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VON DER WEID, Olivia. 2015. Swing, o adultério consentido. Um estudo antropológico sobre troca de casais.

VON DER WEID, Olivia. .2015. .Swing, o adultério consentido. Um estudo antropológico sobre troca de casais. . . Rio de Janeiro: :. Multifoco, .197 pp. .

El libro Swing, o adultério consentido, de Olivia von der Weid, es una investigación etnográfica realizada entre los años 2003 y 2007, preocupada por indagar en las relaciones afectivo-sexuales de parejas cariocas inmersas en la troca de casais. El mismo fue producto de su pesquisa de maestría en el Programa de Pós-Graduação em Sociologia e Antropologia de la Universidad Federal de Río de Janeiro. Uno de sus objetivos principales fue analizar algunas conceptualizaciones que estos sujetos construían con respecto al casamiento, las representaciones de género y la (in)fidelidad. De esta forma, buscó producir conocimiento sobre otras posibilidades de conyugalidad vividas en la sociedad brasilera contemporánea, problematizando procesos de transformación y continuidad acerca de dichas nociones.

El escrito se estructura en cinco capítulos donde la autora desarrolla sus planteos. El esquema parte de las vicisitudes de sus experiencias personales, tanto en el trabajo de campo como en la construcción de su objeto de análisis, hasta plasmar las interrelaciones que los sujetos realizaban entre esta práctica y la posibilidad de pensar en una translocación de sentidos sobre el adulterio. De esta forma, y en el abordaje de sus inquietudes, esta pesquisa conllevó una problemática particular: la estigmatización del objeto de estudio. En este sentido, pareciera dibujarse una separación entre pesquisas “serias” y otras poco dignas, atravesadas estas últimas por una miríada de discursos moralizantes. Asimismo, parte de esta concepción asocia lo “degradado” de la práctica social analizada con la figura del propio investigador, por lo que abundan cuestionamientos relacionados al porqué de la elección de un referente empírico por sobre otro. Un foco de discusión, pues, fue la contaminación que suponía para algunas personas estudiar el intercambio de parejas.

En un esfuerzo por desnaturalizar ciertos preconceptos asociados a la práctica del swing -particularmente aquellos sobre violencia y promiscuidad-, la autora realizó observaciones participantes en casas destinadas a los encuentros entre parejas, así como indagaciones en foros virtuales apuntados a discutir sobre la temática. Dichas instancias sirvieron las veces de escenarios para conocer varones y mujeres adeptos a estos intercambios, con quienes efectuó entrevistas en profundidad -la mayoría de ellas con ambos miembros. En este punto, y a modo de una advertencia, la autora realiza en el primer capítulo una breve descripción de las parejas en relación a una delimitación de marcadores sociales, como las edades de cada uno, los niveles máximos de estudio alcanzados, el ingreso monetario mensual, y los barrios de residencia. De esta forma, nos permite vislumbrar la inutilidad de trazar un perfil único de personas que estarían interesadas en el swin; más bien, da cuenta de una amplia diversidad que, al mismo tiempo, invita a pensar en otros abordajes a sus preguntas de investigación.

Consecuentemente, uno de los puntos centrales del proceso de pesquisa viró en torno a los sentidos que estas personas le brindaban a sus experiencias, en tanto pensadas las prácticas como acciones que decían y hacían decir sobre las relaciones sexo-afectivas que se construían en la troca de casais. En otras palabras, uno de los ejes planteados por la autora buscó indagar por la conformación de las parejas, los momentos de sus historias personales que los llevaron a acercarse a las experiencias del swing, y cómo se relacionaban con nociones socialmente arraigadas de monogamia y sexualidad.

Sobre este punto, la autora describe densamente la primera visita a uno de los locales comerciales destinados para intercambios, los recorridos trazados por las diferentes habitaciones y las interacciones que allí acontecieron. Estos acercamientos iniciales la enfrentaron a una serie de reglas de convivencia -plasmadas en el segundo capítulo- sobre las formas de sociabilidad permitidas o desalentadas durante las noches concurridas, pautas que luego volverían a surgir reiteradamente en otras oportunidades del trabajo de campo. Así, una de estas normas sugería “a abordagem sutil, saber perceber e entender um ‘não’ ou só se aproximar de alguém na presença de seu(a) parceiro(a)” (:76). Estas indicaciones, que se entrelazaban con preguntas por los cambios y permanencias en los modelos de relacionamiento, brindaban pistas para analizar la producción de subjetividades y sujeciones que el intercambio de parejas representaría para sus practicantes.

En esta línea de ideas, el análisis de aquellas (im)posibilidades de participación entre los sujetos construyó modos particulares del devenir varón y mujer en los espacios de swing. Estas temáticas fueron abordadas en el tercer y cuartó capítulo del libro, dedicados a la dimensión del placer y los cruces entre género/cuerpos/sexualidad, respectivamente. Es sí que, desde una “etiqueta” que buscaba evitar los malentendidos, la masculinidad aparecía atravesada por la inexistencia de contactos homo-eróticos. La construcción de una imagen de virilidad era presentada por los entrevistados a partir del posicionamiento como heterosexuales y ativos dentro de un encuentro sexual, proceso que a su vez transformaba en burla la posibilidad de pensar en varones bisexuales. Los aportes que retoma la autora de los estudios de Don Kulick sobre el travestismo salvadoreño afianzaron la relación entre un estatus masculino y el rol penetrador del sujeto, así como una denegación a sentir atracción por un pene ajeno. Asimismo, se construía una imagen de lo masculino oculto, ilustrado en la escasa presencia de fotografías de varones en los sitios virtuales de contactos. En palabas de uno de sus entrevistados “o homen tambén vai atrair gay” (:146), mostrando que la imputación de la categoría viado permanecía como una constante latencia.

Por otro lado, los cuestionamientos de la autora llevaron a mostrar que, en este contexto particular, la feminidad parecería no estar sometida a tantas pruebas. De su análisis se desprende que la mayoría de las mujeres mantenían contactos sexuales con otras mujeres, ya sea con anterioridad a las experiencias de troca de casais o por insistencia de sus parejas masculinas. En dicho sentido, a diferencia de lo que acontecía con la virilidad, la construcción de feminidad entre las mujeres entrevistadas no se encontraba necesariamente estigmatizada por las prácticas erótico-sociales bissexuais. Es así que “talvez o fato de estar ali acompanhada de seu marido ou namorado já seja suficiente para garantir sua posição de mulher” (:148). El ocultamiento, pues, no formaba parte de la presentación de sí femenina, ejerciendo así una resemantización de la categoría puta bajo la metáfora de lo feminino revelado. En otras palabras, la erotización de determinadas partes corporales a través de la vestimenta, como mostrar las piernas, se esbozaba en tanto forma de producir deseabilidad: las mujeres debían mostrarse.

Entonces, surge aquí una pregunta fundamental que le brinda contenido al quinto y último apartado ¿qué sucede con las relaciones sexo-afectivas entre parejas, y qué lugar ocupa la noción de infidelidad? Parte de brindar una respuesta a esta interrogante surge de una separación entre amor y sexo, propuesta por los propios entrevistados. Así, como una forma de diferenciarse de grupos autonominados polyamorous, la autora señala que las personas con las que trabajó indicaban que al mismo tiempo que podían mantener diversas relaciones sexuales con otras personas, el aspecto emocional se enfocaba solamente en sus parejas. Se propone, pues, una fórmula de monogamia emocional y poligamia sexual.

Esta particularidad, a su vez, denota uno de los ejes nodales que el entramado de sociabilidades de la troca de casais propone para los sujetos: el consenso. Construido en base al mutuo acuerdo entre ambos miembros, el respeto y el cuidado forman parte de la piedra angular que separa la práctica del intercambio de posibles situaciones de engaño. Este punto es abordado a partir de las lecturas de Maria Luiza Heilborn, recuperando los valores que esta antropóloga propone para la concepción de una conjugalidade igualitária. Desde esta perspectiva, el swing se encontraría atravesado por una doble resignificación, movimiento pensado desde ciertos imaginarios sociales hegemónicos sobre los roles de género. Por un lado, un proceso de “feminización” de la pareja al pensarse de forma equitativa en la toma de decisiones, y el cuidado de sí. Por otro lado, una suerte de “masculinización” presente en la diversificación de encuentros sexuales con terceros. Esta conjunción de elementos nos brinda un panorama para pensar en la producción de acuerdos sociales -dentro del intercambio de parejas- no forzosamente dentro de los parámetros de la exclusividad sexual. Más bien, nos invita a adentrarnos en un mundo en el cual el fortalecimiento del vínculo entre los sujetos se da desde un compromiso mutuo, en un adultério consentido que funciona las veces de una protección contra la infidelidad.

Para finalizar, cabe mencionar que la complejidad y densidad interpretativa de la autora resultan imposibles de exponer en esta breve reseña. La habilidad de la pesquisadora se pone en evidencia en los análisis brindados sobre los comportamientos que marcan las diferencias entre hombres y mujeres en este universo social. Como escribe en su obra: “A lógica de prática do swing aparenta ser a da dominação masculina. Mas por trás dos panos, há também uma experimentação feminina maior e aparentemente mais livre do que a masculina, no sentido de romper com certas barreiras sexuais impostas socialmente” (:189). En este sentido, las páginas de la presente etnografía nos invitan a indagar en esta práctica socio-erótica particular, para vislumbrar así cómo ciertas reglas son trastocadas -la multiplicidad de encuentros sexuales-, mientras al mismo tiempo otras se mantienen -la monogamia emocional.

Este estudio social, como toda etnografía debería apuntar, nos muestra de manera magistral otras posibilidades de relacionamiento, otros mundos sexo-afectivos que nos circundan. El swing no nos habla solamente de sexo, sino también de formas de usar los espacios, las dimensiones geográficas del género, la conformación de parejas atravesadas por marcadores sociales de edad, clase y raza. En definitiva, la troca de casais nos cuenta una historia más de nosotros mismos como sociedad.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    Sep-Dec 2017
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