Resumen
Más de diez años después de la primera etnografía en Bocage, Favret-Saada formula de manera más completa una reorientación metodológica definitiva para la etnografía que toma el “ser afectado” como dimensión crucial del trabajo de campo y del conocimiento antropológico. Como uno de los efectos de este encuentro de la etnografía con la brujería, la brujería deja de ser tomada como un sistema de creencias para figurar como una pragmática del lenguaje. La etnógrafa y su etnografía, a su vez, desplazan el lugar presuntamente invulnerable del sujeto de conocimiento que pasa a dejarse afectar por la relación con las personas y con los mundos que ellas habitan. El objetivo de este artículo es presentar lecciones de etnografía de Jeanne Favret-Saada como contribuciones a la antropología contemporánea. Mi intento es presentar una reflexión según la cual la etnografía Les mots, la mort et le sorts y otros libros y artículos que prolongan la reflexión sobre esa experiencia de campo, exploran una vía de crítica y creación etnográfica fundamentada en la vulnerabilidad del sujeto de conocimiento y, en ese sentido, se presentan como un camino de reinvención de la etnografía no recorrido por el giro reflexivo de la antropología de las décadas de 1980 y 1990.
Palabras-clave:
Etnografía; teoría antropológica; Jeanne Favret-Saada; brujería