RESUMEN:
Desde los años 80 hay una fascinación por el tema del profesor reflexivo/investigador. Sin embargo, poco se dice que esa discusión es parte de otra con mayor alcance. Siguiendo la tradición de la teoría crítica de la sociedad, se discurre sobre algunos presupuestos teórico-metodológicos para reflexionar sobre la práctica docente y la coyuntura escolar desta autora. La violencia y la indiferencia inherentes al proceso civilizador del cual la educación hace parte, y el enfrentamiento de las contradicciones entre el ser y el “deber ser” docente como un antídoto a la reproducción de la barbarie, son centrales. Se utilizaron registros y memorias del periodo de iniciación a la docencia e inserción al ambiente de trabajo (años 2019 y 2020), con atención a mi quehacer docente y un “deber ser profesora” latente en el cotidiano escolar, en sus interconexiones con aspectos sociales y culturales. En el trabajo de elaboración (cognitiva y afectiva) de la experiencia, la poca racionalidad imperante en el espacio escolar fue uno de los puntos clave de análisis, revelándose: en la insistencia en la retorica y los postulados educacionales, al precio de negación de la realidad; en la predominancia del principio de concurrencia, sobre todo entre pares y con singularidades que se refieren a cuestiones de género; y en la dificultad de enfrentarse a la violencia en las clases de educación física. Se cierra con algunas conjeturas sobre la autorreflexión docente, especialmente sobre la urgencia de que en este proceso el principio ético-político se superponga a objetivos puramente instrumentales/performáticos.
Palabras clave:
Experiencia; educación física; teoría crítica de la sociedad