El texto focaliza el papel, en la educación, del conocimiento en sí. Argumenta que, para darse un sentido serio a la importancia de la educación, es fundamental tornar la cuestión del conocimiento en foco central del análisis en el campo de la educación, lo que requiere el desarrollo de un abordaje del currículo fundamentado más en el conocimiento y en la disciplina y menos en el aprendiz y en sus intereses. Defiende, todavía, que esa es una opción radical. El artículo sustenta que, en términos curriculares, no hay ninguna alternativa a las disciplinas que se muestren adecuadas y que definan los conocimientos que los alumnos deben adquirir. Asegura, todavía, que el papel de las escuelas y del currículo centrado en disciplinas es bien más complejo de lo que simplemente mantener desigualdades. Afirma que las disciplinas permiten que se ofrezca a los alumnos un conocimiento confiable. Por fin, considera que aunque las tendencias globales puedan prever mudanzas en las ocupaciones, no se puede presumir que ellas se apliquen a la producción o a la adquisición del conocimiento confiable.
educación; currículo; conocimiento; disciplina