadas, el confinamiento significó un retroceso en los espacios de independencia que habían ganado respecto a sus hijos y la participación del padre.

Antes teníamos una chica que venía a limpiar dos horas a la semana, para limpieza general. Mis padres y mis suegros, como teníamos que ir a trabajar, teníamos que contar con ellos para que cuidarán al niño (María).

Una vez que llegó el confinamiento, las estrategias empleadas por las familias desaparecieron, y el trabajo recayó con más fuerza en las madres. En algunos casos, la participación de los padres aumentó, pero no lo suficiente como para alcanzar una equidad en el reparto de los cuidados, tampoco para sustituir a las otras cuidadoras, que estaban ausentes (MANZO; MINELLO, 2020MANZO, Lidia; MINELLO, Alessandra. “Mothers, childcare duties, and remote working under Covid-19 Lockdown in Italy: Cultivating communities of care”. Dialogues in Human Geography, v. 10, n. 2, p. 120-123, 2020.).

Desde el confinamiento Juan hace más cosas en casa: limpia y prepara la comida, pero a mí me toca todo el peso de las niñas. Yo pensaba que estábamos mejor organizados, porque él salía mucho con ellas al parque y bueno, entre el colegio, los abuelos…, pero ahora en casa, es que todo me toca a mí… y ellas piden estar conmigo y él no hace nada tampoco para convencerlas (Pamela).

El confinamiento también supuso una modificación en la organización interna de los hogares: las familias pasaron todo el tiempo en casa por lo que ensuciaron más, se cocinó más y se realizaron actividades en casa que antes no se realizaban con la misma intensidad, por ejemplo, los juegos infantiles. Todo ello repercutió en un incremento de tareas de limpieza. Estas actividades ocuparon el último lugar de las prioridades de las madres. El orden y la limpieza general de las casas se vieron como “tareas por hacer”, siempre pendientes y, en consecuencia, acumulándose a lo largo de los días y las semanas. Las que se mantuvieron muy presentes, fue la limpieza de todo aquello que aminoraba el riesgo de contagio: lavado de manos, limpieza de ropa y calzado de calle, por ejemplo.

Cuando llego a casa, lo último que pienso es en ordenar o hacer las camas, pero eso sí, me quito los zapatos, me cambio de ropa y me lavo muy bien las manos. Yo soy la que llego de la casa y no puedo arriesgar a mi familia… pero lo demás, uff… ya ni me preocupo (Valeria).

En el caso de las madres solas con menores, la posibilidad de arreglos internos quedó eliminada por completo. Al trabajo asalariado y los cuidados de menores, se sumaron todas aquellas actividades básicas y necesarias para el sostenimiento cotidiano de la familia. Por ejemplo, la compra de alimentos o medicinas se volvió un problema que las madres debieron resolver de diversas formas. Una de las entrevistadas tuvo que pedir a su hermano, que vive en otro domicilio, que hiciera la compra de manera semanal. En otros casos, se recurrió a la compra por internet y envío a domicilio. En suma, las madres solas debieron enfrentar mayores complicaciones para conciliar, con efectos negativos en su salud emocional (Alondra ÁLVAREZ-REBOLLEDO; Erika BARRIOS, 2020ÁLVAREZ-REBOLLEDO, Alondra; BARRIOS, Erika. “Efectos del Burnout en madres solteras mexicanas durante la contingencia del COVID-19”. Psicología(s), v. 4, p. 28-50, 2020.).

En 1989, Arlie-Russell Hochschild y Anne MachungHOCHSCHILD, Arlie-Russell; MACHUNG, Anne. The second shift: working families and the revolution al home. USA: Penguin Books, 1989. propusieron el concepto de doble jornada para hacer visible todo aquel trabajo que se realiza en casa de manera gratuita, además del trabajo remunerado, y que, en general, lo hacen las madres. El confinamiento, lejos de modificar esta situación, la agudizó, el trabajo en casa y las labores de cuidados se fusionaron en un solo espacio y tiempo para provocar ya no dobles jornadas, sino una jornada compleja, extensa y sin límites.

Las grandes dificultades para combinar los cuidados y el trabajo asalariado hicieron que algunas madres consideraran el ERTE completo, una excedencia o incluso la renuncia como la mejor opción. Por ejemplo, Juana pensó que el ERTE era la única opción que le permitía dedicarse al cuidado de sus hijos y tener cierta tranquilidad económica al cobrar parte de su salario. Así, la propia lógica del trabajo asalariado expulsa a las mujeres del mercado laboral por ser incompatible con las responsabilidades de cuidado, pero hace creer que ha sido una decisión voluntaria o incluso deseada por su parte (PAZOS, 2018PAZOS, María. Contra el Patriarcado. Economía feminista para una sociedad justa y sostenible. Pamplona: Katakrak Liburuak, 2018.).

Aunque la opción del teletrabajo era una generalidad entre las mujeres entrevistadas, algunas de ellas debieron enfrentarse al dilema del trabajo presencial en el contexto del confinamiento. En los hogares biparentales en los que la pareja también debía acudir a su trabajo, la solución fue la organización de turnos de trabajo para que siempre pudiera quedarse uno de los dos en casa con los menores. A pesar de llegar a estos acuerdos, una de las entrevistadas manifestó que la organización no fue nada fácil y constantemente era fuente de discusiones y malentendidos.

En el caso de las madres solas, el trabajo remunerado presencial era prácticamente imposible. De hecho, en nuestro estudio, pudimos entrevistar únicamente a dos madres con trabajo presencial, en un caso era un hogar con un hijo de 13 años, bastante independiente, que permitía que la madre pudiera ausentarse de casa sin mayores complicaciones, y en el otro, una madre separada con custodia compartida, que solicitó a su empresa doblar turnos semanalmente para quedarse en casa semanas alternas y poder hacerse cargo de su hija. En ambos casos, se trata de situaciones particulares y arreglos individuales, que confirman la ausencia de políticas de conciliación para los hogares monoparentales, y que durante el confinamiento se hicieron visibles.

4.3. Malabarismos para atender los cuidados.

El confinamiento obligatorio fue un momento crucial para tomar conciencia de la importancia de los cuidados y del trabajo que supone el mantenimiento de los hogares. Como hemos reseñado en el apartado anterior, las entrevistadas insisten en las dificultades para conciliar, precisamente porque el cuidado de los menores recayó con mayor peso en ellas. Resulta interesante este reparto, porque hacer la compra en contexto de confinamiento suponía prácticamente un privilegio, por el contrario, quedarse en casa, sosteniendo emocionalmente a los menores que no podían salir en absoluto se entiende como cargar con un mayor peso en el trabajo de cuidados.

La compra, eso sí que lo hizo siempre él… y las lavadoras, y también cocinar. Es cierto que también lo hacía antes (del confinamiento), pero como que ahora hay siempre cosas por hacer… aunque no sé por qué, siempre tengo la sensación que yo hago más ahora, será porque todo lo de las niñas: la ropa, el baño, lo que comen, los juegos, el colegio… en fin, eso lo sigo haciendo yo (Dana).

Estos testimonios coinciden con la investigación de Lidia Farré, Yarine Fawaz, Libertad González y Jennifer Graves (2020FARRÉ, Lidia; FAWAZ, Yarine; GONZÁLEZ, Libertad; GRAVES, Jennifer. “How the COVID-19 Lockdown Affected Gender Inequality in Paid and Unpaid Work in Spain”. IZA, Institute of Labor Economics, Discussion Papers Series, n. 13434, p. 1-36, 2020.), quienes a partir de una encuesta realizada en España durante el mes de mayo de 2020 a 5.523 personas pertenecientes a hogares formados por una pareja heterosexual y sus hijos/as, afirman que la única tarea en la que aumentó la participación de los hombres fue la de hacer la compra (un 38% de los hombres declaró ocuparse la mayor parte de las veces).

Aún con la participación de sus parejas, las madres insisten en sentirse en todo momento las principales responsables de todo aquello que tiene que ver con el bienestar de los niños, niñas y la familia en su conjunto, tal como definieron Ennis (2014ENNIS, Linda. Intensive Mothering: The Cultural Contradictions of Modern Motherhood. Toronto: Demeter Press, 2014.) y Bodendorfer (2015BODENDORFER, Catherine. “The Myth of Choice in Intensive Mothering”. Studies in the Maternal, v. 7, n. 1, p. 1-4, 2015.) al explicar cómo se sostiene el modelo de maternidad intensiva. Incluso, cuando existe un reparto material de las tareas, la madre sigue siendo la encargada de organizar el trabajo de cuidado. Es decir, ocuparse de todas aquellas labores de planificación, programación y toma de decisiones en el hogar.

Es que yo siempre estoy pendiente de todo, de la ropa, de la comida, del baño… parece que no vivimos juntos, porque él siempre me pregunta todo, todo lo que tiene que ver con la casa, los niños, los pendientes… y yo a veces no me creo que estando todos confinados, pasando todo el tiempo juntos, él me seguía preguntando todo… a veces, casi pienso que es más fácil hacer las cosas y ya está, pero no, algo tiene que hacer, aunque no sé si al final es más trabajo para mí, o no… (Juana).

Esta cuestión se entiende como una carga mental que continúa siendo asumida por las mujeres. Se trata de aquella acumulación de tareas que implica estar pendiente de los cuidados y de todo lo que se relaciona con el sostenimiento de los hogares, mientras se realiza el trabajo productivo. Todo ello por considerar que las madres son las que “mejor saben de esos asuntos”. Este fenómeno está relacionado de nuevo con esa imagen de la madre intensiva, omnipresente, que antepone el sacrificio al propio bienestar, y que está siempre pendiente en todo momento (BADINTER, 2011BADINTER, Elisabet. La mujer y la madre. Un libro polémico sobre la maternidad como nueva forma de esclavitud. Madrid: La esfera de los libros, 2011.). Con esa madre que puede con todo, una superwoman. Las mujeres de este estudio confesaban no poder más, estar sobrepasadas por el trabajo remunerado y el no remunerado, tal como han señalado Calarco, Anderson, Meanwell y Knopf (2020CALARCO, Jessica; ANDERSON, Elizabeth; MEANWELL, Emily; KNOPF, Amelia. “‘Let´s Not Pretend It´s Fun’: How COVID-19 related School and Childcare Closures are Damaging Mother´s Well-being”. SocArXiv, v. 4, 2020. Disponible en https://doi.org/10.31235/osf.io/jyvk4.
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).

Toda esta situación tuvo efectos en la salud de las madres, tanto en su salud física como en su salud mental (ÁLVAREZ-REBOLLEDO; BARRIOS, 2020ÁLVAREZ-REBOLLEDO, Alondra; BARRIOS, Erika. “Efectos del Burnout en madres solteras mexicanas durante la contingencia del COVID-19”. Psicología(s), v. 4, p. 28-50, 2020.). La compleja situación que vivieron esos meses hizo que se sintieran agotadas, preocupadas, agobiadas y con mucho estrés. La frase, ampliamente difundida por las redes sociales, pero sin autoría identificada, “El problema es que se espera que las mujeres trabajen como si no tuvieran hijos y críen como si no tuvieran que trabajar” refleja el sentir de las madres entrevistadas. A ello, debe sumarse los sentimientos de culpa ante la imposibilidad de dedicar más tiempo a la familia y de cumplir con los encargos de trabajo.

A todas estas situaciones, debe sumarse que las familias se vieron en la obligación acompañar y hacer un seguimiento de las sesiones de clase virtuales. Tras la declaración del Estado de Alarma, que coincidió con el comienzo del tercer trimestre en colegios e institutos, se instauraron una serie de directrices para realizar con los niños y niñas. Así, las tareas escolares supusieron una carga más en una situación excepcional como la ocasionada por la pandemia en esos primeros meses de confinamiento6 6 No es tema de este texto analizar las medidas políticas educativas durante el confinamiento, pero sí queremos señalar que la pandemia agudizó la desigualdad de los hogares para enfrentar las tareas escolares, por ejemplo, se evidenció la brecha digital, la falta o insuficiencia de dispositivos digitales para seguir las sesiones o la dificultad para imprimir las tareas (DIEZ-GUTIÉRREZ, Enrique; GAJARDO-ESPINOZA, Katherine. “Educar y Evaluar en Tiempos de Coronavirus: la Situación en España”. Multidisciplinary Journal of Educational Research, v. 10, n. 2, p. 102-134, 2020). Esto supuso una carga más para las madres. . A mayor edad de los hijos e hijas, mayor presión ya que la dificultad de las tareas aumentaba y con ello la necesidad de apoyo de las familias. Esto provocó una sobrecarga de todo aquel trabajo escolar que se estableció durante el confinamiento y que exigía un acompañamiento intensivo con los menores y que los hogares terminaron por asumir, en concreto, las madres. Hubo poca coordinación entre la situación que se estaba viviendo (confinamiento, teletrabajo, dificultades de conciliación) y las exigencias de los colegios tanto para conectarse y asistir a las sesiones de clase virtuales como para realizar los deberes y las actividades, son reclamos de madres y padres. Todo ello, resultaba en una dedicación intensa de tiempo que estaba siendo, de nuevo, asumido por las madres.

Ella tenía que hacer los deberes con el ordenador […] pero no sabía manejar bien el ordenador, no sabía manejar el correo electrónico, entonces claro estaba todo el rato preguntando, y yo mientras tanto tenía que hacer mi trabajo (Melania).

Este traslado de responsabilidad de las tareas escolares hacia las familias no fue solamente en términos curriculares, los padres y las madres también debían atender las necesidades emocionales de los infantes.

4.4. Colectivizar los cuidados y compartir la responsabilidad

Para terminar, nos gustaría mencionar un caso en el que la madre deja de ser la figura central como proveedora del bienestar familiar para pensar el cuidado como responsabilidad compartida y colectiva. Se trata de tres familias que viven en el mismo edificio y en la misma planta, y decidieron pasar el confinamiento de manera colectiva. Las tres familias, con menores, continuaron viviendo en sus pisos, pero acordaron participar en determinadas actividades entre todos y todas, es decir que mantuvieron el contacto entre ellas únicamente. Principalmente se trataba de las tareas relacionadas con los cuidados de los menores, la atención a las clases escolares y la alimentación.

Antes de la pandemia, ya se apoyaban entre ellas para realizar algunas tareas relativas al cuidado de los y las menores; por ejemplo, recogerlos del colegio, hacer los deberes o pasar tiempo de ocio. Incluso, tenían un proyecto para vivir conjuntamente y resolver sus problemas de conciliación. La persona a la que entrevistamos forma un núcleo monoparental con una hija de 8 años, con lo cual la cooperación se hace para ella todavía más importante.

Como soy monomarental, antes me echaban mano dos familias con las que vivo en el mismo edificio, iban a buscar a los niños. Ahora también, porque hemos decidido confinarnos juntos. Decidimos compartir, somos en total cinco adultos y tres niños. Los críos a veces hacen cole arriba y bajan a hacer deporte aquí. Me echan mano amigos, comunidad (Lourdes).

Esta experiencia cuestiona el modelo de maternidad intensiva porque la madre ya no es la responsable única del cuidado. Según el testimonio, la maternidad ya no es vivida con sentimientos de soledad porque hay otras personas adultas con las que se comparte el trabajo reproductivo. Cuestiona también las lógicas capitalistas porque las relaciones no están guiadas por la individualidad, sino por un quehacer conjunto y el bienestar común (Begoña ELIZALDE-SAN MIGUEL; Magdalena DÍAZ, 2021ELIZALDE-SAN MIGUEL, Begoña; DÍAZ, Magdalena. “Grupos de crianza comunitaria: ¿iniciativas comunitarias o grupos identitarios?”. Revista Española de Sociología, v. 30, n. 2, 2021. Disponible en https://doi.org/10.22325/fes/res.2021.30.
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). Estas prácticas que ya tenían lugar antes de confinamiento, a partir del mismo, se consolidaron como proyecto en común. En la práctica, supusieron un alivio de la carga física hacia las madres y padres, al mismo tiempo que facilitaron la conciliación. Los niños y niñas, además, no perdieron el contacto entre sí, y siempre contaron con una persona adulta para realizar todo tipo de actividades, tanto escolares (deberes y sesiones de clases online), como de ocio. Esta organización de atención a la infancia, por otro lado, facilitó que todos los adultos pudieran ocuparse de otras tareas: trabajo, cuidado del hogar, incluso, de autocuidado.

Este caso reseñado, es una iniciativa que se aceleró a partir de la pandemia, corroborando su necesaria puesta en marcha. Lourdes indicó que se trataba de un proyecto en común y que pretendían ampliar a más familias.

Antes de esto teníamos, tenemos, un proyecto común, que es buscar un edificio, un solar, para construir una cooperativa de viviendas juntos, nosotros tres con más gente. La pandemia lo que ha hecho es confirmarnos en esta idea (Lourdes).

Nos encontramos pues, con una propuesta colectiva y comunitaria de respuesta ante la insatisfacción sobre el modelo mercantilizado de los cuidados infantiles (ELIZALDE-SAN MIGUEL; DÍAZ, 2021ELIZALDE-SAN MIGUEL, Begoña; DÍAZ, Magdalena. “Grupos de crianza comunitaria: ¿iniciativas comunitarias o grupos identitarios?”. Revista Española de Sociología, v. 30, n. 2, 2021. Disponible en https://doi.org/10.22325/fes/res.2021.30.
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) que, además, a partir del covid-19, se ha vislumbrado insostenible. Insistimos que este caso es un ejemplo, tal vez muy pequeño, de colectivización del cuidado. No obstante, coincidimos con Cristina Vega, Raquel Martínez-Buján y Myriam Paredes (2018VEGA, Cristina; MARTÍNEZ-BUJÁN, Raquel; PAREDES, Myriam (Eds.). Cuidado, comunidad y común. Extracciones, apropiaciones y sostenimiento de la vida. Madrid: Traficantes de Sueños, 2018.) sobre la importancia de registrar y analizar la dimensión comunitaria de los cuidados como mecanismo para “construir arreglos que no estén comandados por la privatización social y espacial en la familia nuclear, por la asignación exclusiva e individual a las mujeres, por el recurso a mujeres precarias o por los recursos económicos de cada cual” (VEGA; MARTÍNEZ-BUJÁN; PAREDES, 2028, p. 17).

5. Reflexiones finales

La pandemia hizo aflorar diversas situaciones de desigualdad en la conciliación y, al mismo tiempo, las agudizó. Estas desigualdades, vinculadas al modelo de maternidad intensiva, están atravesadas por cuestiones de clase, de composición familiar, de situación laboral, de acceso a los medios digitales, de procedencia nacional, entre otras. El cierre de los establecimientos dedicados a la educación, atención a la infancia y a las personas dependientes ha confirmado que las jornadas laborales son incompatibles con todo ese trabajo de cuidado, que, además, creció de manera exponencial en los hogares durante la pandemia. No obstante, la producción no se interrumpió, y los problemas de conciliación que ya existían se agudizaron y profundizado.

En esta investigación hemos querido mostrar cómo las tareas de atención y crianza infantil se vieron seriamente afectadas por el covid-19 porque se incrementaron a partir del confinamiento, y han puesto en cuestión el modelo actual de cuidados y las contradicciones que de él se derivan en relación a la conciliación familiar y laboral. En esa coyuntura, las madres se sintieron agobiadas y agotadas, y sobre todo se sintieron solas para conseguir, o por lo menos intentar, unos arreglos domésticos que les permitiera conciliar.

El modelo de maternidad intensiva se vio reforzado durante el confinamiento obligatorio, que supuso una vuelta al hogar, y que eliminó las fronteras entre los cuidados y las responsabilidades laborales. Aquellas problemáticas entorno a la conciliación que ya existían se enfatizaron aún más, confirmando que las lógicas de mercado neoliberal son incompatibles con la reproducción de la vida, y que el reparto de las tareas domésticas sigue siendo desigual entre hombres y mujeres.

El mundo laboral continuó independientemente de la pandemia, y los problemas de conciliación no solamente continuaron, sino que se incrementaron, y reforzaron las diferencias entre hogares con menores y hogares sin menores; entre hombres y mujeres, entre hogares con dos adultos a cargo y hogares monoparentales; y entre clases sociales.

La presión sostenida durante todos estos meses para cumplir con las obligaciones laborales, junto con las exigencias de los cuidados, está teniendo efectos negativos en la salud física y mental de las entrevistadas. Las madres han sostenido un sistema que no está priorizando ni su propio bienestar, ni el de los y las menores. Ante esa situación, todas ellas han ido poniendo en marcha medidas para adaptarse a la nueva situación. No obstante, se trata de arreglos concretos, individuales e insostenibles a largo plazo: el trabajo nocturno, las interrupciones constantes, los aplazamientos de entregas, las renuncias tanto a trabajo remunerado como a ocio, la postergación de tareas del hogar, son todos pequeños parches para sobrevivir en estos tiempos de pandemia.

Las narrativas dibujan una situación de contradicción entre el mundo laboral exigente y la experiencia de la maternidad, no ya con el modelo ideal de la madre intensiva, sino también con un interés y deseo de tener tiempos de cuidado pausados, de vivir en familia y de disfrutar la crianza infantil. Por ello, frente a la priorización de los beneficios monetarios por parte de algunos sectores laborales y la feminización del cuidado, es necesario repensar el modelo productivo, así como la implicación de los servicios públicos y de los varones en las tareas de cuidado. En este sentido, la colectivización del cuidado muestra la posibilidad de una corresponsabilidad real en el reparto de las tareas no sólo entre los miembros de una familia, sino como comunidad: Si el cuidado es una necesidad común, las respuestas deben generarse desde la responsabilidad social colectiva, a falta de un mayor apoyo por parte de las instituciones públicas. Eso sí, los poderes públicos deben avanzar hacia un reparto igualitario del cuidado, poniéndolo como una cuestión central en sus políticas y teniendo en cuenta una intervención interseccional, que tenga en cuenta los elementos de desigualdad que atraviesan a diferentes colectivos de mujeres.

La producción científica acerca de esta cuestión muestra la compleja realidad que en diferentes países viven las familias, y esperamos que nuestro estudio inspire futuras investigaciones comparativas sobre cómo la pandemia de covid-19 ha afectado la vida doméstica en otros contextos geográficos y socioeconómicos.

Si bien nuestra investigación contribuye a este debate centrándose en la maternidad y las dificultades de la conciliación a partir de la pandemia, también tiene sus limitaciones. En primer lugar, se trata de un estudio cualitativo no representativo y muy focalizado en Zaragoza. Es probable que en otros contextos geográficos las experiencias sean diferentes y se puedan enriquecer nuestros hallazgos. En segundo lugar, la muestra podría ser mayor, pero como hemos apuntado en el apartado de metodología, el acercamiento a estas mujeres no era fácil por falta de tiempo y en una situación como el confinamiento. A pesar de haber contado con la participación de seis mujeres extranjeras, esta variable, al igual que la clase social, no ha sido incluida en el análisis de manera significativa. Sería valioso incluir esta y otras variables y analizarlas en investigaciones futuras para agregar más matices a la comprensión de la conciliación en nuestras sociedades.

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  • 1
    Podemos señalar entre otras, la compra de alimentos o productos de primera necesidad, el regreso al domicilio habitual, el cuidado de mayores y/o menores o el acceso a servicios sanitarios.
  • 2
    Medida del Gobierno de España, impulsada en marzo de 2020, por la cual se suspendían o reducían los contratos de trabajo. Los y las trabajadoras pasaban entonces a cobrar cuota de desempleo, sin perder el empleo y cobrando una cantidad económica a final de mes.
  • 3
    Se eligió este rango edad porque, antes de los 12 años, la dependencia es mayor y requiere mayor atención y cuidado.
  • 4
    Para asegurar el anonimato de las entrevistadas, todos los nombres son ficticios.
  • 5
    Disponible en https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2020-3692.
  • 6
    No es tema de este texto analizar las medidas políticas educativas durante el confinamiento, pero sí queremos señalar que la pandemia agudizó la desigualdad de los hogares para enfrentar las tareas escolares, por ejemplo, se evidenció la brecha digital, la falta o insuficiencia de dispositivos digitales para seguir las sesiones o la dificultad para imprimir las tareas (DIEZ-GUTIÉRREZ, Enrique; GAJARDO-ESPINOZA, Katherine. “Educar y Evaluar en Tiempos de Coronavirus: la Situación en España”. Multidisciplinary Journal of Educational Research, v. 10, n. 2, p. 102-134, 2020). Esto supuso una carga más para las madres.
  • Como citar este artículo de acuerdo con las normas de la revista:

    HERNÁNDEZ CORDERO, Ana Lucía; GONZÁLEZ GRANADOS, Paula; DIESTE CAMPO, Mar. “Siento que todo lo hago mal. Malabarismos de las madres trabajadoras en pandemia”. Revista Estudos Feministas, Florianópolis, v. 32, n. 1, e88610, 2024
  • Financiación:

    No se aplica
  • Consentimiento de uso de imagen:

    No se aplica
  • Aprobación de un comité de ética en investigación:

    No se aplica

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    23 Feb 2024
  • Fecha del número
    2024

Histórico

  • Recibido
    02 Jun 2022
  • Revisado
    03 Ago 2023
  • Acepto
    23 Ago 2023
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